Capítulo 12 Enemigo amigo

64 51 2
                                    

La soledad, si bien puede ser silenciosa como la luz, es, al igual que la luz, uno de los más poderosos agentes, pues la soledad es esencial al hombre. Todos los hombres vienen a este mundo solos y solos lo abandonan.

― Thomas De Quincey

La acera se encuentra vacía. Sólo hay una pelirroja de cabello largo. Los almacenes Miller se encuentran abarrotados a mediodía. Continúo caminando por los pasillos, ya que no hay nada mejor que hacer. Puedo ver a Himeko comprando un par de dulces. Una abuela busca con calma todos los tipos de dulces, sólo hay uno de caramelo. Tiene buena pinta.

La abuela paga.

No hay nadie en la estantería de revistas, hay ciento veinte de revistas médicas y una con cara de perro. Las revistas científicas están en el otro extremo de la estantería. Bueno, miraré un poco. Hay una invasión de escolares en la zona peatonal, detrás de un parabrisas hay una multa. Por el pasillo hay dos hombres sentados delante de dos puertas. Veo caras de indiferencia. Hay una persona sentada detrás de un escritorio con la silla orientada, hacia una ventana.

— ¡Miren quién está aquí! ¡la hija pródiga ha regresado! ¿Dime qué te trajo a este lugar?— pregunta un sujeto que caminaba con dirección hacia Himeko.

— ¡Nada que te pueda interesar, Javert!

— Seis años sin vernos, y me recibes de esta manera... olvidas que yo fui quien te hizo quién eres, ¿ya olvidaste que yo te recogí y te hice parte de la organización?

— Aun no lo he olvidado, tampoco he olvidado que siempre fuiste un mal maestro

— respondió Himeko.

— Veo que has venido con alguien de la resistencia dice Javert — debes de ser Bertolt, ¿Himeko no te habló de nosotros?

Permanecí observando en silencio, abrí la boca para hacer una pregunta, pero enseguida la cerré.

— No temas, aquí no es bienvenido ninguna de las fuerzas de Arman, nosotros somos Marea Roja — respondió Dereck.

— Aquí sólo es un refugio temporal repuso Caliopea.

Tomamos nuestras precauciones cuando nos enteramos que venías para acá — continuó Dereck.

— Veo que Himeko aún no te ha contado nada sobre su paseo escolar o ¿por qué se unió a Marea Roja?

— ¡Javert, no tiene que saberlo! — exclamó Himeko.

— Cuánto tiempo durarás ocultándole la verdad a tus compañeros repuso Dereck.

— Himeko no me ha ocultado nada respondí.

— ¿Aun no te ha dicho por qué te trajo aquí? o ¿Qué es esa llave? — preguntó Javert.

— ¡Cómo sabes de la llave! — exclamó Himeko con un tono de enfado.

— Hay cosas que aun desconoces, pero eso lo sabrás en otro momento, la raíz está cerca

— agregó Javert haciendo un gesto con su mano Cio guía a nuestros invitados hacia la salida.

— Síganme, los guiaré hasta la salida y les diré la ruta más cercana para escapar.

— ¿Podemos confiar en ti? ¿que nos garantiza que no seremos entregados a la raíz? — respondí.

Cio camina delante de nosotros, mantengo la mirada en el suelo, Himeko me toma del codo y me dirige. Trato de no pensar lo que nos espera al salir del túnel. Nos alejamos cada vez más de la entrada, miro hacia atrás, tengo una vista perfecta de la luz que se cuela a través del túnel.

PROVIDENCIA EL SEÑOR DE LA GUERRA Y LA REBELIÓN DE HUNTERWhere stories live. Discover now