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Chilló del dolor tocándose la cabeza mientras se sentaba en su cama. Los rayos brillantes del sol que se colaban por los bordes sin cortina de su ventana no ayudaban para nada más que hacerle doler más la cabeza. Al menos las cortinas cubrían casi toda la ventana y no dejaba entrar más que rayos, pensaba con una mueca adolorida.

Joder, ¿tanto había tomado?

Cerró los ojos por un momento y comenzó a dejar caer sus pies en los bordes de su cama, mirando de a poco hacia la vacía pared blanca para acostumbrarse a la claridad de su habitación.

Había un pacifico silencio, todo tranquilo y calmado, hasta que la alarma con escandaloso sonido comenzó a sonar rompiendo con ese ambiente sereno.

Con dolor de cabeza y todo, saltó directo al reloj digital de su mesita de luz para apagarlo, haciendo una mueca de disgusto al recordar que era viernes de clases.

¿Quien era el que iba a fiestas en plenos días de clases? Si, él. Él, sus amigos y todos los jóvenes de su edad que conocían lo que era realmente la diversión. O al menos, eso era lo que siempre se decían entre ellos. Solo ellos sabían que era divertirse de verdad.

Hoseok sonrió recordando lo divertido que había sido la noche anterior hasta que tuvieron que cambiar de club nocturno por culpa de un apagón, como era de esperarse, y habían ido otro cerca donde... donde... Hoseok frunció el ceño sin poder recordar que había hecho en ese lugar aparte de llegar y tomarse otro vaso de lo que sea que había sido lo que tomó.

Se puso de pie y caminó a su baño sintiéndose cada vez más confundido, y pronto asustado cuando se preguntó cómo había llegado a su casa. O siquiera a su cama.

Se quedó paralizado mirándose en el espejo de su lavamanos.

¿Sus amigos le habían traído?

Sacudió la cabeza y comenzó a cepillarse los dientes mientras intentaba recordar. Pero era obvio que sus amigos tuvieron que haberle traído, ¿quién más lo haría? Aparte, dudaba que él solo podría haber tomado un taxi para llegar. Dudaba hasta que pudiera haber subido las escaleras de su casa solo.

Se rió de sí mismo por asustarse. Sus amigos jamás lo dejarían, cuando llegara al colegio les preguntaría quien lo trajo para agradecerle aunque suponía que debía ser Chanho, su mejor amigo.

Hoseok bajó a desayunar luego de bañarse y vestirse para el colegio, su rutina normal de siempre. Sonrió oliendo el delicioso desayuno de su madre mientras se acercaba al comedor.

—Buenos días —saludó feliz como siempre, recibiendo el saludo de vuelta de cada integrante de su familia los cuales comenzaban a acomodarse para desayunar. Llegaba a tiempo como siempre.

Se sentó junto a su madre y frente a sus dos hermanos mayores mientras que su padre estaba en la cabecera como siempre.

—Hijo, este fin de semana te quedarás con tus hermanos. Tenemos un viaje de negocios pero volveremos el lunes a primera hora, ¿si?

Hoseok hizo un mohín y su madre le sonrió dulcemente acariciando su cabello.

—Últimamente trabajan mucho —se quejó Hoseok como niño pequeño jugando con el desayuno de su plato.

—Lo sabemos, cariño, pero ya sabes cómo son las cosas antes de que entremos de vacaciones —decía su madre peinándolo con sus dedos dulcemente.

—Así es, Hobi. En unas semanas nos tendrás día y noche aquí —agregó su padre contento. Hoseok sonrió feliz por la noticia, era cierto, pronto se acercaba sus vacaciones y estaría en casa todo el tiempo.

Hoseok miró a sus hermanos, Dareum solo sonreía mirándolos interactuar mientras que su hermano mayor miraba a un lugar vacío del comedor sin dejar de comer.

Príncipe de la Oscuridad [ vhope ] Where stories live. Discover now