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Había pasado una semana desde la tragedia de Cedric Diggory. Claire y Victoire se habían marchado a Francia el mismo día de la tragedia. Durante su estancia, la abuela Luna y el abuelo Martin fueron muy atentos. Les cocinaban el desayuno cada día, les contaban sus viejas, pero inigualables aventuras, se las llevaban de excursiones....

Tras tres días de la tragedia, Victoire respondió la segunda carta de su novio. Era alrededor de las doce de la noche. Hacía algo de aire y Victoire se puso una chaqueta fina de algodón rosa por encima de los hombros, mientras, sentada en su escritorio, respondió a la carta.

"Hola Draco, respondiendo a tus cartas no, no está bien. Apenas sale de su habitación y cuando lo hace está de muy mal humor...No sé qué hacer para sacarle ni que sea una sonrisa al día. Los abuelos intentan hacer actividades variadas cada día. Hemos ido a por fruta a los bosques de alrededor; he viajado a varios sitios con ellos, ha sido divertido.

¡Muero por verte ya! Te hecho mucho de menos....¡No hagas travesuras sin mí!"

Draco añoraba a su novia. La mansión se encontraba vacía. Sus padres habían salido de viaje de negocios y él se encontraba solo ante una casa tan grande. Por las mañanas siempre realizaba la misma rutina: Se levantaba, se daba una buena y larga ducha y ordenaba a algún elfo a cocinarle un gustoso desayuno. Tras leer el Profeta y así enterarse de todos los cotilleos y noticias importantes en el mundo mágico, se cambiaba de ropa y se daba un rápido chapuzón. Su rutina le resultaba algo aburra es por es que a veces visitaba a Blaise y a Goyle, pero sin duda a la persona que quería ver era a Victoire.

*******

El abuelo Martin llamó a la puerta de Claire. Eran las cinco de la tarde y la joven aún no había comido nada.

-"Adelante"

-"Claire, mírate... despeinada y sin comer"

Claire se encontraba en la cama. Vestía un pijama azul con unos cuadros blancos. No había bajado a desayunar, pero eso no era extraño. Lo que le extrañó a su abuelo era más bien, cómo alguien tan glotona como su nieta apenas comiera.

-"Ha sobrado mucha comida"-Le sonrió

-"No tengo hambre"

-"Sé que no tienes hambre. Pero debes forzar el comer o te quedarás en huesos"

-"Tal vez sea lo mejor"

-"Claire..."

-"Abuelo, quiero vengarme, créeme qué quiero, pero no tengo fuerzas, algo en mí es incapaz de seguir adelante"

-"Debes seguir adelante, no por mí, por tu abuela, por Cedric...no, sino por ti muchacha. Eres una persona extraordinaria que aportará muchas buenas cosas a este mundo. Así que quiero que te vistas ahora mismo, bajes a comer y luego, ya veré que te ordeno hacer"

-"Pero..."

-"No hay peros en esta casa, ya no. Estás viviendo bajo nuestro techo. Debes acatar nuestras reglas."

El abuelo Martin cerró la puerta y soltó el aire comprimido en su boca. Si no ponía mano dura, su nieta moriría de desnutrición y dolor. Tras mantenerse unos segundos detrás de la puerta, regresó a la cocina.

-"¿Ha dicho qué no, ¿verdad?"-Habló Luna, sacando del horno unas magdalenas

-"No ha dicho nada"

-"Entonces no bajará"

-"Sí lo hará Luna, me he puesto serio"

-" ¿Qué te has puesto serio?"-Intervino Victoire que se encontraba en el sofá y al oír bajar por las escaleras al abuelo, se dirigió de inmediato a la cocina

My Father, Severus SnapeWhere stories live. Discover now