𝕮𝖔𝖑𝖔𝖗𝖘 | Pjm '+18

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MIN T/N

La primera hora para mí fue intensa, quería salir rápido de las aulas para encontrarte cara a cara con el rarito. Lo mejor no debe hacerse esperar, así que con toda la actitud del mundo lo secuestré hacia la parte oscura de la universidad a penas lo vi. 

— ¡¿QUÉ MIERDA TE PASA, LOCA?!

— ¡¿Qué te pasa a ti, enfermo?!

— ¡¿ENFERMO?! ¡¿YO?! ESA ERES TÚ.

— ¿Ah sí? —crucé mis brazos con superioridad— ¿Con qué moral me lo dices? 

Éste se enderezó, me miró desde abajo y con humos de grandeza me sonrió.

— Porque resulta ser que soy el hijo del tipo que te follas, tu suegro, hermano de tu novio.

Bufé de medio lado.

— ¿Y entonces? ¿Dónde está el problema?

— ¡¿EN DÓNDE?! —exclamó confundido— ¡ERES UNA ZORRA!

— ¡Y tú un enfermo!

— Ajá, según tú, ¿Por qué soy un enfermo? ¡¿AH?!

— ¿En serio quieres que te lo diga? Me gusta ser directa pero, contigo quería durar más.

— ¿Más con qué? ¿Qué coño te pasa, loca?

— Sé tu secreto.

— ¿Qué secreto? Todos ocultamos uno, tú por ejemplo te follas a mi padre.

— Sí, y lo hacemos de maravilla.

— Cierra tu maldita boca o abro la mía.

—Ja, no eres capaz. ¿Sabes por qué? —me acercaba poco a poco amenazante a él— Porque sé lo que hay en esa libretita que no quieres soltar ni para bañarte.

Tragó duro.

— No.

— Sí.

— Es imposible.

— No, no es imposible. Tu obsesión por destruirme te destruyó a ti, sé que quisiste ir al viaje a Hawaii para verme distraída y robar mi cámara, sé que enviaste a alguien a mi casa para hurtarla porque te enteraste que no la llevé, pero no le salió bien porque mis amigas estaban ahí.

— N-No...

— Sé cada movimiento que hiciste para intentar destrozarme en aquellas vacaciones; sin embargo, te olvidaste de cierto detalle cuando bajaste solo del ascensor al momento de mi aparición en el hotel por haberme desaparecido. 

— Hija de...

— ¿Lo recuerdas ya? Sí, Hoshi, dejaste tu libreta entre los cojines de la sala y yo fui la afortunada de ver y leer cada detalle de cada fantasía que tienes ahí.

Apretó su bolso en donde contenía sus cosas, me miraba con furia.

— ¿Qué? Tu aura ya no es de orgullo al decirme lo que yo ya sé. ¿Por qué? ¿Tienes miedo? 

— Y-Yo...

— No te trabes, habla bien.

— ¡Te odio!

— Uy, y no tienes idea de cuánto yo a ti —gruñí cerca de su cara.

— ¿Qué piensas hacer? Lleguemos a un acuerdo temporal.

— ¡¿Acuerdo temporal? ¡¿CONTIGO?! —me alejé a una distancia prudente. 

— Sí, es por el bien tuyo.

— ¿Por el bien mío? —reí como nunca— ¿Yo por qué? ¡TÚ ERES EL CONDENADO AQUÍ AL ENAMORARTE DE TU HERMANO MENOR!

— ¿Y tú crees que él no lo sabe? —me hizo cuestionar hasta de mi amor por Jimin. ¿Cómo que Yeonjun ya lo sabía?

— ¿Qué...?

— Le di una pista y creó que la adivinó. ¿Por qué crees que ya no hablamos? Ni con papá lo hago, sé de más y Yeon también. Las cosas están tranquilas hasta ahora.

— ¿Y eso en que me afecta a mí? Tú eres el que anda dibujándolos teniendo sexo salvaje y citas literarias muy homosexuales basadas en la obsesión que tienes por mi novio, enfermo.

— BASTA DE DECIRME ASÍ, NADA DE ESTO ESTARÍA PASANDO SI NUNCA HUBIERAS LLEGADO A SU VIDA.

— ¿Y yo soy la culpable de que no te lo puedas coger? ¡En serio estás demente! 

— No hagas un escándalo, es por tu bien.

— Y anda con eso —exhalé—. ¿Sabes? ¡Olvídalo! No digas nada de nada ni a nadie, y yo me mantendré como una monja cuando hace un voto de silencio, ¿Okey? —me di media vuelta para irme, pero él habló.

— Aléjate de Yeonjun.

— ¿Disculpa? —me giré asombrada. ¿Acaso esto no iba terminar? 

— Quédate con mi padre, mas no con mi hermano. 

— ¿Y si no quiero, qué?

— Sentirás mi ira de nuevo.

— ¿De nuevo?

— Adiós, Min. Suerte en la vida, no quiero volver a dirigirte una palabra más en lo que queda de la vida.

Y se fue él antes que yo.

¿Qué quiso decir con eso? 

¿Había hecho algo conmigo antes? No, lo recordaría...

— Maldito enfermo.