• Capítulo 02 •

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   Aunque el hombre de cabello azul claro se ve inofensivo, Seokjin no tiene muchas ganas de hacer vida social ahora, así que da media vuelta y camina en el sentido opuesto a la casa de la playa. No llovió en Incheon, por lo que decide sentarse en la arena sin más. Se queda allí por una o dos horas, sintiendo el frío viento del mar golpeándole el rostro.

   Venir a esta ciudad fue espontáneo. En verdad, fue la cosa más espontánea que había hecho en mucho tiempo. Seokjin es un hombre que dista mucho de eso, le gusta ser puntual en su trabajo, le gusta planificar cada cosa en su día, tener una agenda para sus actividades y seguirla al pie de la letra tanto como sea posible. Mucha gente se ha quejado de lo estructurado que es, pero él no lo ve como algo negativo. Le da seguridad saber con anticipación todo lo que va a ocurrir en su jornada... Una costumbre realmente inquebrantable, si no se toma en cuenta este improvisado viaje a las costas del oeste de Corea.

   Sin embargo, él no está inquieto con esto. Todo lo contrario, extrañamente se siente liviano y con la mente fresca. Quizás en el fondo necesitaba darse un respiro de su rutina.

   Ya casi es mediodía. Jin está comenzando a tener hambre, pero prefiere volver a Seúl y almorzar allá. Vuelve a la estación, busca en la grilla el horario del tren que debe tomar, y da unos pasos hacia el andén indicado.

   Y allí, entre algunas personas, está el chico de cabello azul claro que había visto antes.

   Ahora que el hombre está relativamente cerca, puede apreciar lo bonito que es. Tiene un rostro pequeño, que acentúa lo grandes que son sus ojos, y su piel tiene un tono algo tostado y llamativo. En sus manos lleva una libreta de tapa negra, y está mirando por encima de Jin, al lugar donde está la grilla que él acaba de mirar.

   En cierto momento, el muchacho posa sus ojos en Jin. El contacto visual dura un suspiro, pero la mirada del peliazul es tan intensa que los latidos se doblan en su pecho.

   Finalmente llega el tren que esperaba. Seokjin sube al mismo y busca el vagón más vacío de la unidad, tratando de no hacer contacto visual con nadie. Se siente muy tonto, le resulta increíble que una mirada de dos segundos con un desconocido lo haya puesto tan tímido a sus veintisiete años.

   El tren avanza rápidamente, mientras Jin piensa más a fondo este asunto. Quizás el muchacho de cabello azul claro y mirada que afloja rodillas podría haber sido una persona genial, pero él se lo perdió por ser tan obsesivamente controlador. De hecho, si no hubiera sido por este extraño impulso de subir a un tren random y faltar a su trabajo, ni siquiera lo habría visto nunca.

   Seokjin suelta una callada y cortísima risa, no entiende por qué le da tantas vueltas a la cuestión. Lo más probable es que no vuelva a ver a ese sujeto nunca más en la vida.

–¡Hola! –Una voz llamativamente profunda pero adorable lo sobresalta de pronto–. Oh, perdón no quise asustarte.

   Jin alza la vista. Es como si hubiera llamado al muchacho con el pensamiento. El sujeto está sentado a varios metros de distancia de él, pero lo suficientemente cerca como para hablar en un tono normal. Ambos son los únicos habitantes en ese vagón.

–¿Hola? Anniong, ni-jao, konichiwa, bonjour, hello, ¿Me entiendes? Holiiii –El peliazul mueve su mano para atraer la atención de Jin. Solo entonces este se da cuenta de que no ha respondido.

–Sí... Digo, hola. Perdón, eh... No, no me asustaste, sólo estaba... –“¿Pensando justamente en ti?” Dios, eso suena aterrador–. Estaba distraído, es todo.

–Ya veo, parecía que estabas pensando en algo profundo, tenías las cejas arrugadas así –Y el hombre imita de forma adorable ese gesto. Esto le saca la primera sonrisa a Jin.

Eternal Sunshine Of The Spotless Mind (Jintae fanfic) EN ESPAÑOLWhere stories live. Discover now