"Eras rojo, yo azul y te gustaba que fuera así."
La chica popular con el chico popular; sin embargo, un secreto perturbador se encuentra dentro de aquella cámara que tanto se niega ella en soltar. La familia perfecta solo era una máscara de lo que e...
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MIN T/N
Ha pasado exactamente una semana en donde el señor Park y yo hemos disfrutado como nunca. Hemos ido al cine, restaurantes y follado en cada puto rincón que encontramos solitario para poder comernos como se debe. ¿Hotel? No, eso no existía para los dos.
Todo está yendo de maravilla, tan perfecto, todo un sueño hecho realidad para mí.
¿Yeonjun?
Ah, sí. Lo normal, seguimos viéndonos pero la intimidad no es tan frecuente como solía ser. Ahora le tocaba conformarse con besos húmedos y uno que otro faje en donde imagino a su padre como soporte.
— ¿En qué piensas, Blue? —preguntó el atractivo hombre mientras acariciaba mi espalda desnuda sobre él. Nos encontrábamos en su sala con las luces apagadas después de una excelente rutina.
— En lo sexy que es esto —rió suavemente.
— Sí, sí lo es. Me encantan las cosas diferentes —acercó sus labios a mí—, tú eres diferente —y al sellar nuestros labios y no hacer ningún movimiento, un celular sonó.
El mío.
— No contestes, por favor —rogó atrapándome en sus brazos y cambiándonos de posición. El beso por fin tomó el rumbo que quería: lengua y chasquidos.
— Ni pensaba hacerlo.
Pero, quien llamaba insistía demasiado.
— C-Creo...—jadeaba al intentar separarnos— que es importante —logré terminar de decir ya que nos separé—. Será rápido, lo prometo.
— Jum...—lo meditó— Bien, iré a preparar el baño. Te espero ahí —me dio un casto beso y se levantó.
— Excelente vista, Mr. Red —bromé al ver su glúteos bien formados.
Su carcajada me prendió.
— Tienes un motivo suficiente para no atender —me sonrió desde su perfil y desapareció entre la oscuridad.
Reí mentalmente como una estúpida y tomé mi celular para contestar.
— ¿Hola?
Nadie decía nada.
— ¿Hola? ¿Quién habla?
Mierda. ¿Por qué no vi el número antes?
— Chanyeol —bufé—, ya vi que eres tú. ¿Qué quieres? Estoy ocupada —rodé mis ojos.
— Sí, ya vi. ¿Te diviertes?
Me estremecí al escuchar su voz al otro lado de la línea, tan nasal y ronca.
— ¿Disculpa?
Su risa me perturbaba.
— No soy ciego, Min. Estoy viendo claramente como no tienes ropa en la sala de la casa de mi primito lejano.
