Capítulo 18.

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POCHÉ

Me quedé quieta en el centro de una plataforma, intentando no mirar al techo con todas mis fuerzas. Estaba en una tienda de vestidos de novia, contando pacientemente los minutos hasta que llegara el momento de que Greg me llevara de vuelta a casa.
El vestido que estaba probándome lo había seleccionado mi madre, así que seguro que tenía un aspecto horrible; me lo había probado de todas formas para que no se enfadara.

—Por favor, no alejes a Daniela como hiciste el año pasado. —Me subió la cremallera del vestido—. Estuve a punto de pegarte. De hecho, debería pegarte en este momento para asegurarme de que no vuelve a ocurrir.

Puse los ojos en blanco y me miré en el espejo.
—Fue hace más de ocho meses.

—No importa cuánto tiempo hace. Si a mí me persiguiera un atractivo y ardiente multimillonario como te perseguía ella a ti, habría aceptado salir con él desde el primer momento. ¡Dios!, seguramente hasta me habría acostado con él la primera noche.

—Gracias, mamá. —Negué con la cabeza al tiempo que miraba el escote del vestido con el ceño fruncido—. Creo que algún día le daré el mismo consejo a Lucia y a Andrea. De todas formas, no sé si me gusta este vestido. Creo que a Daniela tampoco le gustará, tiene demasiados abalorios por la parte superior.

En realidad todo el vestido era abrumador. Me cubría cada centímetro de piel desde el cuello hacia abajo: manga larga, cintura plisada y abalorios suficientes para que estuvieran entretenidos todos los niños de una guardería durante una semana.

—Bueno, tiene un aspecto tradicional —aseguró—. Con algo tradicional siempre se acierta. Estoy segura de que Daniela apreciaría mi punto de vista.

—¿Estás loca? —Mari entró en la sala y echó a mi madre al instante—. No quiero faltarle al respeto, señora Garzón, pero se trata de elegir un vestido diseñado este siglo, preferentemente en esta década.

Mi madre resopló y fue de nuevo a la tienda. En cuanto desapareció, Mari puso unos vestidos nuevos en el bastidor.
Miré una de las etiquetas con el precio y contuve una exclamación: setenta y ocho mil dólares. Sabía que a Daniela no le importaría lo que costara, pero los precios de esa tiendan era demasiado elevados.

—¿No estás encantada? —Mari me hizo salir de mi ensimismamiento.

—Claro que sí. —No pude reprimir una sonrisa: soñaba cada noche con nuestra boda.

—Eso es bueno. Porque deberías. Y para celebrar que vas a casarte con la persona correcta, te voy a organizar una despedida de soltera irrepetible. Estoy ultimando los detalles, así que si quieres que venga alguien, dímelo. Y asegúrate de que saben que todo corre de mi cuenta.

—¡Oh, no! —Me puse el vestido por la cabeza—. En realidad yo no...

—¿Tú no qué?
—Creo que no quiero despedida de soltera.
Prefiero pasar ese tiempo con Daniela... Prescindamos de ella.

—Poché... —Se llevó las manos al pecho—. Estás a punto de casarte. Lo que significa que durante el resto de tu vida, durante toda tu vida, solo vas a poder experimentar con una polla. Una-po-lla.

—Mari...

—¿Sabes lo deprimente que resulta? ¿Recuerdas que el día que nos dijiste a todas que te había propuesto matrimonio me puse a llorar? No eran lágrimas de felicidad. Eran de tristeza porque me sentí realmente mal por ti. No importa lo bueno que sea un hombre en la cama: no es suficiente como para que quisiera dormir con él durante el resto de mi vida.

—¿Vas a decir algo interesante en los próximos minutos?

—Te estoy montando la despedida de soltera más brutal de todos los tiempos, a pesar de las ridículas advertencias de tu prometida.

MI JEFA OTRA VEZ | PT2Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon