Capítulo Treinta y Seis

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—No puedes decir que no lo esté criando bien, Cara —se regocija Thomas—. Mira cómo lo enseño a ser responsable.

—Todo lo que veo es que dejaste que le dieran un crucifijo.

—Es cierto, él solo dijo que me culparía, pero no me lo impidió —Voltea Allen todo.

—¿Y tú que hiciste, Max? —Me exige saber Cara cruzándose de brazos.

—Ver, porque no es mi hijo y no me involucro en la crianza por respeto a ustedes —Me excuso, saliéndome exitosamente de este lío.

—Allen cumplió mi sueño, mamá, bueno mi penúltimo sueño, el último es abrir muertos.

—Quiero creer que habla de ser médico forense —comenta Thomas.

—Claro que es eso —defiende papá viniendo desde el pasillo—. Dejen a mi nieto jugar tranquilo con mi nuera. Excelente regalo, hija, eres la única que escuchó al niño, sus padres estaban más ocupados teniendo sexo clandestino.

—¡Papá! —grita Thomas al mismo tiempo que Cara dice:

—¡Maximiliano!

—¿Tienen sexo? —y esa pregunta viene de Allen.

Me dedico a entrecerrar los ojos hacia mi hermano que pese a sonar escandalizado, tiene una sonrisa complaciente mientras Cara se encuentra sonrojada.

—No quiero hermanos, papá, me gusta ser hijo único —rompe Theo el silencio.

—¿Sabes cómo se hacen los bebés? —le pregunta Cara con cautela.

—Sí, mamá, el abuelo me lo explicó.

Todos volteamos ver a papá que sonríe con orgullo. Si le dio la misma charla que a Thomas y a mí, no inventó sobre abejas y fue muy honesto, pero de una manera no explícita, por lo que tuvo que haber hecho un buen trabajo. Siempre pensé que papá era de los pocos padres no incómodos que supo cómo darnos una charla sobre el sexo sin demasiados detalles, pero sin mentiras.

—Entonces... ¿Nadie me odia por el crucifijo? —pregunta Allen con fingida inocencia.

—En esta casa está prohibido odiar, Allen, eso me dijo mamá y los que odian van al infierno —razona Theo incluso se acerca para agarrarle la mano en apoyo—. Los cristianos no odiamos.

—¿Y quién le dijo al niño que somos cristianos? —Le pregunta Thomas a Cara con el ceño fruncido.

—¿Somos ateos, papá? ¡Oh, ya sé!

—Creo que no querremos escuchar lo siguiente —advierto porque esa siempre es la premisa de algún comentario... Peculiar.

—Podemos creer en BG.5, la otra vez la amiga de mamá dijo que ellos eran dioses.

—No funciona así —intento razonar.

—¿Entonces mi papá es Dios?

—¿Qué? —decimos todo al mismo tiempo.

—La otra vez yo estaba durmiendo —comienza Theo— y escuché sonidos raros, venían de la habitación de mamá...

—Creo que deberíamos comenzar a comer —interrumpe Cara.

—Espera, quiero seguir escuchando cómo es que mi hijo lento cómo la vida es un Dios.

—No soy lento, papá.

—Calla y déjame escuchar, Tom. Prosigue, nieto.

—Y escuché a mamá llamar a Dios, entonces papá le dijo "no es Dios, cariño, soy yo" y mamá en voz rara dijo que era lo mismo.

Una Novia Para Max (BG.5 libro #5.5)Onde histórias criam vida. Descubra agora