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Hace un año y ocho meses:


Un joven enamorado llegaba a su casa con mucha alegría porque había estado con su novia. Pronto cumplirían cuatro meses de noviazgo, él aún no podía creer que por fin estaba con la chica que tanto le gusta y que cada día con una sonrisa, lo enamora. Sus padres siempre le daban los viernes después de la universidad diez mil dólares para hacer lo que quisiera. No era por ser un capricho, Yeonjun ha aprendido el significado de humildad al lado de T/N, que cuando tenía mucho dinero, prefería donarlo o ahorrarlo para el futuro... El futuro de él y su pareja. 

El día que la chica aceptó ser su novia éste prometió no ilusionarse pero, las promesas se rompen y Yeonjun tiene casi cuatro meses guardando dinero para poder hacer su vida con T/N.

Y bueno... también porque dejó de consumir drogas al enterarse que un beso de la chica era más que suficiente en su vida.

Por otro lado, una mujer de edad mayor y físico de juventud se encontraba en su estudio frustrada mientras mordía sus uñas valoradas en 1000 dólares y pisaba fuertemente los tacones de diseñador al suelo.

— No puede ser... No, ella es una interesada, todas lo son... Lo somos —arrojó los papeles de la mesa y gruñó.

Sin embargo...

Una idea se le vino a la cabeza cuando vio el sobre de dinero que le daría hoy a su hijo menor.

— Sí, eso es perfecto —se agachó para recogerlo y tirarlo a la basura para comenzar a carcajear y formular bien su plan—. Ay, niñata, caerás porque todas lo hacen. Ya que Yeonjunnie no desconfiaba de ti, ahora sí lo hará.

— ¿Mamá? —la voz de su hijo la hizo estremecer.

Que llegara temprano no era parte del plan.

Se giró sobre sus talones e inició con lo que recién pensado.

— Y-Yeonjun...—sus conocimientos mediocres de actuación mejoraron y como podía hacía que sus ojos se humedecieran para que su bebé notara la desesperación en ella. 

Él inocentemente cayó en su trampa y corrió a abrazarla.

— ¿Q-Qué sucede? ¿Pasó algo malo?

— Sí, mi amor, sí —correspondió a sus brazos y fue inevitable no sonreír como enferma.

El menor los separó y la miró angustiado.

— Dímelo.

— No q-quiero que te preocupes, son problemas de adultos —bajó su cabeza hacia el desorden de la habitación y Yeonjun como el buen hijo que es, recogía todo para ordenarlo.

— Ya soy uno, mamá. Dime qué sucede o tendré que averiguarlo, lo que te pase a ti, también me pasa a mí, eres mi madre.

Su hijo es tan perfecto, ella lo amaba más que nada y con más razón no se arrepentía de lo que haría y hacía cuando su niño tenía una novia nueva.

𝕮𝖔𝖑𝖔𝖗𝖘 | Pjm '+18Where stories live. Discover now