Capítulo 34 [Maratón 1/3]

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Hola!!! Antes de que leais el capitulo, FELIZ DIA DEL LIBRO!!!

(...)
Fue el sonido de la condena.

POV. Naira

Observé lo máximo espantada que pude a Lilian. No podía hablar en serio. Que clase de padre le pone grilletes a su hija de menos de diez años? Yo en todo caso le pondría una correa en sitios muy grandes...
*Naira, como puedes pensar siquiera eso?!?- me preguntó Gabriel totalmente escandalizado. Casi me desmayo por el susto que me dio el muy...
*Mira quien se digna a aparecer después de tanto tiempo!!- le repliqué yo un tanto dolida. Ciertamente lo había echado de menos.
* Grr, calla, que he estado investigando...
* En mi cabeza?- le pregunté con sorna.
* Si, sabías que tienes unos recuerdos muy emotivos?
* No me digas que te has puesto a llorar...
* Bueno, es que tu cumpleaños numero siete...
* Oh, por favor, dime que no viste ese recuerdo...!
* Ejem, ejem, queeee vaaa!
* ... Creo que ya no voy a poder volver a mirarte a la cara...
* Si ya no me ves...
* Bff, adiós!
Salí de mi trance momentáneo en el que me encontraba hablando con mi "parte lobo" y observé a mi alrededor. Todos seguían estáticos, callados y miré a Lilian atentamente. Si entornaba lo suficiente los ojos, era capaz de distinguir un leve brillo rojizo que rodeaba sus pequeñas muñecas. Traté de moverme de manera desesperada, pero mi cuerpo continuaba sin responder. Ni siquiera podía mover la cabeza.
- Cuanto puedes alejarte de tu padre?- le pregunté con la voz ronca y algo distorsionada. No parecía la mía. Todos me miraron asombrados, incluida Natalia.
- Más o menos cien o ciento cincuenta metros. Por que?- me preguntó la pequeña con curiosidad. Hice un esfuerzo sobrehumano para poder hablar de nuevo.
- Ya habeis sacado a David y Andrea?- mi madre asintió enérgicamente.- Pues tenemos que salir de aqui antes de que su padre despierte y antes de que sea demasiado tarde para Zack y Leo...- susurré mientras que notaba que los ojos volvían a llenárseme de lágrimas. Keira me miró con dulzura antes de asentir e ir saliendo por la puerta principal. Le siguió Christian y después Natalia, Lilian y yo (yo seguía en brazos de la primera nombrada). En cuanto estábamos atravesando el marco de la puerta de salida, escuché un grito y traté sin demasiado éxito de mirar en todas direcciones para saber la fuente de tal sonido enfurecido. Noté cómo el cuerpo de mi transportadora se tensaba antes de ver a Lilian siendo arrastrada por una extraña fuerza en dirección al interior de la casa.
- Nooo!!- conseguí "gritar" mientras deseaba con todas mis fuerzas (las pocas que tenía en aquellos momentos) poder quitarle los grilletes a la niña. Tras un fuerte resplandor dorado y azul, vi cómo mi pequeña amiga caía de rodillas al suelo y escuché otro grito, pero no uno de rabia, si no de dolor. Asustada, miré inquisitivamente a mi medio de transporte viviente, la cual tenía una sonrisa de satisfacción invadiendo su rostro. Si hubiese podido, habría fruncido el ceño.
- Lo has hecho. Sabía que podías.- dijo con la voz teñida de orgullo mientras me miraba con admiración. La miré raro. No sabía de qué estaba hablando porque de pronto me sentía demasiado cansada, como si hubiese desaparecido la mitad de mis reservas de energía. Natalia, al ver que mis ojos comenzaban a cerrarse, sonrió de forma tranquilizadora antes de hablar prácticamente en un susurro.
- Soy la mate de Leo. Por si él no consigue sobrevivir, por lo tanto yo tampoco, ha sido un placer conocer a la famosa híbrida.- me dijo, confundiéndome, antes de que cayese en brazos de mi querido y amado Morfeo.

