epilogue

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To the girl who deserves better.


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Jesabella Barker al igual que el resto del mundo cometían errores, se caían, eran golpeados, reían, lloraban, porque al final de cuentas sin importar si poseían una habilidad eran humanos, lamentablemente ella había sido golpeada más veces de las que reía, su vida era así, pero intentó cada día porque una parte de ella pudiera cambiar, no fue suficiente.

La mañana del primero de noviembre llegó, sus ojos estaban hinchados de las lágrimas que derramó, pero ellas solo fueron el impulso que necesitaba, luego de ver a Harry alejarse de ella su cabeza le hizo darse cuenta que también necesitaba hacerlo, que no podía permitir ponerse vivir bajo aquella oscuridad nunca más, no estaba del todo bien para tomar decisiones, pero nunca lo estuvo, no podía detenerse a pensar más en las cosas, no después de todo lo que sucedió, si se quedaba dos segundos más iba a perder la poca cordura que le quedaba.

Todo estaba listo, las maletas, su elfina y Meissa, ellas dos iban a irse primero, Ella se encargaría de Garret y el resto, lo importante era poner salvo a la pequeña niña de cabellos oscuros, no era la manera en que todo debía suceder, pero no podía hacer más, la elfina bajó junto a la pequeña quien llevaba su peluche en su mano y los ojos adormilados, Ella tomó la mano de la pequeña y dejó un suave beso sobre ella, una promesa silenciosa de que iban a estar bien, de que Remus la iba a cuidar.

Después de la tormenta viene la calma, Jesabella Barker seguía bajo una torrencial tormenta.

— ¿A dónde piensas que vas? —la sangre en el cuerpo de Ella se heló, sus músculos se tensaron— Es muy inteligente de tu parte poner en trance a Garret, me sorprendió que lo hicieras, ¿Que ibas a hacer después?

— ¿Abuela?

— Hola cariño. —dijo con una sonrisa Isobel Barker ante la voz de su nieta, la niña sonrió y se movió para caminar a ella, pero la mano de su madre la detuvo— Shania, lleva a Meissa a otro lugar, donde pueda verlos.

— Ella no recibe tus órdenes.

— Claro, porque tu hermana y tú creyeron que era buena idea liberar a un elfo a tan corta edad. —murmuró— ¿Crees que es buena idea retarme?

— Shania...

— Si ama, Ella. —la elfina tomó la mano de la niña y la llevo hasta el salón desde donde madre e hija tenían una imagen clara y desde donde ellas no serían capaces de saber lo que sucedía— ¿Y bien?

— Escuché lo que sucedió con los Potter, eran tus amigos, ¿cierto? —ahí estaba el tono que Ella tanto odiaba— Nadie habría pensado que Black sería capaz de hacer algo como eso, pero no me sorprende, si fue capaz de dejarte con una niña, ni siquiera le importó.

— No sé de qué hablas.

— Tu padre y tú fueron muy astutos, me mintieron por tanto tiempo, pero si no fuera por esto jamás habría llegado a saber la verdad. —un sobre salió de uno los bolsillos del abrigo de la mujer y se lo extendió, Ella miró la carta que ella misma escribió— Sirius Black vendió a sus amigos y también te vendió a ti, ¿Quién crees que le dijo sobre tu paradero a tu hermano? ¿Quién crees que me entregó eso?

— Él no...

— Vamos, Jesabella, no puedes ser tan estúpida. ¿Creíste que le importabas? No te crie para ser una ingenua. —regañó caminando lentamente hacia ella— Pensabas huir esperando que él fuera en algún momento, ¿Cierto? Mejor, creías que huir iba a ser lo más inteligente que hicieras, pero al parecer Black no tuvo ni el más mínimo remordimiento de entregarte a ti y peor aún a su propia hija. Mi niña, él te uso.

— ¿C-cómo podrías saberlo?

— Porque como él hay muchos otros, solo fuiste una pieza, así como lo fue Marlene Mckinnon, no pensarías que la muerte de su familia fue un accidente que ocurrió por pura casualidad, él fue quien avisó cuando, como y donde actuar.

