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Cosquillas...

Jungkook estaba sintiendo demasiadas cosquillas en uno de sus brazos. Tanto que le comenzaba a ser incómodo seguir durmiendo o concentrarse realmente en el sueño que estaba teniendo.

Sus ojos finalmente se abrieron de manera un poco lenta, parpadeando, mientras intentaba ubicarse en la habitación. Notó que se había dormido encima del brazo en el que sentía las cosquillas y no solo eso, si no, que seguía estando en el suelo de la habitación.

Con unas cuantas muecas de dolor, logró sentarse y observar aún algo dormido a su alrededor. Jadeó sorprendido cuando se encontró con Taehyung, durmiendo plácidamente sobre la cama. Abrió sus ojos sorprendido cuando divisó resto de sangre en la ropa de este.

En cierto punto no le sorprendía, sabía que Taehyung disfrutaba de lastimar y herir a las personas, aunque si le daba curiosidad de quien pudo haber sido su víctima esa noche. Y se sentía aliviado de no haber sido él.

—¿Estará lastimado? —se preguntó a sí mismo, mientras dudaba sobre si debería acercarse. Finalmente, decidió hacerlo, Taehyung lucía demasiado dormido, por lo que dudaba que despertará, no hasta dentro de unas horas.

Frunció el ceño un poco cuando observó el rostro relajado del alfa, que le daba un toque de inocencia a su persona, aunque Jungkook sabía que en realidad no era así.

"Lindo" fue lo que pensó y se asustó de hacerlo, retrocediendo dos pasos. No se suponía que lo viera de esa manera, debería tenerle terror y asco por lo que le había hecho, sin embargo, una parte de él no lo veía de esa manera y eso lo asustaba.

—No es lindo —se dijo a sí mismo, mientras retrocedía hasta la ventana de la habitación. Al parecer estaba amaneciendo, pues aun estaba algo oscuro y apenas podía verse hacia afuera, además de que comenzaba a hacer frío.

El invierno se acercaba y los días comenzaban a hacerse más fríos con el correr del tiempo. Solo esperaba que ese invierno no fuera tan duro como lo fue en años anteriores.

Él no tenía problemas en pasar el invierno, pero pensaba en las personas que apenas tenían para sobrevivir en su día a día y no quería ni imaginar como estas sufrirían en esas épocas...así como él lo había hecho hacia algunos años.

Jungkook apenas tenía recuerdos de su vida pasada, de su vida antes de llegar al clan Kim y ser adoptado. Había veces en las que escuchaba la voz de una mujer llamándolo en sus sueños e incluso podía verla, parada en frente de él, pero su rostro nunca era visible. Luego, ella simplemente desaparecía, todo se volvía oscuro y frío...y unos gritos se escuchaban a los lejos.

Jungkook siempre despertaba exaltado cuando soñaba con aquella mujer, la cual suponía que se trataba de su madre y la oscuridad en la que desaparecía representaba claramente su muerte.

En ocasiones se preguntaba cómo había sido ella, como habría sido como madre o que vida habría llevado a su lado. Sentía curiosidad por saber más, más haya de los vagos recuerdos de él trabajando en el campo o a ella hablándole.

Pensaba en sí su madre habría luchado para evitar toda aquella situación, su compromiso con el príncipe o si si quiera lo habría escuchado.

¿Sería más feliz a su lado?... Sé lo preguntaba a menudo, pero a la vez se recriminaba por pensar en ello.

Jin y Nam fueron muy buenos con él, lo habían adoptado y lo habían salvado de ser un esclavo del reino, pero además le habían dado un techo donde vivir, comida y ropa. Se suponía que debería estar agradecido con ellos, y claro que lo estaba, pero había veces en las que deseaba regresar con su verdadera familia, aunque sabía perfectamente de que esta ya fue asesinada.

[CORRIGIENDO] Flor Marchita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora