Mis ojos trataban de mantenerse abiertos, La rutina de doble turno había comenzado. Harley ya se había ido horas antes.

Fui a la parte trasera, entre al baño y moje mi rostro tratando de mantenerme despierta. Mis ojeras habían crecido y ahora estaban más oscuras. Harley me decía mapache o dálmata, dependiendo el día y según mi estado de ánimo.

-¡Astrid!

-Amas tu trabajo, necesitas este trabajo, solo faltan dos horas y estarás dormida en tu cama- le dije a mi reflejo- Una sonrisa y a fingir que tenemos energía, venga, venga.

Salí del baño- ¿En dónde estabas?

-En el baño- respondí, Robert señaló la barra.

-No los dejes esperar tanto- murmuró.

-Sí, señor.

Pasé de largo y atendí a las cuatro personas que estaban ahí. Limpie las demás mesas y el resto de la barra, vendí donas a quienes entraban por estás.

Estaba tan cansada, de seguro que me quedaría dormida en el autobús. Volví a regresar detrás de la barra, les di una sonrisa los clientes y espere a que se fueran. La tortura comenzaba, cerré la cafetería, Robert puso el seguro, fui a la parte trasera y limpie las freidoras.

Una arcada vino a mí al oler la grasa- Qué asco- murmuré tomando una gran respiración.

Cuándo termine me quite los guantes y volví a ir a la parte delantera, era mi momento- Robert- le llamé- Necesito que me des un permiso para faltar mañana.

El señor levantó una ceja- ¿Vas a ir al juicio?

-Nos han citado a todos los que fueron interrogados.

-Harley dijo algo sobre eso- murmuró- ¿No vendrán todo el día?

-Bueno, no sé cuánto tarde el juicio- respondí- Cómo sea, yo tengo que venir- fingí una sonrisa.

Robert me miró comprensivo- Vete a casa, yo haré el corte, ya limpiaste lo demás, yo termino.

-¿Huh?

-Qué vayas a casa, es una orden- comentó, quitó el seguro y me abrió la puerta- Suerte mañana.

-Gracias- murmuré dándole una sonrisa ladeada.

Comencé a caminar en busca de un posible taxi o autobús. No llegue ni a la siguiente cuadra cuándo alguien choco con la pared, haciéndome parar en seco.

Peter soltó un quejido- Hola- dijo saludando, cómo si no se hubiera dado el golpe de su vida.

-¿Estás bien?

-¿Estás bien tú? No te he visto en días- Peter tomó mi mochila.

-Gracias, estoy bien- respondí- Pero en verdad, ¿Estás bien? Aterrizaste mal.

Pete se rió- No hice bien los cálculos- los ojos del chico brillaban aún en la oscuridad de la noche- Ven, vamos a casa.

-¿Podemos tomar el bus? Podría soltarme en cualquier momento- bostece.

-No te dejaré caer- tomó mis brazos y los paso detrás de su cuello- Puedes dormirte en el camino- le miré con ternura, me acerqué a besar su mejilla- No me pongas nervioso- nos reímos.

Dejé mi cabeza escondida en el hueco de su cuello, Peter no tardó y comenzó a balancearnos rumbo a casa.

-Ya casi llegamos- dijo en mi oído-¿Estás dormida?... Bebé, ¿estás dormida?

-Creí que no nos llamaríamos así- murmuré.

-Se me ha salido, perdón- dijo con cierto nerviosismo.

Paper Rings (Peter Parker/Spider-Man)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant