Capítulo 37

2.2K 139 3
                                    

Ver los cafés ojos de Shawn me reconfortaba un poco, hasta que me miró, fue ahí donde sentí como si me apuñalaran. Mi respiración se agitó un poco, sintiendo mi pecho subir y bajar a un ritmo más rápido de lo habitual.
Deseaba poder decir algo, pero estaba congelada, no podía hablar o hacer algo.

-Me alegra que hayas despertado, Shawn. -dijo Matthew, rompiendo el silencio que inundaba el lugar. Todos simplemente esbozaron una suave sonrisa, pero yo aún seguía casi inmóvil, esperando su respuesta. Shawn sólo sonrió débilmente, haciéndome sentir algo tranquila.

-A mí me alegra verlos a todos aquí. -dijo con dificultad, su voz estaba ronca. Solté el aire que contenía al oírlo decir aquello. No pude evitar curvear mis labios en una pequeña sonrisa.

Después de eso todo continuó bien, los chicos siguieron charlando y animando un poco el momento con algunas bromas entre si. Yo había tomado un asiento que estaba algo alejado de la camilla, mientras tenía a un lado a Matthew. Me sentía tan tonta por no tener el valor de pedirle perdón frente a todos, simplemente no podía.

Pasamos ahí dentro al menos una hora, siendo ahora las 09:00 pm. Todos dijimos a la señora Mendes que debía ir a casa a descansar un poco, se veía tan agotada. Aseguramos que cuidaríamos muy bien de su hijo, que no se debía preocupar. Ella sonrió agradecida y acepto nuestra propuesta. Por nuestra parte, nosotros pasaríamos la noche tumbados en el suelo o en los pocos asientos que habían en el hospital.
La puerta de la habitación se abrió, dejando a la vista a el doctor.

-Chicos, es hora de que Shawn descanse un poco. -anunció. Asentimos en concordancia.- Alguien puede quedarse a pasar la noche con él, pero sólo uno de ustedes, ¿bien?. -advirtió el hombre. Ahora todos nos mirábamos unos a los otros, tratando de decidir quien tendría la oportunidad.

-Supongo que Nash debería.. -opinó Aaron.

-Claro, yo me quedo. -dijo el de ojos azules encogiéndose de hombros.

-Me gustaría que ______ se quedara. -intervino Shawn, llamando nuestra atención. ¿Yo?.

-¿Estás seguro? -logré preguntar. Él simplemente asintió. Mordí el interior de mi mejilla, ¿por qué quería que yo me quedara?.- Lo haré. -susurré.

-Bueno, ______, si llegan a necesitar algo, sólo llámenme, ¿bien? -dijo el doctor, alzando ambas cejas en dirección a nosotros dos. Asentí.

-Claro, gracias. -traté de sonreír.

La habitación quedó casi vacía con la salida de los chicos, dejándonos sólo a Shawn y a mi. Me giré a él para observarlo, me dolía demasiado verlo así, tan débil y herido. Tomé uno de los pequeños sofás, arrastrándolo más cerca de Shawn, para después sentarme. Él me observaba fijamente, y yo sabía que pronto rompería en llanto o algo parecido.
Estuve al menos dos minutos mordisqueando mi labio inferior, hasta que decidí que era ahora o nunca.

-Shawn.. -susurré tímidamente, observando mis manos.

-¿Si?

-Perdóname. -pedí, subiendo mi mirada a él.- Por favor, discúlpame. -rogué.

-¿Sabes algo? Tal vez te parezca imposible, pero oí todo lo que me dijiste en la tarde. Sabía que eras tú, tu dulce voz es inconfundible. -susurró con algo de dificultad, pero mejor que antes. Por dios, ¿enserio me había oído?.

-Oh, Shawn.. Yo.. No sé qué decir.. -dije, tropezando con cada palabra que salía de mi boca. Sentí mis ojos humedecerse, anunciándome que no aguantaría demasiado.- Agradezco profundamente que te hayas atravesado en mi vida. -reí sin humor, bajando de nuevo mi mirada a mis manos, mientras jugaba con mis dedos.- Agradezco tanto haber sido tan afortunada por tener a un chico como tú conmigo. Pero me odio demasiado por n haber correspondido a ese amor. -dije, sintiendo caer la primera lágrima.

