22. Hora del show

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Capítulo 22. Hora del show

Ten cuidado de tus enemigos, les encanta disfrazarse de amigos. 

Estoy en alerta.

Todo mi cuerpo está en alerta. Como un gato concentrado en atacar al ratón, solo que yo no quiero atacar a nadie. 

Quiero descubrir lo que Seanna está tramando. Porque sé que algo va a suceder.

La sonrisa de anfitriona, los besos gentiles en las mejillas, las palabras dulces y correctas, la dulzura al tratar a los invitados; todo eso me parece una farsa completa.

¿Qué es lo que oculta? ¿Qué estaba planeado con Viktor De La Rosa? 

No conozco a Víktor de mucho, más por el nombre que de cara. Algunos eventos ocasionales, algunas charlas incómodas. 

Nunca volví a encararlo después de que Sebastiano me obligó a que le contara lo que ví a su esposa hacer con uno de los instructores de su hija. 

Estoy hiperventilando de la sensación de que algo sucederá y no descubro aún, si debería evitarlo o unirme. 

La verdad, no debo pensarlo mucho. Porque me uniría sin dudarlo.

—¿Qué sucede? Estás muy inquieta y no de la forma que quisiera —susurra Teinner, con sus labios pegados a mi oreja como es estuviera dejando un beso. 

—Vi a Seanna con Víktor.

Frunce el ceño, mueve la cabeza con disimulo hacia el gentío que sigue conversando en su mundo perfecto, y regresa la mirada hacia mí. 

—No encuentro a Tai —me dice como si aquello me diera una respuesta. 

Ahora es mi turno de girar, buscar entre los rostros. Me detengo en Seanna que sigue en alguna calurosa conversación con los socios de su padre y continúo buscando. 

—¿Por qué buscas tanto a Tai? 

—Porque él no desaparece de la nada. Debe estar planeando algo. 

Los cables se conectan, encuentro a Seanna que me sonríe de lado como si fuéramos viejas amigas que se reencuentran. 

Eso es lo que estabas diciendo a Víktor. Su conejillo de indias es Tai. 

—¿En dónde estabas? —El gruñido de Teinner me hace mover la cabeza hacia donde está dirigiendo su rabia encubierta. 

Thomas voltea los ojos con aburrimiento, toma un poco del vino y lo deja a un lado sin mirarnos. 

Sujeto la mano de Teinner, llamando su atención porque necesitamos buscar a Tai. 

—Estaba reuniendo fuerzas —respondo por Thomas. 

—Reuniendo aliados. —Thomas me guiña un ojo—. Uhm, Cali, tiene una mente muy abierta. 

—¿Has visto a Tai? —pregunto en respuesta. 

La ceja alzada de Thomas señala hacia una esquina. Sigo la dirección hasta ver a Tai, acomodado a un lado de uno de los pilares, hablando con un hombre de la familia De La Rosa. 

Me suelto de Teinner, me dice algo a la espalda pero lo ignoro, caminando hacia donde Tai está parado. 

Le toco el hombro, dando una sonrisa de pena al hombre De La Rosa. 

—Eh, Tai. Necesito hablar contigo. 

El hombre De La Rosa se aleja, inclinando la cabeza hacia mí, como una forma de respeto. 

Barracuda ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora