Once.

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Donghyuck ni siquiera intentó contener el bostezo que amenazaba con partirle el rostro en dos mientras intentaba (y fallaba) no dormirse en el autobús que lo llevaba a casa; había tenido una noche larga, su mamá lo había obligado a estudiar sin descanso hasta tarde después de enterarse que había fallado (otra vez) un examen y luego le había costado dormirse. Lo peor de todo era que ni siquiera se acordaba de todo lo que había estudiado, así que sentía que se había desvelado por nada.

Era inútil, creía él. La matemáticas más complejas no eran compatibles con su signo, mucho menos el calculo, él se valía con saberse las tablas de multiplicar y nada más pero no había manera de hacerle entender eso a su madre o cualquier otro adulto.

También había tenido un día terriblemente largo en la escuela, así que solo quería llegar a casa y dormir un poco antes de ponerse a hacer sus deberes. Después de bajarse en la parada de su vecindario y caminar las pocas calles que lo llevaban a su casa, Donghyuck entró a su hogar, sacandose los zapatos y saludando escuetamente a su hermana gemela que se pintaba las uñas en el sillón de la sala. 

Dongsoon, sin embargo no lo saludó como esperaba—. Hyuck, ¿qué haces aquí?

—Bueno, yo vivo aquí para empezar...

Donghyuck miró extrañado a su gemela y siguió de largo hacia la cocina para buscar agua en el refrigerador, con Dongsoon siguiéndole los pasos mientras le reclamaba algo que él ni siquiera terminaba de entender. Su día había sido largo, y de verdad que no tenía paciencia para los dramas de su hermana, así que solo fingía escucharla mientras en su cabeza repasaba la letra de la canción para su audición.

—¿Me estás escuchando? —le preguntó Dongsoon, cuando Donghyuck cerró la puerta del refrigerador y la miró con una expresión perdida. 

—Realmente, no —suspiró y se pasó el vaso de agua de una mano a la otra—. ¿Qué es?

—La señora Melanie te está esperando...

—¿La seño- ¿Qué? ¿Por qué?

Dongsoon rodó los ojos y gruñó con cansancio—. ¡Te mandé un mensaje! Te dije que ella me pidió decirte que cuidaras a Jisung hoy. 

—¡¿Hoy?! ¿Por qué dijiste que si? ¡Yo no quiero ir!

—Ya le dije que irías. 

Donghyuck ahogó un grito y dejó el vaso sobre la mesa, porque temía que podría lanzarlo al piso por todos los sentimientos que lo embargaban en ese momento. Se sentía traicionado mayormente, pero también habían rastros de enojo y nerviosismo en su cuerpo. ¿Cómo podía Dongsoon hacerle eso? ¿Cómo había podido aceptar por él sin siquiera preguntarle? 

—Yo no quiero ir —lloriqueó, sosteniendose de la mesada con ambas manos, y luego miró a su hermana de mala gana—. Anda tú. 

—Tengo entrenamiento de gimnasia en una hora —dijo la muchacha entonces, y volvió a rodar los ojos—. No sé por qué te alteras. 

—¿Cómo que por qué?

—¿Es por el tema de Mark? ¿Todavía?

Jadeó inevitablemente al escucharla decir eso, porque era bastante obvio que para su hermana aquel asunto era una tontería. Pero para él no lo era; Mark no había dejado de sentarse con él durante el almuerzo y de regalarle dulces, y lo que era peor, la escuela entera no dejaba de darle miraditas y hacerle insinuaciones en cuanto lo veían pasar. 

Aún cuando Donghyuck intentaba seguir con su vida, le costaba mucho ignorar el tema, y lo menos que quería era poder estar libre de cualquier cosa relacionada con Mark en su propia casa. Incluso si eso significaba que le dejaran de pagar por cuidar a Jisung.

Se dice que le gustas ➳  MarkhyuckWhere stories live. Discover now