Capítulo 7: Egoísmo Humano

4.5K 639 1.4K
                                    

¿Creen que pronto lleguemos a los mil votos? :'D

Después de que Gustavo hablara con su padre le dio una sonrisa de lado mientras se despedía del mayor, quien había sido llamado para un asunto urgente.

Para la suerte de Luca, Gustavo no lo había delatádo.

—¡Ya puedes salir! —exclamó el joven cuando su padre se había alejado lo suficiente de ambos.

—E-eh, puedo explicarlo —tartamudeo Luca.

—O es una casualidad que te parezca tanto al intruso que dijo mi padre —hablo Gustavo sin prestar atención al chico—, ó eres exactamente el mismo.

Luca miró avergonzado al joven.

—La segunda.

—¡Entonces que haces aquí todavía! —grito Gustavo, alarmado—, no te voy a delatar, pero si te quedas aquí un minuto más no saldrás vivo de esta.

Luca se alarmó.

—E-es que... no puedo —negó—, mi amigo Alberto... es a él a quien tienen capturado.

Gustavo apoyo una de sus manos sobre el hombro de Luca y lo miró con tristeza.

—Probablemente tú amigo ya esté muerto.

Luca sintió sus ojos humedecer.

No... eso no podía ser cierto, ¿Alberto? Su valiente, leal y dulce amigo, ¿se había ido?

—¿Qué...?

Unos segundos después el chico empezó a reír fuertemente desconcertado a Luca.

Definitivamente Gustavo estaba loco.

—Debiste de ver tu cara —se burló—, ya, amigo, no llores o me vas a hacer sentir mal —dijo haciendo un pequeño puchero.

Luca miró irritado a Gustavo.

—¡Esto no es gracioso! ¡Alberto es alguien importante para mí y no pienso dejarlo solo!

El joven dejó de sonreír al orí a Luca.

Parecía hablar en serio, muy en serio.

—Ya, lamento lo de hace rato —se disculpo, esta vez arrepentido—. Es solo que mi padre suele hacer pagar a quién atrapa por algo que hizo en contra de las raglas, tu amigo no estará a salvo hasta que cruce de nuevo el límite.

—Entonces llévame con mi amigo —ordenó Luca.

Gustavo se rasco la nuca haciendo una mueca.

—No es tan fácil... La seguridad en la cueva será difícil de pasar...

—No importa lo que hagamos —lo interrumpió Luca—, o que tan peligroso sea, no dejaré a Alberto aquí ni en sueños.

Gustavo sonrío de lado.

—Quieres mucho a ese chico, ¿eh?

Luca se sonrojo.

—E-es mi mejor amigo —respondió avergonzado.

—Bien —asintió Gustavo—, si tanto quieres salvar a tu mejor amigo tendrás que confiar en este chico que acabas de conocer.

Luca iba a preguntar a qué se refería cuando el mayor grito a todo pulmón:

—¡EL INTRUSO! ¡EL INTRUSO ESTA AQUÍ!

Rápidamente algunos monstruos marinos parecidos a Gustavo, pero vestidos con una especia de armadura, nadaron hasta llegar a Luca, quien al haberlo tomado desprevenido, no alcanzó a huir de allí.

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoWhere stories live. Discover now