-Entiendo.. Sé que nadie puede obligar a su corazón a amar a alguien. Nadie decide de quién va a enamorarse. -murmuró.

-Yo..yo sólo quiero saber que tú me disculpas, que no me odias. Porque si lo haces, yo jamás me lo perdonaría. -negué rotundamente a la idea de vivir así.

-No lo hago. Simplemente no podría. -dijo, moviendo su mano con lentitud, hasta poder tomar la mía y hacer que lo observara a los ojos.- Te perdono. -susurró, dedicándome una pequeña sonrisa, llena de su peculiar brillo, el cual sólo él poseía.

-Gracias. -dije, acompañado de un sollozo involuntario, mientras las lágrimas se aproximaban.- Te quiero, y mucho. -murmuré, tratando de darle una sonrisa, que con dificultad salió.

-Yo más, linda. -susurró.

-Descansa.

La tranquilidad volvió a mi. Oírlo decir aquello me hacia sentir mejor.
Él cerró sus ojos poco a poco, cayendo en un profundo sueño, descansando. Por mi parte, me quedé observándolo, siempre me había parecido uno de los chicos más lindos que jamás había visto, pero eso no logró enamorarme, sólo me hacía apreciarlo y quererlo demasiado.
{...}

Me fue difícil dormir, los recuerdos me habían invadido la mayor parte de mi noche. Como aquella vez que nos conocimos, o todas las veces que salimos juntos a divertirnos, incluso aquella noche que me preparó una de las citas más hermosas y dulces.
Abrí mis ojos con lentitud, sintiendo aquel ambiente de hospital que tanto odiaba. Las blancas paredes de la habitación iluminaban el lugar. Llevé mi mirada hasta Shawn, notando que nuestras manos seguían unidas. Di un hondo suspiro escuchando el horrible "bip, bip, bip" de la maquina que contaba sus latidos.
Me acomodé en el asiento, sin soltar su mano, de hecho la tomé aún más fuerte.
El molesto ruido fue haciéndose menos constante, el sonido que emitía se hacia lento, hasta que los "bips" se alargaron a uno sólo. Mi corazón comenzó a latir con rapidez, haciéndome sentir que se saldría de su lugar. Llevé mi mirada a la pantalla de la maquina, que mostraba una sola raya que me estremeció. Volví mi mirada a Shawn, sintiendo mi respiración agitarse descontroladamente.

-¿Shawn? ¿Shawn? -le llamé, buscando despertarlo.- Shawn, despierta. ¡Shawn! -grité.

Volví la mirada a la maquina que seguía emitiendo el largo "bip" que inundaba la habitación y me ponía nerviosa. Mis manos comenzaron a temblar y mis ojos a humedecerse demasiado hasta que la lagrimas cayeron por mis mejillas sin control.

-Despierta, por favor ¡Shawn! ¡Responde! -rogué entre sonoros sollozos.

Me puse de pie, corriendo hasta la puerta y abriéndola. Salí de esta comenzando a llamar a gritos a un doctor.

-¡Ayuda! ¡Doctor! ¡Por favor! ¡Rápido! -grité lo más fuerte posible, sintiéndome un poco mareada.- ¡Venga, se lo suplico! -grité de nuevo, volviendo a la habitación.

Shawn no despertaba y eso me alteraba demasiado, mis nervios me comían viva. Seguí gritando en busca de ayuda, mientras tomaba de nuevo su mano.

-Vas a estar bien, Shawn. Vas a salir de esta, te lo prometo. -dije, esperando que pudiese oírme.

De pronto, por la puerta entró el doctor encargado de Shawn, escuchando la maquina hacer aquel sonido que hubiese deseado no escuchar.
Se acercó a él, tomando su estetoscopio y haciendo lo que debía.

-¿Qué fue lo que pasó? -preguntó mientras hacia su trabajo.

-No lo sé, sólo..sólo desperté y esa maquina comenzó a hacer ese molesto sonido. -dije, aún alterada y nerviosa.

Después de aquello, a la habitación ingresaron un par de enfermeras, que comenzaron a atender las indicaciones del doctor. Una de ellas fue sacarme de la habitación, a lo cual me negué rotundamente. No lo haría, debía quedarme, ¡necesitaba quedarme!.
A empujones lograron sacarme, cerrando la puerta frente a mi.

Waiting for this love » Matt EspinosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora