Capítulo 15

1.9K 155 6
                                    

(...)
Su lomo me llegaba al menos por la mitad del muslo!!

POV. Naira

Leo se desmayó. Porque mi nueva mascota le saltó encima. Quien se desmaya porque le salte un gato gigante blanco y peludo encima? Exacto, nadie! Bueno, si, Leo...

- Asgard! Quita de encima anda, que aún lo vas a matar...- lo regañé pero sin borrar la sonrisa de mi cara. Realmente no creía que fuera demasiado grave lo de mi amigo. Le pedí un vaso de agua a James y este me lo trajo en menos de cinco minutos. Cogí el recipiente de cristal con fuerza y, aguantando la risa, lo vacié en la cara de Leo.

- ... Mamá no me obligues a comerme las judías!!- gritó éste mientras se incorporaba de golpe y con los ojos abiertos como platos. No pude más y me doblé sobre mi misma a causa de la risa. En aquellos momentos, mi amigo estaba conpletamente rojo y me observaba confuso. Luego pasó su mirada de mi al vaso vacío de mi mano. A mi. Al vaso. A mi. Al vaso. Parecía un partido de tenis. Finalmente me miró y frunció el ceño. Dejé de reir y disimuladamente me puse en posición para salir corriendo en cuanto Leo se levantase. Mi amigo me fulminó con la mirada antes de levantarse lentamente.

- Me has tirado un vaso de agua a la cara?- preguntó con la misma lentitud. Asentí. Iba a hacer un comentario sarcástico cuando alguien se me adelantó.

- Obviamente, no? El tigre no te ha meado encima, y ella es la única presente que está en posición de "Voy a salir por patas en cuanto se me presente la oportunidad".

Inmediatamente relajé mi cuerpo y escruté q mi alrededor en busca de la procedencia de la voz. Ésta era masculina y con un timbre lo justamente grave como para que me produjera escalofríos. Mis ojos se detuvieron en un rubio más bien bajito, musculoso y hombre lobo. Tenía una nariz aguileña y unos ojos negros que lo hacían parecer muy sersi. Su altura no era lo que más resaltaba de su cuerpo, si no sus amplios hombros y sus estrechas caderas. Si no fuera porque tenía mate y un extraño amigo misterioso estaría ahora mismo babeando y coqueteando con él. Oh bueno, babeando ya estoy, pero no creo que les hiciese mucha gracia a mis compañeros que le coquetease.

- Y tú quien eres?- le espeté. Sep, mi mal humor salió a la luz.

- Hydn.- dijo él encogiéndose de hombros sin interés. Fruncí el ceño.

- Hydn?

- Eso he dicho.

- Como el compositor!- medio gritó Belén. Todos la miramos raro menos el chico. Ella se encogió en su sitio.- Que? Al menos yo tengo cultura, no como otros...- dijo con la tipica voz de "yo lo se todo y tu no." Desvié mi mirada de ella tras inspeccionarla unos instantes. Miré a Leo y éste me miraba a su vez con furia y un brillo peligroso en sus ojos. Sonrió con maldad y pude deducir que tramaba algo.

* Bien, Naira, bien, creo que eso ya lo habían deducido todos...- me comentó con ironía Gabriel. Rodé los ojos mentalmente.

* Anda, deja de gruñir enano, que ya voy ahora al bosque a dejarte salir de nuevo...
* En serio??- me preguntó incrédulo.

* Sip.
* Yupiiii!!
* No sonaste mujer, ni nada...
* Calla.
* ...
* En serio me vas  a hacer caso?
* ...
* Oh, eres tan infantil, no se te ocurrió hacer nada mejor que ignorarme?- me preguntó con sorna. Seguí sin contestarle.

* Bien, me rindo, ya me callo.

