ii. iii

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Please do it.


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La tensión que había dentro del salón podía ser cortado con un simple cuchillo de mantequilla, ninguno quería estar ahí presente, no siquiera el mismo maestro que había puesto el castigo había querido entrar al lugar dejando al par de adolescente dentro con la orden de limpiar y que él volvería dentro de un par de horas para supervisar, había huido antes de que las dos chicas pudieran empezar a protestar.

En una de las esquinas del salón se encontraba Marlene Mckinnon limpiando una estantería mientras que en la otra esquina estaba Jesabella Barker limpiando las superficies de la ventana, ninguna hablaba o decía algo dejando que el único ruido dentro del salón sea el mover de los insumos de limpieza o las pisadas que daban.

La Slytherin sabía que pelear con Mckinnon era un caso perdido, había aprendido de Remus que debía evitar meterse en problemas por peleas, Sirius en cambio dijo que la pelea no valía la pena si no era con él, pero Ella se olvidó de todo eso cuando la Gryffindor abrió la boca, ahora mismo ninguna de las dos recordaba porque empezó la pelea exactamente, solo podían tener en su cabeza la imagen de McGonagall interrumpiendo la pelea y castigándolas.

El salón de Defensa contra las artes oscuras había sufrido cierto percance que necesitaba ser arreglado, llevando a las dos chicas quienes terminarán solucionando el desastre que alguien de tercero había provocado por accidente.

Jesabella hizo una mueca al ver una pelusa pegarse en su uniforme, tomó la suciedad entre sus dedos y la quitó dejándola caer en el suelo, segundos después el sonido de libros cayendo y un grito llamó su atención, Ella no quería reírse, de verdad que no, pero la escena de ver a Marlene con libros encima fue mejor de lo que había esperado, la carcajada de la castaña inundó el salón atrayendo la atención de la afectada.

— ¡Deja de reírte! —gritó con molestia la rubia luego de quitarse ciertos libros y sentarse en el suelo, pero era obvio que la otra no iba a dejar de reír cuando sus manos tocaron su estómago ante la risa.

Marlene bufó con molestia, pero luego ambas empezaron a llenar el salón de risas, Jesabella limpio las lágrimas que salían de sus ojos ante el ataque de carcajadas y se quedó bajando poco a poco la intensidad al igual que la rubia que seguía sentada en el suelo.

— Eres algo torpe. —puntualizó la Slytherin mientras caminaba hacia Marlene para recoger los libros.

— No lo soy. —negó uniéndose a la recogida— Fue ese estúpido y viejo librero.

— Si claro. —murmuró con ironía. El silencio volvió a reinar entre ambas, dejando nuevamente que sea el sonido de sus movimientos los únicos que se escucharán en el lugar.

No había muchas palabras que las dos pudieran compartir que no fuera durante una pelea, Marlene jamás se había dado la oportunidad de conocer a la Slytherin y comprobar si era cierto lo que Lily o cualquiera de los merodeadores decía, se había quedado con la idea de la típica hija de sangres puras que crecía con el pensamiento de ser superior, quizás tampoco había ayudado la primera interacción entre ambas.

Nunca hubo una interacción fuera de las peleas que solían tener cuando la otra lo provocaban, en su mayoría Marlene, además los sentimientos que tenía por cierto azabache de cabellos largos había sido un detonante para el poco agrado que le llevaba, los sentimientos que Sirius Black tenía por Jesabella Barker no iban a cambiar y menos por ella, es un hecho que había aceptado el año pasado.

Marlene tomó una bocanada de aire ganándose la mirada de reojo de Ella.

— Dilo.

— ¿Qué? —preguntó Marlene ante el repentino hablar de Ella.

— Tienes ese comportamiento que suele tener Lily cuando quiere decir algo, pero no sabe cómo hacerlo. —explicó mientras recordaba las veces que la pelirroja solía actuar igual— Dilo, no voy a golpearte.

— No confío mucho en eso.

— Hablo en serio.

— Lamento lo que dije, no estuvo correcto. —susurró dejando desconcertada a la otra adolescente— ¡Di algo! No lo hagas incómodo.

— Pues yo no lo siento. —murmuró mientras volvía a una de las esquinas a terminar lo que había comenzado— No te agrado, lo entiendo, pero eso no te da el derecho a juzgar lo que esté haciendo, es mi vida, no tuya.

— No lo decía...

— Sé qué piensas que estoy jugando con los sentimientos de Sirius. —interrumpió luego de dejar salir un suspiro de cansancio— No lo hago.

— No parece.

— Sirius sabe lo que hago, incluso si él se oponía sabe mi razón de hacerlo, sabe porque es importante para mí seguir con ese juego de apariencias.

— Lo estás poniendo en peligro. —musitó la rubia, pero Ella negó con la cabeza mientras veía de reojo los movimientos que la Gryffindor hacía.

— No dejaría que lo tocaran, a ninguno de ustedes en realidad.

— ¿Ustedes? —inquirió con el entrecejo fruncido.

— No me agradas Marlene, la mayor parte del tiempo tengo ganas de golpearte la cara, pero a ellos les agradas.

Marlene abrió la boca para decir algo, pero el maestro había entrado al salón mientras elogiaba el trabajo que habían hecho en el salón, su mano acarició una de las superficies y sonrió al ver que no había polvo en sus dedos, con aquella sonrisa satisfecha en el rostro despidió a ambas enviándolas a cada una a su respectiva casa. Jesabella movió la cabeza ante las palabras del maestro siendo la primera en alejarse del salón rumbo a las mazmorras, donde se encontraba la entrada a la casa de Slytherin.

Jesabella se cruzó de brazos y atravesó la puerta hacia la sala común donde había muy pocas personas a esa hora de la tarde dentro, el cuerpo de esta se lanzó a uno de los sillones dejando salir un suspiro ante lo cansada que se encontraba de limpiar los destrozos de alguien más, su cabeza se recargo en su palma y abrió los ojos por unos segundos al percibir un aroma dulzón en el aire.

— Regulus Black por eso eres mi favorito. —murmuró con una sonrisa al ver cómo el de cabellos oscuros colocaba un pedazo de postre en la mesa frente a ella.

— Creí que era Sirius.

— Bueno, en realidad serían Andrómeda y Narcissa, pero ninguno de ustedes merecía saberlo, sobre todo Sirius, se vuelve insoportable a veces.

— No sabía que conocías a Andrómeda. —murmuró para luego mirarla con sorpresa— ¿Dijiste Narcissa? ¿Prefieres a Narcissa antes que a Sirius o a mí?

— Vaya, se nota que son hermanos. —molestó y Regulus chasqueó la lengua, pero aun así sonrió— Tienes puntos menos por eso.

— Lamento molestarte con mi existencia.

— Mi existencia es mejor porque estás aquí Reg. —dijo con una sonrisa mientras le daba un suave toque con su pie en la pierna de éste— Eres mi tercer Black favorito.

— ¿Podría presumir eso con Sirius? —cuestionó con una ceja alzada, Ella soltó una carcajada y asintió.

— Por favor hazlo.


Flicker ➳ Marauders EraWhere stories live. Discover now