Capítulo 15

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El ambiente se había vuelto sombrío, mucho más de lo que ya era, con Poseidón secuestrado, la muerte de Vannia, Melania tratando de ignorar el hecho de que la atacaron para llegar a mí, Laynna estando presente, pero ausente, y los grados menos en la temperatura, Hefesto sabía en sus huesos que el final estaba cerca.

Ir al instituto no era algo que quisiera hacer, pero su necesidad de encontrar algo de normalidad lo abrumaba; sin embargo, ya nada era normal en su vida y lo confirmó en cuanto puso un pie dentro de su salón.

«Maldición», pensó observando a Ares con Athenea que detuvieron su conversación para fijar su mirada en él.

—Hola —saludó sorprendiendo al par frente suyo y a él mismo.

¿Que mierda le pasaba? ¿De cuanto acá él iniciaba una conversación con ellos? Ok, no era una conversación en toda regla, solo los había saludado, pero aún así él nunca hacía eso.

—Hola —y por supuesto Athenea tenía que devolverle el saludo mientras Ares resoplaba junto a ella.

«Ni que quisiera el saludo de ese idiota», se dijo« mirando a Athenea.

—¿Todo bien? —le preguntó y volvió a maldecir por no poder mantener la boca cerrada, sobre todo con ella.

Hefesto podría parecerlo, pero no era imbécil, había trabajado codo a codo con Athenea durante milenios, conocía su modus operandi a la perfección y el que se haya aliado con personas que obviamente no eran de su agrado significaba que ella sabía más de lo que decía y que no importaba qué o quién haría lo posible por ganar, y Athenea siempre ganaba. Él no se iba a dejar engañar, podían dolerle las bajas que tenía a su lado, pero si eran necesarias para llegar a su objetivo ella no iba a dudar en ningún momento en sacrificarlos.

Y él no estaba dispuesto a ser un peón.

«Aunque probablemente ya lo sea», susurró su inconsciente. Ush.

—Lo estará pronto —le respondió la castaña con un sonrisa que despertó todas sus alarmas— Y por cierto, necesito hablar contigo y con Artemisa.

—No creo que sea una buena idea que converses con Artemisa justo ahora.

—Creo justo ahora es una buena idea que yo converse con ella.

—Tú no sabes... Lo sabes —por supuesto que ella lo sabía— ¿Enserio no puedes tener un poco de compasión?

Athenea se quedó en silencio y lo miró sin decir nada, pero su rostro le decía que sus palabras no "hay cosas más importantes".

—No puedo creer que ni siquiera el que seas humana te haya hecho cambiar un poco.

—¿Y a ti te cambio mucho? —la pregunta salió por parte de Ares, y aunque su tono no denotaba nada su esencia lo hacía, y su némesis en definitiva estaba molesto.

La ironía del año. Ares defendiendo a Athenea.

—Cálmate Ares, él tiene sus motivos para pensar eso —le dijo Athenea alzando una mano entre ambos, antes de mirarlo fijamente—. Se que no confías en mí Hefesto —«no me digas»—, pero quiero que entiendas que yo aquí no soy la enemiga.

—No, solo eres el mal menor por el que todos debemos apostar ¿No?

—Nada en esta vida es fácil y tarde o temprano todo vuelve a encajar en su lugar.

Lo que en palabras reales quería decir que tarde o temprano estaríamos de su lado— Sigue soñando.

Athenea sonrió de lado negando antes de asentir a Ares y pasar por su lado sin decir nada más.

Hefesto [Olímpicos mortales #5]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant