Capítulo 37

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(...)

-Baren? Eres Baren, el hermano perdido de Samuel?- le pregunté mientras a cada segundo que pasaba, más similitudes les encontraba a ambos.

POV. Baren

Me quedé estático en mi lugar cuando Naira me reconoció. Y ahora qué carajos hacía? Noté cómo la sangre me subía a las orejas y rápidamente me subí de nuevo la macarilla blanca propia de los enfermeros. Carraspeé antes de hablar con la voz un poco más chillona que de costumbre.

- Si, pero no se lo puedes decir a nadie.

- No me jodas, sabes que Samuel llora todos los putos años el día en el que supuestamente moriste junto a tus padres? Sabes lo que él sufre por no tenerte cada día? Por no haber disfrutado de una verdadera familia solo porque tú estabas... Haciendo quién sabe qué?!- me inquirió comenzando a alzar la voz. La acallé con un gesto de la mano acompañado de una mueca de dolor.

- Se por lo que está pasando, te crees que me fue fácil separarme de él? De todo lo que conocía? No, no creo que te hagas una idea...- mascullé con frustración mientras me pasaba las manos por el pelo, enrredándomelo más de lo que ya estaba. Naira me miró con dolor y las lágrimas amenazaban con caer por sus sonrojadas mejillas a causa del enfado anterior.

- Te equivocas...- murmuró con los dientes apretados.- Para llegar aquí he tenido, primero, que vivir sin mis verdaderos padres a pesar de que sabía y entendía por qué me habían dejado en casa de mis tíos. Después, hace una semana más o menos partí de mi hogar y de todo lo que me era conocido para buscar lo que alguna vez fue mío, y para ello he perdido a una persona que creía mi amiga, a una muy joven amiga y estoy a punto de perder a otros dos como no los salven los médicos así que no me vengas con mierdas de esas porque no tienes ni idea. De nada. No se lo voy a contar, pero será mejor por tu propio bien que lo hagas tú mismo antes de que me pueda mover.- me advirtió con la voz más gélida que alguna vez había oído, y menos en una persona de su edad. LO pensé y decidí tras unos tediosos minutos que debía contarle a Samuel quién era, porque se lo merecía. Aún no lo había visto, solo esperaba que no se lo tomase demasiado mal... Asentí, conforme, y ella consiguió esbozar una pequeña sonrisa de satisfacción antes de que el suero que acababa de darle surtiese efecto, durmiéndola por completo. Con un suspiro en el que liberé parte del estrés acumulado, me quité la mascarilla y me froté la cara con ambas manos. Cogí mucho aire y lo expulsé con fuerza antes de salir de la habitación de la hermosa pelinegra. Recorrí los pasillos antes de entrar con cuidado y silencio en la sala de espera. En ella se encontraban tan solo los familiares y amigos de Naira así que me concentré en encontrar una cabellera marrón muy parecida a la mía. La hallé junto a Keira, hablando entre susurros con ella. Ninguno de los dos se percató de mi presencia hasta que me aclaré la garganta con disimulo. Acto seguido, ambos y Christian (los únicos en la sala puesto que Leo, Zack, Andrea y David estaban cada uno en una habitación) se dieron la vuelta en mi dirección. Keira me reconoció al instante y su mandíbula parecía querer tocar el suelo mientras que los otros dos me observaban esperando el informe médico. Keira seguia igual a como la recordaba, a excepción de que se había teñido el pelo de verde en degrade. Se levantó de su silla de plástico y me tocó la mejilla como si se estuviera asegurando de que no era un fantasma. Al notar mi calidez, sus ojos se llenaron de lágrimas sin derramar y habló con un hilo de voz. Mi hermano pequeño me miraba sin comprender. Él estaba muy apuesto y tenía el pelo marrón corto por los laterales y un poco en cresta por arriba. Sus ojos que antes eran marrones clarito se habían convertido en unos profundos ojos color chocolate y estaba más alto incluso que yo. Mis ojos se clavaron en los suyos, los cuales se abrieron de par en par al escuchar las palabras de la peliverde.

- Baren... Cómo...? Qué...? Qué pasó? Dónde estuviste?- me preguntó con curiosidad y algo de reproche. Me lo merecía. Samuel se levantó de un salto y corrió a abrazarme como hacía muchos años que no lo hacía. Lo estreché contra mi con fuerza mientras lágrimas de felicidad pura se deslizaban por mi cara llegando hasta su hombro. Efectivamente, le llegaba a mi hermano pequeño SÓLO por el hombro. Noté cómo su cuerpo se convulsionaba en un sollozo silencioso y se me encogió el corazón. Nos abrazamos con mayor fuerza aún y nos separamos con una sonrisa cada uno.

La Heredera (2#VYHLI?)Where stories live. Discover now