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PARK JIMIN


— ¡100 más! —le grité al notar como se distraía al ver a T/N hacia los vestidores.

Esta semana ha sido del orto. Yeonjun y Blue se ven demasiado y están apegados. Me molestan como no tienen idea, cada cinco segundos se toman de las manos, le dedica touchdown's, la besa, la toca... ¡CARAJO, HACEN DE TODO!

No entiendo de dónde mierda tanto amor, ¿Eran así antes de yo comenzar a tener estas sensaciones imprudentes?

¡Joder, no sé!

De paso mi mejor manera de intentar controlarme es mantener a mi hijo ocupado, lejos de ella.

— No.

— ¡¿NO?! —salí de mis pensamientos al escuchar negación.

— ¡No, no voy a hacer 100 flexiones más! —contestó.

Y como si fuera poco, el campo quedó solo en el momento que Yeon se reveló.

— ¡¿Disculpa?!, Mira con quien estás hablando, malcriado.

— ¡No, pues fíjate que no sé! —gruñó—, ¿Dónde está el entrenador equitativo, agradable y respetable que conozco?... ¡No, olvida eso! ¿DÓNDE ESTÁ MI PADRE?

Quería golpearlo, y fuerte.

— Desde que llegamos de ese viaje llevas actuando de mala manera, me tratas agresivo y no me permites ver a mi novia o si quiera salir con mis amigos. ¡Me tienes alejado de todos solo por quedarme a hacer cosas que ni al carajo quiero! 

— ¡NO ME GRITES, PARK YEONJUN!

— ¡SÍ LO HARÉ!, estás siendo exagerado con lo que sea que esté pasando por tu cabezota. Te recuerdo que no es culpa mía lo que haya sucedido y que soy tu hijo, ¡¿OKEY?! 

— ERES UN IDIOTA —me encaminé a él.

— ¡SÍ, LO SOY! ¿Y QUÉ?... ME LARGO —corrió hasta su mochila y cruzó por el portón que da al interior de la universidad.

Mi vista se nubló de la rabia al oír como al niño que mantengo desde toda la vida me gritaba de esa forma. Empujé la primera puerta con agresividad y la segunda en la que creí que estaba.

— ¡VUELVE AL CAMPO, COBARDE! —le vociferé a la figura por la cual me acerqué instantáneamente.

Pero me congelé al darme cuenta que no era a quien buscaba. 

— S-Señor Park —en sus ojos podía ver el susto que tenía al verme así, furioso... y muy cerca de su cuerpo que, para mi suerte, estaba casi descubierto.

Solo cargaba puesta unas bragas y sus manos apretaban con dificultad la toalla que me impedía ver sus redondos senos. Del cabello le caían gotas y temblaba en cierta forma.

Dios, que imagen tan increíble. 

Lástima que tenía que regresar mis pies a la tierra.

— L-Lo siento —me giré y le di la espalda.

El silencio era incomodo, mordía mi labio inferior aguantando las ganas de cometer una estupidez y pensar otras cosas que no fueran ella, porque excitarme en frente de mi yerna no es algo sano que digamos.

— Jimin...

¡Mierda, mierda!  

— ¿S-Sí? —dirigí mis ojos hacia un lado y me di cuenta que seguía ahí como un acosador al presenciar su figura en los espejos—, c-carajo —mascullé cerrando mis ojos.

¡Y sin zarpar de ahí! ¿Pero, por qué?

Algo me ataba, me pegaba al suelo. Relamía mis labios e inclinaba mi cabeza hacia atrás ignorando mis pensamientos, ignorando las acciones que quería cometer, ignorando cualquier cosa que me aferraba a no irme. Necesitaba estar consciente, lucido, claro. Pero mi mente estaba tan cegada por ella que no lo lograba.

Y ahí fue cuando brinqué a su cuerpo, pescando sus labios y sintiendo la tela de algodón caer a mis pies.

Al diablo lo que pasara después, anhelaba el ahora.

T/N se encontraba tensa, las palmas de mis manos atrapaban su rostro para que no escapara. Creí por un momento que ella me empujaría y así separarnos —porque no tenía la más mínima intención de hacerlo por mí mismo— pero, sus brazos se enredaron en mi cuello y se colocaba de puntillas profundizando el beso.

Dejé su cara, robando sus caderas y pegándola más a mi cuerpo. Su vientre acariciaba mi erección y hacía fricción en ambos. Su lengua se adentró a mi boca y empezábamos a disfrutar el sabor del otro. T/N pasaba sus uñas por el interior de mi camisa y la subió poco a poco, nos separamos por solo segundos y nos volví a atrapar en un caliente beso de contacto. Oír como gemía ante mi impedimento de respirar me enloquecía demasiado.

Quería más...

Deseaba más...

Necesitaba más...

Pero, se separó, tomando una bocada de aire que provocaba muchas cosas en mí. Lo que mis ojos observaban era hermoso: cabello húmedo, labios hinchados, su pecho subiendo y bajando descontroladamente, y sin mencionar la cristalina mirada que me regalaba.

¿Por qué no te noté antes, Blue?

Debía decir algo, pronunciar lo que sea. Tenía que dejarle claro la razón de mi locura hace un momento, de mis ataques estos días... ¡De lo que sea! 

— Me gustas.

Verla cerrar sus ojos con un semblante triste, fue suficiente para darme cuenta que la había cagado.

𝕮𝖔𝖑𝖔𝖗𝖘 | Pjm '+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora