• Capítulo 29 •

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   Tae no puede creerlo todavía. El sketch hecho con carboncillos que tiene en sus manos es, sin dudas, el rostro de Jin. No comprende, ¿Cómo puede ser que no se haya dado cuenta tan pronto como se vieron en la mañana?

–Eres tú, Jin-hyong, eres... –Corre a sentarse a su lado, y gira la libreta hacia él para que pueda ver–. Mira, eres tú.

–¿Es el dibujo de mí que hiciste en el tren? –Pregunta Jin, sin comprender lo que está pasando.

–Oh cielos, ¡Ese dibujo! –Exclama el peliazul, y hojea violentamente la libreta, hasta que encuentra ese retrato que hizo de Seokjin en el tren, apenas diez minutos después de conocerlo.

   Después de conocerlo por segunda vez, al parecer.

   Arranca esa hoja, y vuelve adonde estaba el sketch del principio... Y ve que en ambos el rostro es exactamente el mismo. Niega con la cabeza, totalmente estupefacto.

–Hyong, este es el retrato que hice de ti en el tren –Explica el peliazul, entregándole el papel arrancado, y luego señala con su dedo el sketch y los pequeños bocetos del principio–. Estos de aquí los hice temprano, apenas me desperté... Madre mía, no sabes lo aliviado que estoy de por fin comenzar a comprender todo.

–Pero... ¿Cómo hiciste estos dibujos si no nos habíamos reencontrado aún?

   Taehyung deja su libreta en la mesita frente a él, y toma aire antes de seguir explicando.

–Desde hace dos semanas... –Al decir esto, señala la fecha escrita en la carpeta con su nombre–. Justamente desde hace dos semanas estuve teniendo unos sueños muy extraños, sobre un sujeto que no recordaba haber visto nunca, de labios gruesos y hombros anchos. Cada mañana intentaba dibujar a ese hombre, pero ninguno de los dibujos se veía como la imagen plasmada en mi memoria... Dios, creí que me estaba volviendo loco.

   De repente se gira completamente hacia el mayor.

–Espera, quédate ahí –Dice, mientras le sujeta los hombros firmemente, y baja la cabeza.

   Cierra sus ojos, y rememora el rostro de ese muchacho. Ese rostro que veía en sus sueños, que ponía a latir rápido su corazón. Ese rostro que luego era incapaz de replicar en sus hojas y lienzos. Alza la cabeza, aún con sus ojos cerrados.

   Los abre, y ve el rostro de Seokjin frente a él. Y por fin ve exactamente lo mismo que veía en sus sueños.

–Eres tú... Eres... –El peliazul sonríe, y desliza su dedo por la mejilla del hombre frente a él–. Eres real.

   Se acerca más, hasta que no existe espacio personal entre ellos, y toma sus manos. No puede evitar notar el cambio en la respiración del mayor, y la forma en que su nuez de Adán baja y sube cuando traga con nerviosismo.

–Lamento romper el ambiente, Tae, pero quisiera que escuchemos también el disco con mi nombre –Jin habla con cuidado, sintiéndose intimidado por la mirada casi hambrienta en los ojos del menor, y por la forma en que sus brazos suben como serpientes por su torso, y comienzan a rodear su cuello–. ¿Podemos ponerlo en la laptop?

–Sí... Claro, solo... –Le da un beso rápido, y sigue susurrando sobre sus labios–. Solo dame un minuto.

   Y acto seguido, se lanza a probar los gruesos y tentadores labios del mayor. Jin corresponde, y está tan fundido en la adictiva sensación de los labios de Taehyung, que ahora escuchar el disco pendiente es lo que menos le importa en todo el mundo.

–A la mierda el disco –Jadea, y pasa sus brazos alrededor de la cintura del peliazul, cortándole el aire de súbito al menor.

   Siguen besándose, y el aire a su alrededor es natural y doméstico, porque aunque no lo recuerdan, besaron los labios del otro casi diariamente durante dos años completos. Es como si sus mentes estuvieran vacías, pero sus bocas tuvieran otra mente aparte, y al conectarse reactivaron los recuerdos de cada sabor y cada movimiento.

Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (Jintae fanfic) EN ESPAÑOLWhere stories live. Discover now