𝙈𝙮 𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙄𝙣 𝙇𝙖𝙬 🥀

𝚅𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚘𝚌𝚑𝚘

"¿Qué hacemos aquí?". Fue lo primero que preguntó Win en cuanto estacionaron frente a la casa de sus padres. Formó una mueca regresando su vista hacia Bright.

Él no pensaba ir y hacer eso ¿Verdad?

Éste miraba al frente, apretando fuertemente el volante entre sus manos, las venas se marcaban a través de sus brazos, parecía estar sumido en sus pensamientos.

Bright atrapó su mirada y le sonrió cálidamente antes de acercar su rostro y robarle un pequeño beso. Juntó sus frentes.

"Debí hacer esto hace mucho tiempo". Comenzó a relatar. "Desde el momento en el que comenzabas a meterte en mi corazón, cada vez más". Habló ocasionando esas malditas mariposas en el estómago de Win, se sentía raramente feliz.

"Bri...".

"Déjame terminar". El pelinegro asintió castamente, dejándolo seguir. "Quiero que hagamos las cosas bien, haré todo lo posible para que podamos vivir como una familia, sin escondernos, empezando por decirle a todos lo enamorados que estamos". No supo que estaba llorando hasta que sintió como las manos de Bright limpiaban sus mejillas, nuevamente pegó sus frentes con delicadeza, se miraron emocionados y por fin unieron sus labios en un beso tranquilo, transmitiéndose todo el amor que se tenían.

Ciertamente, el castaño tenía miedo de lo que Ainhara pudiera hacer en su contra, en especial a Win, se había dado cuenta del evidente odio y desprecio que sentía por él. Pero no dudaría ni un segundo en hacer todo por mantenerlos seguros.

"¿Estás seguro?". Cuestionó el pelinegro, bajando al mismo tiempo que Bright. Este asintió.

"Más seguro que nunca". Le sonrió, dándole otro pequeño beso en los labios y comenzando a caminar hacia la mansión.

Era hora.

Las voces discutiendo se oían desde lejos, las exclamaciones y los gritos furiosos de Ainhara también. La casa se encontraba de patas arriba, todos estaban alterados y nerviosos debido a su evidente desaparición.

La boda había sido arruinada y los festivos fueron cancelados. Nadie lo entendía ¿El novio dónde estaba?

El castaño había mandado prácticamente todo a la borda, dejo plantada a la castaña sin importarle y a pesar de sus advertencias fue por Win, a luchar por él, porque sentía que debía ser así, y definitivamente no se arrepentía. Sus dos bebés eran y serían su vida entera, siempre.

Ainhara podía irse muy al infierno.

Win apretó la mano de Bright, sintiéndose de pronto cálido y seguro. Eso le transmitía, paz y confianza en si mismo, a su lado podía sentir como eran capaces de luchar contra la Opas mayor y todos los que quisieran meterse en su felicidad.

"Tranquilo, bebé". Susurró animándole aún más. Se prepararon mental y físicamente, antes de verse a los ojos, no había tiempo de dudar, era hora de enfrentar las cosas.