— N-no, eso no es verdad. —susurró, la mujer sonrió y tomó con suavidad la mano de Ella, pero ella se separó— ¡No me toques!

— Ella, te dije que era mejor que volvieras a casa, te habrías ahorrado todo esté dolor. —dijo en un tono de voz tan suave que a Ella le recordó cuando era niña, la época en que su madre creía que ella llegó a heredar el don de la familia, el mismo trato que tenía con Meissa solo porque la necesitaba.

¿Cuántas veces fue manipulada? Se preguntó mentalmente, su familia, sus amigos, todos pudieron usarla de alguna manera, pero no quería creerlo, se negaba, no podía aceptar que todo en lo que colocó su fe se quebrara de esa manera, quizás su madre tenía razón y era una estúpida por creer en las mentiras que le dijeron, porque no era posible.

— ¿Y en qué mentiste tu?

— No gano nada mintiendo, estaba pensando en todo esto, sonaba raro que de un momento a otro estuvieras muy feliz y segura con Garret, no luego de como actuaste cuando anuncie el compromiso, mucho menos era creíble que quedarás embarazada y la niña, no tiene ningún rasgo de los Thompson, ni el más mínimo. No fue difícil unir las piezas luego de escuchar a la chica Dekker, Caroline, tu amiga.

— ¿Por qué fingir tanto tiempo?

— Porque tu padre te mantenía al margen, el día que murió vi un brillo en tus ojos, supe que algo estaba mal y luego llegó esa carta, no me interesa lo que tu hagas, pero no dejare que te lleves a esa niña.

— No dejaré que la toques.

— ¿Y qué harás? ¿La llevaras con ese hombre lobo? —cuestionó con sorna al ver la cara de su hija ante la mención de este— No te queda nadie, los Potter murieron junto a tu amigo, el hombre del que decías estar enamorada está en Azkaban, ¿Serias capaz de arriesgar al único amigo que te queda? Piénsalo cariño, ¿que tienes allá afuera? no tienes a nadie. Si decides irte voy a encontrarte y vas haber deseado haberte quedado.

La mirada de Ella siguió a su madre hasta que desapareció de su vista, al estar en el silencio del salón su cuerpo cayo de rodillas al suelo dejando salir las lágrimas que llevaba conteniendo, su mano tapo su boca para omitir el ruido de los sollozos, ¿sería capaz de arriesgar a su propia hija? Dumbledore tenía razón, no estaba segura, su madre no se equivocaba, ahí afuera no tenía a nadie, estaba sola.

Un sollozo ahogado resonó en el salón, lo suficientemente fuerte como para que llegara a la niña de cabellos castaños, quien con curiosidad caminó hacia el sonido, la imagen de su madre con su cabeza oculta entre sus rodillas quizás era una que no iba a recordar justa tiempo después, las manos de la pequeña se posaron sobre las manos de su madre, quien ante el contacto alzó la cabeza, las cálidas manos de Meissa limpiaron las lágrimas que caían de los ojos de su madre, Ella miró a la niña y entendió que no estaba sola, la tenía a ella y haría todo lo que estaba a su alcance para proteger a ese pequeño rayo de luz de todos quienes quisieran hacerle daño, incluso de ella mismo, dejando la posición en la que se encontraba se arrodillo frente a la menor y tocó sus mejillas.

— Te prometo que vamos a estar bien, voy a protegerte, solo... tienes que ser fuerte, ¿Podrías hacer eso por mí?

— Si, lo seré.

— Esa es mi niña. —susurró dejando salir otra vez las lágrimas, sus manos dejaron de tocar sus mejillas y tocaron su cabeza, lo último que vio Ella antes de separar sus manos de la cabeza de su hija fue el rostro de Sirius Black.

Después de cada tormenta llaga la calma y Jesabella no pudo evitar pensar en que aquella calma, aquella paz y aquella luz que tanto buscaba no existía, no para ella, pero intentaría que la niña entre sus brazos pudiera tenerla, todavía podía intentarlo un poco más, todavía podía luchar, iba a luchar por ambas.

Jesabella Barker todavía tenía por quien luchar.

Flicker ➳ Marauders EraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz