Capítulo 41

2.3K 120 20
                                    

No dejé que tocara el timbre o golpeara la puerta, abrí de golpe, topándome con un húmedo Matt, totalmente mojado.

-Oh, Lee. -susurré, tomando su brazo y tirando de él, metiéndolo a casa. No me interesó y lo abracé, recibiendo también un abrazo.

-¿Estás bien? -preguntó, murmurando en mi oído. Asentí.

-¿Por qué lo hiciste? No quiero que te enfermes. -reclamé, negando desaprobadoramente.

-Dijiste que no te sentías bien, vengo a estar contigo. -dijo con dulzura. Me lancé a sus brazos de nuevo, este chico eran tan tierno, lo amaba demasiado y no quería negarlo más.

-Gracias.

-No agradezcas, enana.

Subimos a mi habitación. Afortunadamente, tenía algo de ropa, propiedad de Hayes, pues había dormido aquí un par de veces.
Le ordené que se cambiara, mientras le preparaba algo caliente para evitar que enfermara de algo por estar bajo la lluvia.
Subí con una taza de chocolate caliente, sabiendo lo tanto que él amaba beberlo en días como estos. Al abrir la puerta de mi habitación, noté a Matthew usando ya los pantalones para dormir del chico de ojos azules, mientras entre sus manos sostenía la camisa, estando con el torso desnudo justo ahora.

Entré, cerrando la puerta tras de mi. Dejé la taza en la mesita de noche junto a mi cama, girándome sobre mis pies para ver a Matt.

-¿Te sientes bien? -pregunté con cierta preocupación. Él asintió.

-Eso creo. Sólo..entremos a la cama, ¿si? -pidió. No pude evitar soltar una pequeña risita, asintiendo.

-Claro, ya que hayas bebido por lo menos un poco del chocolate que te preparé. -sonreí suplicante, señalando la taza que poco después observó. Él soltó una pequeña risita, poniéndose de una vez la camisa.

-Con gusto. -dijo sonriendo ampliamente, yendo por la taza para después darle un sorbo.

Después de un par de minutos, entramos a la cama, cubriéndonos con las cálidas cobijas para calentarnos un poco ante tanto frío.
Matt rodeó mi cintura con ambos brazos, juntándonos lo más posible, y a su conveniencia.
El tiempo pasaba y yo aún no podía conciliar el sueño. Tenía esa horrible manía de pensar en todo tipo de cosas antes de dormir, no podía evitarlo.

-Matthew.. -susurré, esperando que estuviese despierto.

-¿Mmh?.. -sonaba adormilado, así que supuse que lo había despertado.

-¿Te desperté? -cuestioné, acomodándome para tener una mejor vista de su bello rostro.

-Si, pero no importa. -susurró con aquella voz ronca que erizaba mi piel al sólo escucharla.- ¿No puedes dormir? -preguntó, pasando una de sus manos por mi cabello, mientras yo negaba con la cabeza.

-No puedo dejar de pensar. -murmuré.

-¿Pensar en qué?

-Todo. -resoplé.- Shawn..tú y yo..mi vida. -respondí, dando un más que hondo suspiro.

-¿No te agrada tu vida? -frunció el ceño.

-No es eso. Es que..he cometido bastantes errores que han dañado a las personas a mi alrededor. -dije, mordiendo mi labio inferior al recordar cada uno de ellos.

-De los errores se aprende, ¿no? -alzó ambas cejas en mi dirección. Asentí.

-Si, pero.. -me interrumpió.

-Todo servirá de enseñanza.. Las cosas pasan por un motivo. -se encogió de hombros.- Tal vez el que te conociera tenía como motivo que serías mi gran amor. -susurró, esbozando una sonrisa al decirlo.

-¿Soy tu gran amor? -pregunté, sin poder evitar sonreír también. Él asintió.

-Lo eres.

