• Capítulo 10 •

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   Son como las 11 de la noche cuando la lluvia por fin deja de caer afuera. Señal de que Jimin ya debe estar en camino al departamento de Seokjin.

–Esto ya está controlado, ¿Verdad? –Pregunta Jisoo, levantándose de su silla y yendo a abrir la mochila que trajo consigo–. Porque tengo hambre. No cené aún, compré gimbap en una tienda antes de llegar a la clínica.

–Sí, todo está regulado ya, no creo que tengamos más sobre-voltajes –Confirma Jungkook, concentrado en verificar que cada memoria se esté borrando en orden.

   La chica vuelve a sentarse junto al joven azabache, apoyando la caja llena de rollos de arroz en su regazo. Toma uno con los palillos y se lo come de un bocado. Hace un sonido de deleite, en serio ya tenía mucha hambre.

–¿Quieres? –Le ofrece la caja al menor, hablando con la boca todavía llena.

–Mmm... Sí, sí quiero –Jungkook se inclina hacia Jisoo sin dejar de ver entre la pantalla y la carpeta en sus manos, y abre su boca.

–No, tómalo tú. No te voy a dar de comer en la boca.

–Aw, nuna, estoy con los papeles del mapeo, se pueden ensuciar si lo tomo con las manos –Jungkook recurre a sus ojitos de Bambi–. No seas mala.

   La chica rueda los ojos. Esque ese chico es todo un manipulador a veces.

–Eres insoportable –Niega con la cabeza entrecerrando sus ojos, y luego toma con su mano uno de los rollos de arroz, poniéndolo en la boca del más joven.

–Y tú eres la mejor –Dice él felizmente con la boca llena, y sigue trabajando.

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   La puerta del departamento de Jin hace unos sonidos raros. La persona que está intentando entrar evidentemente no logra atinarle a la cerradura.

   Luego de varios intentos, Taehyung ingresa y cierra la puerta detrás de él.

–¿Dónde estabas? Son las 4 de la mañana –Reclama Jin, sentado en el sofá.

   El pelirrojo voltea sus ojos y se deja caer al suelo ruidosamente. Es probable que los vecinos de abajo se quejen por el estruendo.

–Traté de esquivar un hidrante cuando llegué –Balbucea, riendo un poco–. No pude, le dejé una marca chiquita a tu auto.

–Eres un irresponsable. Si hubiera sabido que otra vez te ibas a embriagar, no te dejaba tomar mis llaves.

–No pasó nada, sólo fue un rasguñito –Tae recuesta su espalda en la puerta, mirándolo–. Eres muy exagerado.

–¿Exagerado? Claro, ahora yo soy un exagerado –Jin se pone de pie, está fuera de sí–. Te vas en MÍ auto hasta la madrugada a emborracharte y seguro que también a entregarle el culo a alguien, y yo soy un exagerado.

–¿Perdón? ¿Acabas de insinuar que me acosté con alguien a tus espaldas? Quítate esas sospechas porque no hice nada de eso.

–Oh, no son sospechas, Taehyung... Yo sé que me engañas, siempre me engañaste. Eres patético –Escupe Jin.

   No debió haber dicho eso último. Fue eso justamente lo que provocó que Tae se levantara del piso, como si hubiera recuperado toda su lucidez de repente. El pelirrojo se voltea, abre la puerta otra vez, y antes de salir de ahí, deja las llaves del auto de Jin, y también la copia que tenía de las llaves del departamento.

   Pero esta vez, Jin no se queda con sus malos pensamientos hasta el amanecer. No, esta vez sale disparado detrás del menor.

–¡Tae! –El muchacho ya está bajando las escaleras, así que debe correr para alcanzarlo–. ¡Taehyunggie, lo siento, no debí decir eso!