POV. Leo

Lo último que vi tras recibir la puñalada en el estómago con el cuchillo de plata fueron unos preciosos ojos azules que me miraban a su vez vidriosos. Luego me sumí en una curiosa oscuridad que rozaba la inconsciencia. Era vagamente consciente de que alguien me sostenía en brazos y de que ese alguien se movía con agilidad. Me pareció escuchar en algún momento la voz de Naira, pero debieron ser imaginaciones mías. O no? No lo sé. Ya no se nada. Espero que todos estén bien y hayan conseguido salvar a mi querida amiga Naira. Nai. Como estará ella? Traté de salir a flote entre la espesa niebla entre la que me encontraba pero ésta no hacía más que volver a hundirme, cada vez más y más hondo. Ya no sentía el filo del cuchillo abrasando cada poco tiempo mi carne. Ya no escuchaba voces. Ya no olía a mis amigos. La niebla me cegó por completo dentro del extraño estado de inconsciencia en el que me encontraba. Entró por mi pecho y lo atravesó, llegando así hasta mi corazón. Me lo oprimió como si fuera una mano invisible y dejé de ser consciente de mis propios pensamientos. Perdí el hilo del que pendía mi vida, cayendo así en una oscuridad más profunda todavía que la anterior. Era aquello lo que se sentía al morir? Aquella era la agradable y reconfortante paz de la que hablaban los libros que se sentía al dejar atrás el mundo de los vivos? Entonces una fugaz imagen de Naira apareció en mi confusa mente, descolocando todo en mi mente. Luego a aquela le precedió una de Emily. Y una de Belén. Y finalmente, una de aquellos hermosos ojos azules. Tras estar varios segundos, minutos, horas, o hasta quizás días sin hacer nada ni moverme un ápice, decidí que no quería irme. No todavía. Necesitaba hacer reir a mis chicas aunque fuese una última vez. Y poco a poco, y tras muchas brazadas hacia la superficie de la espesa y oscura niebla, conseguí llegar hasta la claridad.

POV. Lilian

Mi padre había estado tirando de los grilletes y la cadena que me apresaban a él. Me arrastró de nuevo hasta el interior de la casa y escuché el grito ronco de Naira.
- Nooo!!
Me envolvió una sensación de paz curiosa. A mi alrededor estalló algo de color azul y dorado que me cegó momentáneamente de tal manera que caí de rodillas en el suelo, completamente aturdida. Miré a mi alrededor y descubrí unos cuantos más allá, los cuerpos inertes de Natalia y Naira tirados en el suelo. Rapidamente me levanté de un salto y me agaché a su lado. Naira tenía los ojos cerrados, se había desmayado por el esfuerzo que le había supuesto el romper mis grilletes. Sonreí al percatarme, no se muy bien cómo, de que ella aún no sabía qué era lo que había hecho. Observé después a Natalia y comprobé que mi teoría era cierta al ver al otro lado del jardín delantero a Keira agachada sobre Leo, haciéndole el boca a boca y masajes cardiovasculares en el pecho. Natalia todavía respiraba, asi que supuse que Leo aún no había decidido morir. Aún había esperanza. Agarré como pude un brazo de Naira y la arrastré por el suelo hasta que la saqué de la casa por completo. Luego corrí de nuevo al interior para sacar a Natalia cuando escuché pasos provinientes del interior. La sangre se me heló por completo en las venas. Mi padre se había recuperado de los golpes que le habían dado entre todos los "rescatadores" de Naira. Apareció por el pasillo que comunicaba el dormitorio principal con la sala de torturas y la puerta principal. Tenía muchos cortes de distintas profundidades en los brazos, piernas y pecho pero también tenía un montón de moratones en la cara y el estómago. Estaba solo en pantalones cortos, manchados de la sangre de Leo. La ira corrió rauda por mis venas, llenándome por completo de adrenalina pura. Sin pensármelo dos veces y sin importarme tener tan solo nueve años contra uno de más de cuarenta, fui a avalanzarme sobre él pero el que se hacía llamar mi padre lanzó un cuchillo en dirección a algo que había a mis espaldas. Miré fugazmente lo suficiente para distinguir la figura de Christian antes de interponerme entre el cuchillo y su cuerpo. EL arma blanca me atravesó el pecho como una centella, y con él, mi corazón. Esbocé una sonrisa triste al ver la cara arrugada de mi padre en una mueca de horror antes de desplomarme, sin fuerzas, en el suelo. Antes de que mi cuerpo golpease contra ma dura superficie, unos brazo me rodearon de manera protectora. Hice un esfuerzo por mantener los ojos abiertos lo suficiente como para ver el rostro desesperado de Christian tratando en vano de detener la hemorragia que se había desarrollado en mi pecho. Negué con la cabeza debilmente antes de sonreir. Él me miró extrañado.
- Dile a Naira... Dile que no se sienta culpable y que... Que muchisimas gracias por liberarme. Tienes que decirle que ella... Ella puede hacer más de lo que cree... Ella aún tiene que...- las fuerzas me abandonaron antes de poder acabar la frase. Pero como una vez me dijo mi difunta madre: En la vida real, cuando estas en tu lecho de muerte, no suele darte tiempo a decir todo lo que deseas. En los libros los personajes dicen todo lo que quieren porque precisamente esa es la gracia de los libros, que te ayudan a evadir la realidad. Cuando vayas a morir, lo más probable es que no te de tiempo a decir más que dos frases y media. Y tenía razón. No había podido acabar mi frase antes de que me hundiese en la oscuridad para siempre.

La Heredera (2#VYHLI?)Where stories live. Discover now