38. Olor a pólvora

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Capítulo 38. Olor a pólvora

La parte más hermosa de toda esta historia, es que ella se encontró a sí misma sin haberse estado buscando.


Me he quedado rezagada en la camioneta, sentada junto a Teinner que tiene la mirada fija al frente, hacia donde los demás autos están avanzando con rapidez.

Puedes oler la adrenalina en el aire, como una espesa nube.

—Espero que Tai esté bien —murmuro atrayendo la mirada de Thomas. Este bufa como si lo que dijera fuera estúpido.

—Él va a estar bien. Yo me preocuparía por quién se mete en su camino.

Inclino la cabeza para verlo en el asiento delantero, está de copiloto alistando un arma que parece muy sofisticada.

No es que sea una experta en el campo, pero no había visto ningún modelo como ese. El diseño tiene una luz roja y un lente para visualizar desde lejos. Las balas son de colores, intuyo que cada una cumple con una función diferente.

Thomas está llenando de unas balas doradas que parecen más gruesas que las normales.

—¿Por qué lo dices?

—Tai estuvo en el ejército después de que se graduó de la universidad. Después de eso, un tiempo en la marina, es como una máquina asesina —me informa Teinner.

—Una máquina asesina bien vestida —concluye Thomas con una tono de burla—. El maldito me dejó una marca en la pierna de por vida cuando me llevé uno de sus autos sin permiso. Y lo hizo solo con su mano. Así que —mira hacia atrás, donde estoy sentada—, no te preocupes por él.

—Aprendí muchas cosas de pelea con él.

Me mantengo callada, procesando la información.

¿Por qué me uso de cebo? Es un estúpido. Solo quería jugar conmigo. Tiene entrenamiento militar y me usaba como entretenimiento.

Sacudo la cabeza viendo hacia el lado. Una sacudida me hace golpear contra la puerta y el sonido viene después. Una explosión se ha dado a lejos, cerca de la casa donde debe estar Tarja atrapada.

—Ese debió haber sido Tai. —Teinner coloca algunos cuchillos en las piernas, cerca de sus botas pesadas—. Quédate aquí.

No discuto con él. Prefiero quedarme donde sé que voy a tener más posibilidades de vivir.

El auto se detiene y el movimiento hacia los lados me indica que los hombres irán a pie.

Teinner abre la puerta, pero se detiene y se da la vuelta. Sus ojos azules lucen increíbles, aunque solo percibo rabia y temor.

—Ten cuidado. —Y sus labios chocan contra los míos, de forma agresiva, exigentes.

Lo siento profundamente, el miedo de saber que puede morir. Se aleja cerrando la puerta, sin darme la oportunidad de decir nada.

Subo la cabeza para ver a Thomas que me mira con dureza, casi comparado con su hermano, pero no es hacia mi esa mirada y eso me hace estremecer.

—Sólo... Ten cuidado.

Cierra la puerta tan duro que el conductor se altera, me mira por el retrovisor cómo si intentara descifrar quién soy para ponerlo de ese humor.

Y me quedo quieta, jugando con mis dedos sobre las piernas, esperando que algo malo no suceda, aunque dudo que eso no haya pasado ya.

Abro la puerta, dejando un pie dentro el auto viendo hacia los dos Klein que corren detrás de los demás hombres. Se escuchan disparos y me agacho, porque los disparos están llegando hasta donde estoy y algunas personas caen.

Barracuda ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora