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Una fina melena de cabellos rojos y alborotados, se movían al compás del viento. Mientras que sus pequeñas y cortas piernas se movían con rapidez por las calles de su pequeño pueblo. Esquivando objetos, animales y a las personas que al igual que él buscaban un lugar seguro para estar a salvo.
Tenía demasiado miedo, su corazón latía con fuerza y respiraba de manera agitada mientras intentaba llegar a su hogar. Su madre le había dado la orden de esconderse en casa, en cuanto divisaron una tropa de caballos dirigirse con rapidez al pueblo.

Al principio, Jungkook se había negado a dejar a su madre a la deriva en aquel campo, pero pronto tuvo que obedecer y corrió lo que más rápido pudo hacía su hogar. Dónde podría ocultarse y pasar desapercibido por los "hombres malos".

Desde hacia unos meses, que los mismos hombres recorrían los pueblos más pequeños e indefensos, en busca no sólo de suministros para su ejército, si no que también se dedicaban a secuestrar a los omegas y cachorros que veían.

Afortunadamente, Jungkook había logrado pasar desapercibido, escondiéndose en el establo detrás de un montón de pajas, tal como su madre se lo había enseñado...

Pero quizás su suerte se había acabado ese día.

—¡No! ¡Suelteme!—grito desesperado cuando un hombre en caballo lo cargo a la fuerza sobre este. Comenzó a chillar y a patalear con fuerza para que el hombre lo soltará. Pero cuando no funciono, Jungkook clavo sus dientes sobre la mano del sujeto.

—¡Maldito mocoso!—rugió furioso el hombre al soltarlo de golpe, provocando que Jungkook cayera en seco sobre el suelo. Trastabillando un poco, logró ponerse de pie y seguir su camino hasta donde pudiera estar a salvo. Sintiendo el galope del caballo en su espalda, lo seguía de cerca.

Pronto chillo de dolor cuando una cuerda rodeo su cuello, apretando esa zona y tirandolo al suelo cuando el hombre tironeo de esta.

—¡Vas a aprender a quedarte quieto!—dijo el hombre al bajarse de caballo y tirar de la soga con más fuerza, provocando que Jungkook jadeara en busca de aire y rasguñara aquella zona en un intento por sacarsela de encima.

—¡Dejelo en paz!—la voz de una mujer se escuchó en el lugar y cuando el hombre se giro, fue noqueado de un golpe, cayendo en seco al suelo.

La omega respiró con fuerza, observando impactada por unos segundos lo que había hecho, para luego correr hacía su hijo.

—Tranquilo, tranquilo...—murmuraba la mujer mientras lograba liberarlo. —¿Estás bien? ¿Te hizo algo más?—pregunto preocupada, mientras recorría con la mirada el rostro del cachorro.

—E-estoy bien...estoy bien mamá...—murmuró Jungkook con algo de esfuerzo, mientras se tocaba el cuello, donde una fina línea roja se marcaba allí.

La omega asintió, aun luciendo preocupada y observó alarmada hacía su alrededor. —Bien...tenemos que seguir corriendo ¿de acuerdo Jungkook?...quiero que corras lo más rápido que puedas hasta el establo, no quiero que te detengas por nada ¿de acuerdo?...Jungkook ¿de acuerdo?—insistió la mujer al ver la duda en los ojos del menor, quién asintio un poco despacio.

—Tengo miedo...

—Lo sé, lo sé...Pero nada malo va a pasarte ¿si?...

El cachorro asintió, abrazando fuerte a su madre y moviendo su naricita para olfatear el olor de la omega. Sintiendose mucho más tranquilo después de hacerlo.

—¿Estás listo Jungkook?

—¡Sí!—dijo el cachorro y segundos después ambos comenzaron a correr en dirección al granero, lo mas rápido que podían. Escuchando a lo lejos los gritos y súplicas que las personas de su pueblo emitían ante los "hombres malos" que no mostraban compasión ni siquiera por lo más indefensos.

[CORRIGIENDO] Flor Marchita Where stories live. Discover now