Capítulo 16: ¿Dónde Está?

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Dedicado a: https_dulce_uwu
Por llegar primero 😗✨

🔹🔹🔹🔹🔹🔹🔹

—¡Corre!

—¡Eso intento!

—¡Dejen de hablar ustedes dos y sigan!

Alberto bufó.

—¡Eso estamos haciendo!

—¡Allá están! —señaló aquel cazador siguiendo al trío de monstruos marinos— ¡Atrápenlos!

—¡Esto fue mala idea! —exclamó Luca sosteniendo su muñeca lastimada.

—¡Ahí esta el tren! —señaló Bruno.

—¡No vamos a llegar! —miró el menor como el tren aceptaba a sus últimos pasajeros.

—¡Si lo haremos! —Alberto tomó la mano de su pequeño y ambos corrieron detrás de Bruno tratando de llegar a aquel tren que estaba a punto de cerrar sus puertas, los cazadores corrían detrás de ellos mientras los tres trataban de no vomitar su poco almuerzo de esa mañana.

Habían decidido que saldrían en tren directo a una ciudad que los llevaría a Portorosso. El agua no era una opción pues aquellos hombres que los perseguían habían estado vigilando el primer lugar a donde un monstruo marino iría; el océano.

Y entonces ¿Por qué los persiguen? Denle gracias al hambre.

Los tres despertaron gracias a sus estómagos que rugian por algo de comer.

Salieron de la casa de Bruno y se dirigieron a un pequeño establecimiento donde pensaban desayunar. Los pobres apenas lograron darle unos bocados a su comida cuando los mismos cazadores que los buscaban entraron al lugar por algo de comer encontrándose cara a cara con el trío de monstruos marinos.

Y así es como llegamos a esta persecución, donde apenas Bruno, Alberto y Luca lograron salir ilesos subiendo al tren para escapar de aquellos hombres.

—¡Estoy muerto! —exclamó Alberto dejándose caer exageradamente en un asiento de los del tren.

Luca se sentó frente a él respirando agitadamente.
—Eso... fue... increíble.

Al terminar de hablar ambos amigos se miraron y comenzaron a reír fuertemente gracias a sus caras completamente sonrojadas por la corrida anterior y sus expresiones de cansancio.

Bruno los miró extrañado.

—¿Están bien?

Los dos amigos asintieron.

—Iré a confirmar nuestros boletos —señaló el mayor—. Quédense aquí y no hagan nada que los meta en problemas.

—Prometido —dijeron ambos jóvenes a la vez.

Bruno achicó sus ojos mirándolos con desconfianza antes de caminar fuera de aquella cabina.

—¿Cómo está tu mano? —preguntó Alberto al ver la muñeca vendada de Luca.

—Bien, creo. Me duele un poco.

—Déjame ver.

Luca acercó su mano hasta la del mayor, dejándolo tomarla y quitarle la venda con mucho cuidado.

—Parece que está bien —dijo el moreno mirando la muñeca del pequeño.

—Tu padre me dijo que se curaría pronto.

—Me alegro.

Volvió a vendar su mano, pero no la soltó.

Miraba la palma del castaño como si tratara de un tesoro y la acaricibia como si se tratase de un pétalo suave de una flor.

Tal vez... ¿te quiero? Luca y AlbertoWhere stories live. Discover now