Prólogo

325 39 7
                                    

Ella caminaba empequeñecida, sintiéndose como una hormiga entre gigantes. Su amiga avanzaba adelante, con paso confiado y la cabeza en alto; la morocha solo miraba sus zapatos. Se chocó con algo, con alguien. Levantó la mirada y unos ojos grises se clavaron en los suyos.

—Perdón, no te había visto, ¿estás bien? —pregunta el chico dejando que sus amigos se alejen. Ella simplemente asiente y a él se le forma una sonrisa. Se despide con un gesto de cabeza y se pierde entre un mar de uniformes.

Lo que para cualquiera habría sido un pequeño accidente, algo que solo duró un segundo, hizo que algo se moviera dentro de ella. Desde ese momento, esos amables ojos grises quedaron grabados en su mente.

Por una NotaWhere stories live. Discover now