38. En caso de emergencia, rompa cuellos

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Capítulo 38. En caso de emergencia, rompa cuellos

Resiste hoy, mañana será un día dulce en recompensa.

Solo han pasado dos días desde que arrestaron, oficial y judicialmente, a Kral Bellucci, y la televisión no deja de recordarme lo que hice.

El ruido se hace eco cuando me siento en la sala con una taza de té. 

—Dorian Black dió una declaración sobre la posible alianza de Kral Bellucci con los rusos y el narcotráfico que ha incrementado en los últimos años…

—Bla, bla, bla. Sí, sí. —Pongo en mute la televisión cuando Dorian Black se pavonea frente a las cámaras. 

La pantalla de mi celular se enciende con un mensaje de aviso que estoy llegando tarde a mi clase. 

Dejo caer la cabeza contra la tela del sillón. 

Cansada. 

Disgustada. 

Cierro los ojos, dejando que mi cabeza se aliviane. Ahora no solo tengo que preocuparme de que alguien me quiera matar, sino de hacer deberes. 

Ya no quiero estar en la universidad.

Mi celular vibra y ahora es un mensaje de Verónica.

"La prueba es hoy???"

¿Prueba? Oh, increíble. 

Me levanto con las ganas por el suelo y salgo del departamento, directo al garaje para llevar uno de los autos que Teinner no usa.

Los asientos de cuero se sienten muy bien contra la piel de mis brazos desnudos. Salgo hacia la luz luminosa que me quema los ojos. Bajo las ventanas y conduzco por la ciudad. 

El tráfico me deja atascada a medio camino de la universidad. Eso debe ser una señal bastante clara. 

Los de tránsito están desviando los autos hacia la derecha y me arriesgo saliendo de las filas atestadas. Sigo a los pocos autos que siguen el mismo camino que indica el hombre. 

Acelero por la calle de un solo carril, adentrándome a la zona rural llena de árboles y áreas verdes. 

El auto frente a mí frena a raya, dejando marcas en el piso y se gira cerrándome el paso. 

Coloco los pies en el freno antes de chocar contra el auto. Mi cuerpo se sacude hacia el frente por la fuerza y mi cabeza retrocede hasta chocar contra el asiento. 

—¡Qué mierda le pasa! 

Hago un intento de abrir la puerta, pero un movimiento por el retrovisor me detiene. Dos autos más derrapan, cerrando el paso por mi espalda. 

Las puertas se abren y varios hombres salen con armas, sin acercarse y disparan. 

Me escondo contra el otro asiento, tanteando bajo los asientos por armas. 

El sonido de las balas suena como una lluvia furiosa. El metal está reteniendo las balas, pero las ventanas no van a aguantar tanto. 

—Vamos, vamos. 

Mis dedos rozan metal y sujeto la pistola cargada que Teinner siempre tiene disponible. 

Una sombra se cierne a mi lado del auto. Veo el bate de metal antes de que llegue el golpe. El sonido del vidrio rompiéndose me alerta. 

El hombre intenta romper la ventana con el bate. Con un maldito bate. 

—Carajo. 

Compruebo las balas, pero no son suficientes. Son demasiados hombres, están bien armados. 

Barracuda ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora