Epílogo

2.2K 282 1.1K
                                    

Dedicado a: Todos ustedes ♥️

🔹 🔹 🔹 🔹 🔹 🔹 🔹 🔹 🔹

El buen clima en Portorosso anunciaba los ya clásicos días de verano.

Las personas caminaban por las calles hablando entre sí, riendo y disfrutando de esa hermosa mañana.

O al menos lo hacían antes de escuchar unos fuertes gritos y ver a dos figuras bajar apresuradamente por la colina.

Sabiendo lo que se aproximaba, cada persona se coloco lado a lado de la calle para no estorbar a aquellos dos que corrían, la figura más pequeña persiguiendo al mayor.

—¡Abran pasó! —grito un hombre de tez morena sin darse cuenta que su camino ya estaba despejado.

Volteo levemente su cabeza y sonrío de lado al ver a la pequeña niña deteniéndose un segundo para recuperar el aire.

—¡¿Ya te rendiste?! —grito burlon disminuyendo su andar.

—¡Claro que no! —contestó ella volviendo a correr ocasionando que su rubio cabello se balanceára de un lado a otro.

El hombre rio.

Era igual de terca que su padre.

Corrieron hasta la orilla del mar donde el mayor terminó frenando para evitar caer al agua.

La niña lo alcanzó rápidamente atrapándolo de la cintura.

—¡Te tengo! —grtio soltando una pequeña risa—. Te dije que lograría atraparte, tío Gus.

Gustavo, aun respirando agitadamente (seguía siendo pésimo para correr), sonrío.

—¡Oh no! ¡He sido vencido por una niña! ¡Mi honor ha sido... aplastado! —exclamó dejándose caer en la arena en un gesto dramático.

La pequeña rubia rio levemente.

—Prometo no decirle al tío abuelo de esto.

—¡Oh, gracias, gracias, humilde caballera!

La niña iba a hablar cuando ambos escucharon detrás suyo gritar:

—¡Alessandra!

Los dos se sobresaltaron.

—Oh oh.

—Si preguntan; yo no fuí —dijo Gustavo antes de entrar al agua.

La niña bufó.

—Traidor.

—¡Alessandra! —otro hombre, bien parecido a Gustavo a excepción del color de ojos y peinado, se detuvo frente a la pequeña cruzándoce de brazos—. ¡Mira tu vestido! Tu papá va a matarte por mancharlo de lodo y después me matará a mí por dejarte ensuciarlo.

Alessandra hizo un puchero.

—¡Fue culpa del tío Gus! ¡El me tiro al barro!

Su padre bufó.

—Gustavo ni siquiera está aquí.

—¡Estaba, pero huyó dejándome sola!

El hombre iba a hablar cuando vio a lo lejos una cabellera asomarse entre el agua.

Sonrío de lado y se agachó para tomar una roca de la arena.

Apuntando, aventó la roca dándole justo en la cabeza a Gustavo quien se quejo saliendo del agua y convirtiéndose en humano al instante.

—¡Estúpido Alberto! ¡Si me dolió!

—Eso te pasa por cobarde —respondió Alberto dando un gruñido.

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoWhere stories live. Discover now