Príncipe de la Oscuridad [ vhope ]

7

—¡Taehyung! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

No respondió, no le importaba que Namjoon le gritara, simplemente seguía mirando la escena. Sintiendo todo tipo de emociones y sentimientos malos. Celos, ira y ganas inmensas de asesinar a ese-

—Oh, mi Dios, cuando los príncipes se enteren de que acabas de hacer caer a un humano indefenso se enojarán mucho. ¡¿Cómo se supone que te dejarán ser un príncipe cuando haces cosas cómo estás?!

La sucia mano de ese tipo había estado en el rostro de su Hoseok. Lo había tocado de una forma que lo hacía querer arrancarle las manos, ¿quién jodidos era? ¿Cómo se atrevía a tocarlo cuando no eran absolutamente nada? ¡Jamás había visto a ese tipo en su vida! ¡¿De dónde salió?!

Estaba tan cegado de ira que cuando vio a Hoseok nombrar al tipo y correr preocupado a él para ayudarlo a ponerse de pie, se quedó completamente paralizado.

—¿Estás bien, Kook? ¿Te hiciste mucho daño? —Preguntaba Hoseok, sin alejar su mano del brazo al extraño a pesar que ya estaba de pie. La ira de Taehyung fue reemplazada completamente por otros sentimientos.

Preocupación. Miedo.

—¿Qué fue eso? —El hermano mayor de Hoseok salió del comedor—. ¿Qué demonios...? ¿Te caíste? —Rió como si. O pudiera creérselo, acercándose a ambos.

—Estoy bien —respondió el extraño con una sonrisa avergonzada.

—¡Deja de reírte, Sasa! ¡No es gracioso, no viste como cayó!

Todo el cuerpo de Taehyung estaba más que rígido cuando vio que Hoseok no sacaba la mano del tipo.

—Tranquilo, Hobi. Estoy bien-

—Será mejor que te sientes —dijo Hoseok, su rostro era preocupación pura, sus labios formaban ese triángulo peculiar que hacía años no había visto.

Su corazón se contrajo.

Taehyung se dio cuenta de lo mucho que había crecido en su ausencia, se veía más adulto, estaba más alto también. Se veía más él. Tan hermoso pero aún demasiado joven, ¿cuántos años tenía? ¿Quince?

—¿Taehyung...? Debemos irnos. —Lo ignoró por completo, su mirada era terriblemente fija en Hoseok y el extraño, en la mano de Hoseok sobre el extraño hasta cuando lo acompañó a sentarse en un sillón.

Era claro lo que ocurría ahí. El lenguaje corporal de Hoseok era demasiado obvio. Le gustaba. A Hoseok le gustaba ese tipo. Y el maldito extraño también debía estarlo notando, debía estarlo disfrutando... ¿acaso ya había pasado algo entre ellos?

—Taehyung, vámonos. Ahora. —No era una pregunta o sugerencia, era una orden. Una orden firme de un ángel muy serio.

—No.