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Cuando al fin termina mi horario de trabajo salgo disparada del lugar, noto que mi ropa se mancho con cloro cuando limpie el baño. No me preocupa, destinare este atuendo para trabajar. Mis pasos son rápidos y certeros , necesito alejarme de aquel lugar. La cercanía con uno de mis jefes me pone nerviosa, aterrada, mis manos transpiran de solo pensar en el. No puedo permitir que la ansiedad se apodere de mi.

- ¿Te llevo? -escucho esa voz, dios que hace aquí en lugar de estar trabajando

- Señor, no, no se preocupe ya estoy a pocas cuadras

- No me preocupa criatura, solo estas de paso y se aproxima una tormenta de nieve, si no subes te vas a congelar y mañana vas amanecer enferma, créeme, detesto que mis empleados se enfermen así que sube de una vez que no voy a esperarte todo el puto día -sus palabras me cohíben, a decir verdad si se aproxima una tormenta, no se sibde agua o nieve, pero si, se aproxima. Temo su cercanía, la intrusión se hace presente cada vez que lo tengo cerca o estamos solos. Tal vez no soy capaz de soportar una intrusión donde la víctima sea yo.

- Gracias -susurró al sentarme en la camioneta lo más alejada de su cuerpo, todo lo que esta antigua camioneta lo permite, gracias a dios permite bastante distancia entre su lugar y el mío

- Buena chica -me dice y siento que le habla a un perro

El viaje se torno una eternidad de unos quince minutos. El todo el tiempo que la ruta se lo permitía me observaba de reojo, enojado al parecer, hay algo en mi que le molesta, debe ser mi parecido con esa Señora Brum. Siento que todo lo que emana mi ser le molesta. Incluso se ríe de mi cuando me quedo atónita mirando como se expresan en su idioma, en cada semáforo que para la camioneta algún compatriota suyo se acerca a hablarle, claro que no entiendo nada de lo que dicen. Claramente mi Rumano va de mal en peor... y mi relación con mi jefe es cada vez más tétrica.

- Llegamos criatura -dice mientras estaciona frente a mi domicilio.

- Gracias -digo en otro susurró, ya que no siento el valor de levantar la voz en su presencia. Todo el me pone nerviosa y alerta. Asiente con la cabeza y sonríe de lado mientras yo trato de abrir la puerta del vehículo.

- Yo te abro -dice acercándose a mi, su brazo tatuado pasa por mis pechos y en un rose incipiente mi cuerpo reacciona -No muerdo Criatura -susurra al ver mi reacción- solo si me lo pides-vuelve a decir cuando se escucha el sonido de la puerta abrirse.

- Gracias -vuelvo a decir y en automático cierro la puerta nuevamente y huyó dentro del edificio.

Al entrar no puedo evitar sentirme agitada. Por suerte nadie está en el lugar, no veo a los caseros y menos a las personas de la constructora que vi a la mañana.
Entro lo más rápido posible a mi casa, una vez ahí me tiro sobre la cama, me froto las manos con una crema mientras espero que el cuerpo descanse unos minutos antes de dirigirme al Castillo para encontrarme con Carol. Minutos antes de irme, tomo una ducha rápida y hago un leve intento de combinar un atuendo acorde. No quiero ser ostentosa, no me sentí muy cómoda cuando mi mueva amiga hizo hincapié en mi atuendo el otro día.

Cuando estoy lista al fin salgo y descubro que mi casero habla con mi jefe. Como lo sospeche el se quedo en el lugar. Espero que no me vea y salgo sigilosa mientras ellos al parecer ven las condiciones de las columnas que mantienen el edificio de pie. Mi casero se percata de mi sigilosa salida y me regala una sonrisa amistosa, le devuelvo el gesto asintiendo con la cabeza. Cuando al fin estoy fuera del edificio, cuando al fin me permito respirar con normalidad siento en mi espalda la voz de este hombre nuevamente. Como alma en pena salgo corriendo del lugar. El me intimida y me pone incomoda, agradezco su sospechosa amabilidad pero estoy segura que es el tipo de hombre que te descompone la vida... y la mente

◇Los Secretos De JASÓN ◇Where stories live. Discover now