Y dicho esto sentí cómo volvía al interior de mi cabeza. Suspiré externamente justo instantes antes de ver a Leo posicionarse para empezar una carrera. Lo imité y antes de que él avanzase, eché a correr por el bosque sin dirección fija. Me transformé en un punto dado y seguí corriendo a toda velocidad, solo para sentir el aire y las ramas y hojas azotarme la cara y el hocico. De pronto el aroma del aire cambió. Sentí un olor dulzón proviniente del norte. Sin pensármelo dos veces me encaminé en busca de la fuente de aquel peculiar aroma. Cambié de nuevo a mi forma humana y aceché desde detrás de unos arbustos al que parecía un joven de aproximadamente 17 años. De sus dedos salían chispas negras y rojas y bajo sus pies se hayaba un pentágono regular con una estrella dentro. El chico hablaba en un idioma incomprensible pero que por la entonación deduje que era el idioma de los magos. Tenía ante mi a un brujo. No sabría decirte si experto o novato porque no era especialista en el tema, pero no parecía tener problemas. Estaba tan enfrascada mirando al mago que no me percaté de la presencia a mis espaldas. Tab solo cuando una ramita crujió bajo su peso, me di la vuelta y me choqué con el hocico de Asgard. Lo regañé con la mirada antes de volver a atender al joven. Éste tenía el pelo blanco con rayas negras y una espalda más bien enclenque. Sus brazos se veían flácidos y sus piernas demasiado largas en comparación con el resto de su cuerpo. Él seguía con su hipnótico canto mientras yo observaba críticamente cada uno de sus movimientos. De pronto, un destello rojo surcó la arboleda donde nos encontrábamos, empujándome hacia atrás, lo que provocó una estruendosa y nada grácil caída por mi parte. Entre maldiciones e improperios conseguí sentarme sobre mi dolorido trasero lo suficiente como para ver al chico. Éste había cesado en la entonación y sin mirar en nuestra dirección habló con voz clara y poco profunda.

- Sé que estas ahí. Que llevas observándome un buen rato. Y que tienes compañía. Una curiosa compañía, por cierto. Acércate, por favor.

Yo, aún un poco atontada por la oleada de energía, me levanté como pude y tambaleante caminé en su dirección. A mis espaldas, Asgard gruñía por lo bajo en dirección al brujo. Le hice un gesto y el murmullo constante proviniente del fondo de su garganta cesó. Aproximadamente durante cinco minutos, luego volvió a ello. Me coloqué a su lado y miré de reojo su perfil. Nariz recta, orejas picudas y una boca de labios carnosos. Piel pálida y ojos impresionantemente azules. Cuando él miró en mi dirección, me impresionó lo que vi. Él estaba ciego. Lo supe porque sus pupilas estaban más grises que negras y sus ojos no tenían ese brillo especial que aporta la vista. Sus ojos parecían... Vacíos.

Boqueé cuan pez fuera del agua, incapaz de pronunciar palabra.

- Co... Como me viste si no puedes ver?- le pregunté cuando recuperé la voz. Él sonrió con sufuciencia.

- A parte de porque haces más ruido que un elefante en una cacharrería, porque aunque no vea con los ojos, veo con la mente y tengo que decir que piensas muy alto, por lo que resulta el doble de sencillo escuchar tus pensamientos.

Lo miré de hito en hito antes de volver a empezar a boquear. En serio, parecía idiota allí plantada, mirándolo sin saber que hacer o decir! A mi lado, el gruñido constante permanecía sin descanso.

- Dios mio Asgard, quieres callarte de una vez??- le pregunté un tanto irritada por su comportamiento. El felino, captando mi advertencia camuflada, cesó con el insoportable ruido después de un pequeño rugido en dirección a mi acompañante.

- Yo... Lo siento, no se por que actúa así...- me disculpé con em chico.

- No... Déjalo, yo si se por que lo hace y creeme cuando ye digo que es lo mejor que te podría pasar. Que gruña a quien no conoce y considere una amenaza. Ten esto siempre en cuemta. Lo único que puedo decirte es que él tan solo intenta protegerte.

Lo miré extrañada, sin llegar a comprender lo que quería decir. Mentalente me encogí de hombros y esperé a que dijera algo más. Había sido un día lleno de acontecimientos...

La Heredera (2#VYHLI?)Where stories live. Discover now