Capítulo 9 Lazos de sangre

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No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!

- Charles Bukowski.

La puerta del área de carga comenzó a cerrarse cuando el equipo de Alexa termina de abordar, al elevarnos miro por la ventanilla. Heike se recarga sobre mi hombro izquierdo hasta quedarse dormida. Puedo ver a Birgit con su cabeza apoyada sobre el hombro de Benedikt, mientras que Adam revisa su arma.

— ¡Sabes a qué hora llegaremos a Providencia! — grita Alexa. A cada segundo el viento sopla más fuerte. La nave Talos está tomando velocidad, me recargo contra la pared para mantener el equilibrio, ella se queda mirando. — Una nave a toda velocidad significa turbulencia, así será más fácil mantener el equilibrio — añadí haciendo una breve pausa — Supongo que llegaremos al amanecer si el clima no cambia.

Alexa se sienta a mi lado recargando su espalda contra la pared.

— ¿Alguien lo sabe? — Sacude la cabeza y sonríe — el clima es impredecible.

Una turbulencia sacude la nave, haciendo que los Humvee se golpeen uno contra otro, logro ver una débil sonrisa en el rostro de Alexa y puedo ver una débil fila de casas que desaparecen débilmente en el horizonte. La cabina se encuentra helada, subo el cierre de mi chaqueta, enfrente de mi se encuentra Detlef empujando a Adam con el codo. Heike aun continúa durmiendo, meto mis manos en los bolsillos de la chaqueta hasta quedarme dormido. Una luz rojiza se cuela entre el cristal.

— ¡Despierten, estamos por llegar a Hunter! — exclama Hiroshi al entrar en la cabina.

Observo a través de la ventanilla.

Heike estira los brazos y se incorpora. Alexa se encuentra ajustando los cables de los Humvee. Cierro los ojos e imagino, a mi madre y mi hermana Else sentadas en la mesa durante la cena. Es un persistente indicio de egoísmo lo que me hace un nudo en la garganta al pensar en ellos, porque sé que no volveré a regresar de nuevo a casa.

— ¡Están saltando! — exclama Detlef.

Levanto la cabeza y miro por la ventanilla. Detlef está en lo correcto. El equipo de Alexa está saltando de la nave, la caída es de ocho pisos de altura. Alexa reduce su velocidad sujetándose de un cable que sobresale de la nave.

La idea de saltar de una nave que está en movimiento, sabiendo que hay una distancia entre la nave y la caída me genera vértigo.

— ¿Tenemos que saltar también? — pregunta Heike con un tono inexpresivo.

— Sólo saltará el equipo de Alexa. Tienen que sujetar los cables de arrastre para que el Zeppelin pueda aterrizar — afirma Getrud.

Luego de haber aterrizado en tierra firme Dagobert sujeta uno de los extremos del cable a un tronco, escucho un crujido giro la cabeza intentando buscar la fuente del sonido. Alexa se encuentra derribando un grupo de árboles con su guadaña, miro el suelo que está debajo de nosotros un gran tronco está en el borde de un acantilado sus ramas se extienden en forma de abanico.

— ¿Por qué tienen que saltar? — pregunto.

— El lugar donde aterrizaremos es estrecho, el Zeppelin no puede maniobrar sin chocar contra un árbol y no hay quien sujete el cable de arrastre.

El agitado aterrizaje envía al Zeppelin sobre la grava, pasamos por un momento de ingravidez y luego mis pies golpean tierra firme. Avanzamos hacia el borde la plataforma. Afuera está esperándonos Benedikt, pero su rostro parece no emitir alguna expresión, Heike camina hacia él como si de alguna manera entendiera lo que intenta decirnos y entornando los ojos pregunta: — ¿Cómo se encuentra?

PROVIDENCIA EL SEÑOR DE LA GUERRA Y LA REBELIÓN DE HUNTERWhere stories live. Discover now