-Tal vez el motivo de mudarme a California fuiste tú..aunque aún no supiera de tu existencia.. -asumí, manteniendo mi mirada directo a sus lindos ojos que tanto me encantaban.

-Obras del destino quizá. -dijo.

-Puede ser.

-Te amo. -susurró sin previo aviso, para después inclinar su cabeza y jalar de mi a él uniendo nuestros labios en uno de los más tiernos besos que me pudiese dar.

La lentitud de este me hacía desear que jamás terminara, si fuese por mi, me quedaría así el tiempo necesario. Era asombroso sentir como encajaban perfectamente nuestros labios. Cada que me besaba podía sentir una revolución en mi estomago, las llamadas mariposas.

California me había traído demasiadas cosas buenas. Mudarnos pudo haber sido una de las mejores decisiones que mamá pudo tomar. Tal vez pueda sonar exagerado, pero es así.
Aquí conocí a el chico de mis sueños, al que no buscaba pero encontré, y agradezco tanto por ello. Tenerlo a mi lado significan los mejores momentos de mi vida. Es impresionante darse cuenta lo mucho que me ha enseñado. Él me hizo saber que mi felicidad siempre será primero, y ahora sé que para que mi vida sea completamente feliz, lo necesito a mi lado. Su presencia conmigo me ilumina mis días, y me siento tan estupida por haberme negado a tal idea tiempo atrás.
{...}

MESES DESPUÉS

-¿Nos vamos? -preguntó Matt, extendiendo su mano hacia mi. Usaba ropa elegante, no demasiado, pero su más de la que solía usar. Sonreí ampliamente, asintiendo.

-Por supuesto. -dije, tomando su mano. Por mi parte, yo usaba un lindo vestido que llegaba un poco arriba de mis rodillas color rosa pastel, no era de aquellos que se pegaban a tu piel, al contrario, tenía una falda bastante holgada, pues no eran de mi agrado los vestidos que no te dejan moverte libremente,ew.

Vestíamos así porque Matt me había invitado a salir. Realmente no es nuestra primera cita, podría decir que antes hemos salido un par de veces, pero aún no hay nada entre nosotros oficialmente.
Pero hoy, hoy me había pedido vestir así, pues quería que esta noche fuese especial. No tenía la menor idea de qué podía esperar de él, sabía que me sorprendería, este chico era muy espontáneo y detallista.

Salimos de casa, no sin antes haber pedido a Grayson que tomara una foto de ambos.
Matthew fue tan caballeroso, abrió mi puerta y me ayudó a subir. Los chicos así son los mejores.
En nuestro camino a..no tengo idea, no paramos de charlar sobre cosas tontas y sin sentido alguno. Así eran nuestras conversaciones, nada nuevo.

Al llegar hasta lo que parecía ser nuestro destino, Matt repitió el proceso, ayudando ahora a bajar. Y nos encontrábamos frente a un edificio, el cual sinceramente no sabía de qué era.
Entramos a él, caminando hasta el elevador y subiendo. Primer piso, segundo piso, tercer piso...¿cuántos pisos subiríamos?.
Antes de bajar de el elevador, Matthew colocó una venda sobre mis ojos contra mi voluntad, diciendo que era necesario.
Tomó mi mano, guiándome por el camino fuera del elevador y en dirección a la sorpresa que me esperaba.

-¿Ya puedo quitarme esto? -pregunté, manteniendo una de mis manos frente a mi para no llegar a chocar con algo.

-No, espera un poco. -dijo Matt.

-Ah, Matt, voy a morir de la curiosidad. Quítame esto. -rogué.

-No, no sean tan ansiosa, espera, falta poco. -anunció.

-Bien. -resoplé.

En el momento en que paramos de caminar, supuse que habíamos llegado. Sentí como el chico a mi costado daba un gran suspiro, mientras yo esperaba a ser librada de esto. Ahora sentí sus manos en la parte posterior de mi cabeza, desatando el nudo de la venda.

Waiting for this love » Matt EspinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora