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Thais

Nos sentamos juntos a la mesita del desayuno con la comida frente a nosotros.

―¿Pequeña?

―¿Sí? ―detengo la cuchara a mitad del camino.

La tensión emane de Aang en oleadas, y es de la clase que atraviesa la piel como un día abrasador de verano. Me cruzo de piernas y lo miro con rostro inexpresivo. Siempre que me veo ante la adversidad, trato de conservar la calma y aceptar lo que sea que tuviese que pasar.

―Tu madre está en la ciudad... ―Aang se gira hacia mí de nuevo, absorbiendo mis rasgos con la mirada como una esponja absorbe agua. —Me doy cuenta de que es imposible que no sepa que tú eres Vienna Green, ¿entiendes? La he visto y es igual que tú solo que tu piel es morena, pero tiene el mismo pelo negro, tiene los pómulos elevados igual que tú, y sus ojos son de la misma forma que los tuyos. Fuesen cuales fuesen sus razones para renunciar a ti, no le habría costado llegar a la conclusión de porque Lou te quiere muerta. Así que me pregunto, ¿qué harías si decidiera buscarte?

Yo nunca me había sentido incompleta por no tener a mi madre en mi vida. Mi padre lo había hecho lo bastante bien y me había querido de sobra para compensar su ausencia por lo cual me dolió mucho pensar que se había suicidado por culpa de ella, pero ahora que sé la verdad todo es mejor. A veces dejaba vagar mi mente e imaginaba qué aspecto tendría mi madre, pero no pensaba en ello durante demasiado tiempo. Ella no me quería en su vida, así que evitaba pensar en ella por completo. Alguien así no valía la pena.

Aang continúa mirándome fijamente.

―Escogió marcharse. Soy muy grande para que quiera venir a ocupar un lugar en mi vida. Acepto su decisión, y espero que ella acepte la mía de no acercarse a mí.

―¿Estás segura? Si fuese yo...

―Pero yo no soy tú, Aang —Lo interrumpo, dando la conversación por terminada. —No me importa nada de lo que tenga que decir.

―Pero podría intentar hablar contigo. A lo mejor deberías estar preparada. Todos piensas que eres una Green.

―Sigo sin querer saber nada de ella, Aang. Además, llevo mucho tiempo en Francia si hubiera querido hacerlo lo hubiera hecho hace mucho, espero que no se le ocurra venir ahora. Y no soy una Green sino una Delgado.

Mi cabeza nada por la carga de información.

—¿El nombre de mi... padre era falso?

—Sí, también era cubano. Si su identidad hubiera sido real, Viktor te habría encontrado. Buscó a tu padre por todo el maldito mundo. Pero fue Theodore quien te encontró.

Oh. Así que buscó a papá.

—Espero no tener nada que ver con esa familia ni con Theodore.

—Bien, pero ¿qué hay de tus pesadillas? ¿Por qué ahora son más frecuentes y más horribles?

—¿Cómo lo sabes?

—Simplemente lo hago. Solo que nunca te vi así —Una mirada extraña pasa por sus ojos. Es breve y desaparece rápidamente mientras dice: —¿Desde cuándo has empezado a tener pesadillas?

—Ninguna fecha en particular. Todo el mundo las tiene.

—No como tú no las tenías así. Parecía que estabas sufriendo.

—Es porque lo estaba. A veces, me lleva largos minutos diferenciar entre la realidad y una pesadilla —Mis labios tiemblan al oír eso, recordando cómo Lou me apuñaló.

—¿Supongo que esto comenzó hace poco tiempo?

Me sacudo de esos pensamientos. —Desde que Lou me apuñaló tengo pesadillas pero dejé de tenerlos hasta que volviste y herido. ¿Cómo lo supiste?

Abyss [Libro #3]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt