Capítulo 20: Gia

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Me estoy muriendo de frío. El viento sopla fuerte y me vuela la pollera. Además tengo sueño. Las vacaciones de invierno terminaron demasiado rápido. Mi cumpleaños fue hace tan solo cinco días y ahora ya estoy parada en el patio del colegio. Es imposible. Solo faltan cuatro meses para que esto termine de una vez y para siempre, pero el tiempo no parece avanzar.

Cuando la directora termina de dar los anuncios matutinos podemos subir a los salones. Me agarro del brazo de Lili preocupada de que, si no lo hago, voy a caerme en las escaleras, no tengo suficiente energía. Ni bien me siento en mi silla apoyo la cabeza en el banco. De la nada alguien me da un cozcorrón. De mal humor me giro para reprocharle a Lili, pero jura que no fue ella. Vuelvo mi vista hacia otra persona que me está dedicando una sonrisa llena de sorna. La fulmino con la mirada y vuelvo a mi posición anterior, hasta que los tacos de la profesora resuenan en el salón.

—¿Cómo pasaron sus vacaciones de invierno? —pregunta con su voz especialmente irritante. En mi mente se proyecta una única idea: me quiero ir.

***

—Pensé que nunca íbamos a salir.

—¡Nos dieron seis fechas de exámenes en un día! ¿Tantas ganas de molestar tienen?

—Probablemente agreguen más —digo encogiéndome de hombros.

—Es injusto, no voy a poder armar las valijas en paz.

—Si te comprometes a reducir el tiempo que pasas con Pablo, yo te ayudo.

—Bueno, mira quién habla, vivís pegada a Chris.

—¿Querés que estudie con vos o no?

—Sí, sí, perdón.

Avanzamos a paso tranquilo por las destartaladas veredas. En menos de una hora tenemos gimnasia en el club. De pasada compramos unos sándwiches y tres botellas de agua en el kiosco de Laura. Comemos mientras caminamos, quejándonos del sistema escolar. Cuando llegamos nos cambiamos el uniforme de gala por el deportivo y nos sentamos en una de las gradas de la cancha de básquet para esperar a que se hiciera la hora.

De a poco comenzaron a llegar otras chicas y, unos minutos más tarde, apareció la profesora. Hacemos un círculo en una esquina del gimnasio y ella toma lista, para después dar por iniciada la clase. Hora de sufrir. En serio, no veía la hora de que el colegio y las horas de Educación Física se acabara de una vez por todas.

***

Giro las llaves, abro la puerta y le doy un saludo rápido a Pau. Subo las escaleras a paso lento porque los diez minutos que corrimos y las sentadillas me dejaron las piernas adoloridas. Entro en mi habitación, agarro una muda de ropa cómoda y me voy a bañar. El agua caliente tiene un efecto de lo más relajante. Cuando salgo de la ducha me cambio y me siento en el escritorio a completar algunas tareas.

El sonido de mi teléfono me distrae de las preguntas de geografía. Me tiro en la cama y atiendo para que la voz de Chris inunde mis oídos.

—Se acerca un momento inolvidable, nuestra boda. Ya lo tenemos todo, pero nos falta lo más importante: tu compañía. Te esperamos el sábado cuatro de septiembre en "1915 Eventos" de Villa Allende, a las 18:00 horas. Por favor confirmar asistencia.

—Chris, mi vida, no te entiendo —comento realmente confundida.

—Sí, perdón, es de la boda de mi hermano. El maldito casamiento de mi hermano y, para colmo, quiere que sea el padrino —suelta con evidente furia.

—Chris, yo... Perdón, pero de verdad no tengo idea de qué decirte.

—No pasa nada, Gia, solo... necesitaba decirlo. ¡Me da demasiada impotencia! Tenía tremendas ganas de verlo, pasó todo el tiempo paseado a la novia y ahora esto. Para colmo es probable que termine aceptando ser el padrino porque sino me voy a sentir culpable.

Por una NotaWhere stories live. Discover now