-2-'

491 96 653
                                    

Salgo del mini-market con mis cosas para poder limpiar y organizar el lugar donde vivo.

Es claro que este no es mi sitio, pero voy a hacerlo mío. Veré algún curso más invasivo de Rumano, aunque aquel hombre tiene razón, debo resolver el idioma para al fin poder dialogar mejor con las personas.

Tal vez debí buscar un país donde hablaran mi idioma. Uno donde pueda desenvolverme mejor. Al llegar a mi hogar me decido a limpiar la micro cocina para preparar alimentos. No es que sea un erudito en la cocina, pero tengo vagos recuerdos de ver a mi abuela cocinar, algo va a salir.

Mientras resuelvo esto, escucho que mi celular suena en algún sitio de la cama, al dar con él veo que es una llamada de mi padre.

- Hola papa -saludo lo más animada posible, no quiero preocuparlo.

- Hola nena, ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el vuelo? -pregunta tranquilo, al parecer Antonella hizo un buen trabajo calmando la fiera.

- Bien, estaba ordenando un poco el sitio, creo que podré encontrar la paz que necesito aquí -termino diciendo, pero claramente él se enoja, ojalá pudiera entender que estoy cansada de todo y cansada que me traten como si no pudiera valerme por mí misma.

- Nena, vos sabés que aquí, en casa, en casa podés tener la tranquilidad que necesitas, con tu familia cuidando de ti

- Ese es el problema, necesito intentar hacer esto, valerme por mí misma, no estoy postrada en una cama papá, solo tengo T.O.C

- Pero el más complicado de todos -apunta como si no lo supiera- ¿estás tomando los ansiolíticos?

- Si, lo hago -respondo fría tratando que note que no quiero hablar más, hablar con él o mi madre me hacen sentirme miserable conmigo misma, bajo la mirada y recorro con la vista un camino de hormigas, lo que faltaba, humedad, hormigas, cucarachas...

- Hija, te vamos a dejar vivir esto, pero ante una recaída te voy a buscar -acota furioso ante mi falta de palabras, es mi forma de auto conservación, no hablar y mirar otro punto del lugar.

- Soy mayor de edad, no me podés obligar a irme -digo ante su accionar de palabras.

- Entonces no me obligues Lovely -dice para darle fin a la llamada, nadie puede ante el gran Dionisio Rogers.

Trato de conservar la mente fría y calmada, estar alejada de los que amo es lo mejor para todos. Lo mejor por su seguridad, lo mejor por mi paz mental. Mis padres no lo entienden. Si tan solo vieran lo desesperante y agobiante que es sentirme así.

Como puedo, preparo algo de comida, me alegra saber que la casera tenía algunas cosas que prestarme y aunque el lugar, sin dudas, no es el de las fotos, puede que en algún momento lo sienta realmente mi hogar. Después de lo que en apariencia es una mezcla de salsa con verduras y fideos, yo lo veo como el mejor manjar, la primera vez que cocinó por y para mí.

Es un logro importante en mi lista de inutilidad. El sabor no es el mejor, pero podré perfeccionarlo. Después de un día interminable decido dormir y al fin mañana darle inicio a esta nueva vida. Cuando despierto no puedo mover las piernas, algo grande las aprisiona y me preocupa el no saber que él.

Respiro profundo, no quiero sufrir un ataque de ansiedad, no hoy, no ahora.

- crin unde ești cățea proastă -escucho del otro lado a la casera gritar, miro a mis pies y veo a un perro blanco y negro cómodamente acostado sobre mis piernas

- Está aquí -grito, como si fuera a entenderme, escucho que golpean la puerta y rápidamente me levanto, colocándome la bata

- Oh señorita -dice del otro lado del marco de la puerta en mi idioma, un tanto forzado pero muy entendible

◇Los Secretos De JASÓN ◇Where stories live. Discover now