Extra VIII

367 31 44
                                    

No se pasen que actualicé

Giulia parpadeó varias veces mirándose al espejo.

Pronto hizo una mueca.

—Realmente no soy mucho de vestidos...

Detrás de ella un chico un poco más alto que ella y de cabello castaño rio levemente.

—Te vez bien, Giulia, el verde resalta tus ojos.

—Prefiero volver a mis pantalones pesqueros, Luca, gracias.

—Solo será una noche.

Santa mozzarella. Repíteme por que acepté usar esto.

Luca sonrió poniéndose detrás de su amiga para acomodarle una pequeña flor en su oreja, observandola con un cariño fraternal.

—Por qué es la coronación de Gus, es importante estar ahí para él.

—¿Con todo y vestido?

El castaño asintió solemnemente.

—Con todo y vestido.

Luego de un par de quejas más que no llegaron a ningún lado, ambos chicos bajaron hacia la cocina donde un alegre Massimo parecía estar preparando su famosa pasta al pesto.

Papà ¿estás cocinando justo ahora?

Por un momento, el grandulón pareció avergonzado.

—Es que... es un día importante para Gustavo y... me pidió de regalo una gran porción de esta pasta cuando este día llegara así que... promesa es promesa, Giulietta.

Antes de que cualquiera pudiera responder, la puerta se abrió con un estruendoso ruido, sobresaltando a los presentes.

—¡Ya es hora chicos!

Giulia rodó los ojos al oír el suspiro enamorado de Luca a su lado antes de mirar el atuendo de Alberto.

Su cabello, aún con el mismo estilo de cuando era pequeño, se veía peinado por primera vez en... ni hagamos cuentas, llevaba un pantalón de vestir negro y una camisa blanca abierta de los primeros cuatro botones de arriba, las mangas arremangadas y... nop, no llevaba zapatos.

Se veía atractivo, tal y como su pareja.

La pelirroja sintió algo de envidia al ver a Luca y Alberto perderse en la mirada del otro en cuanto se vieron, parecían —y estaban— tan enamorados que era lindo verlos juntos, aunque, con los años, la pareja ya no sólo se veía tierna, y no es que a Giulia le interesara ninguno de ellos —iugh, no, eran como sus hermanos— pero no era sorda, había escuchado todo tipo de murmullos en su escuela sobre los tipos más lindos y guapos.

No era de extrañar que Luca fuera considerado el más lindo y Alberto el más guapo.

Obviamente ninguno de aquellos que admiraban la belleza de los chicos sabían que esos dos ya estaban apartados y que eran el uno del otro y probablemente así sería para siempre.

Giulia amaba a ambos, eran sus mejores amigos y estaba feliz por ellos, pero no negaba que sentía algo de envidia cada vez que los miraba siendo tan... cursis y románticos y... felizmente enamorados.

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoWhere stories live. Discover now