   El menor no le responde. Ambos bajan la escalera y están ya en la planta baja del edificio. Salen a la acera, Jin mira a la izquierda, y encuentra su auto (tal y como lo encontró aquella mañana, incrustado contra la toma de agua roja), pero corre en sentido contrario a este. Hacia Tae, quien sigue alejándose y buscando un taxi con la vista.

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–Jisoo-nuna, nunca pudiste contarme cómo conociste a ese novio tuyo –Pregunta Jungkook, girándose completamente hacia ella, ya que no hay nada más que verificar del procedimiento.

–Bueno, sobre eso... –Jisoo deja a un lado la ya vacía caja de gimbap–. ¿Cómo te lo digo? Yo... Digamos que lo conocí en el trabajo.

   El azabache frunce el entrecejo.

–No estarás enamorada de Jimin o de mí, ¿Verdad? –Pregunta Jungkook.

–¡Ay no, no seas tonto!

–¿Es Namjoon-nim entonces?

–¡Nooo! –La chica se ríe y empuja el hombro del muchacho–. Basta, no es ninguno de ustedes.

–Me estás dejando sin opciones. ¿Tienes otro trabajo además de ser cadete en la clínica?

–No, este es mi único trabajo.

–¡Entonces no entiendo!– Jungkook hace gestos exagerados con los brazos–. ¿Cómo pudiste conocerlo en el trabajo si sólo trabajas con nosotros tres?

–Porque lo conocí durante uno de los procedimientos, hace unas cuantas semanas.

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–¿Recuerdas a aquel chico de cabello azul al que le hicimos el procedimiento como a principios de mes? Bueno... Creo que me enamoré de él esa noche –Seokjin estaba corriendo y se detiene al oír esa voz, que viene aparentemente del cielo. Es una voz femenina, profunda... Una voz que ya había oído antes.

–¿Hablas de Taehyung? ¿Tu novio es Kim Taehyung? –Es la voz de Jungkook, la reconoce–. Nuna, Taehyung es el ex-novio de este chico. Es a él a quien estamos borrando ahora mismo de su cabeza.

   Entonces se da cuenta. La cadete es Jisoo, o “Chichu” como la escuchó nombrar por el mismo Tae. La cadete es esa linda chica de cabello negro que Tae estaba besando.

–Wow... Entonces, menos mal que no lo traje aquí como sugeriste.

   Tae ya está subiéndose a un taxi. Seokjin corre hacia él, aún escuchando esas voces.

–Significa que todas las cosas que tengo en casa son de este tipo de aquí –Dice la tal Jisoo.

–¿De qué cosas hablas? –Pregunta Jungkook.

–Ya sabes, las cosas que Tae debía recolectar de su casa, todo lo que le recordaba a su novio... Yo me llevé las bolsas. Supuse que si quería conquistar a Tae, el contenido de las bolsas me iba a ayudar.

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–Nuna, esto es... Demasiado, no puedes aprovecharte así del pobre hombre. Prácticamente tienes su psiquis en tus manos y la puedes manipular a tu antojo –Jungkook se pasa una mano por el cabello, aún shockeado por lo que Jisoo le está contando.

–Bueno, no estaba segura de si solo las bolsas iban a ser suficiente, así que cuando te fuiste a la sala a besuquearte con Jimin, yo me subí encima de Taehyung y lo besé mientras estaba dormido.

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–¿Que hiciste QUÉ? –Seokjin deja de perseguir el taxi, y grita hacia el cielo–. Eres... ¡Eres una depravada!

   El taxi que llevaba a Taehyung entra a aquella oscuridad, que comienza a devorarlo todo.

–No, no, no, no, no... Eso es... Nuna, eso no está bien.

–¡Sé un poco más duro con ella, Jungkook-ssi! –Jin está gritándole al cielo en medio de la calle–. Es una depravada. Dilo: ¡DE-PRA-VA-DA!

   Y todo se hace negro de nuevo.

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Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (Jintae fanfic) EN ESPAÑOLOù les histoires vivent. Découvrez maintenant