ii. iv

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I like that Ella.


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Sirius Black creía que sus amigos sacaban lo mejor de él, que en realidad el hombre que su familia aborrecía no existía, pero viendo a Jesabella Barker festejar el haber ganado un partido de ajedrez mágico le hizo darse cuenta que no sacaban lo mejor, él quería ser mejor por ellos, por ella, porque haría todo lo que estuviera entre sus manos si podía conservar el aura despreocupada y la sonrisa en el rostro de ella por toda una vida.

Sirius quería ser mejor por Ella, quería ser todo lo que necesitara, un hombro para llorar, alguien con quién reírse, alguien que estuviera de pie junto a ella, Sirius quería ser la persona que pudiera sostenerla cuando estaba a punto de caer al suelo o bien ser quien pudiera estar acostado a su lado en el mismo hasta que tuviera las fuerzas para levantarse.

Cualquiera que estaba en las cercanías de Black podía ver la suavidad y admiración con la que miraba a la Slytherin, una mirada que solo estaba para ella, algo que ponía molestas a quienes sentían atracción por él, porque ninguna podría ser mirada de esa manera, pues no importaba cuántos corazones Sirius habría roto, el de Jesabella era uno que atesoraba y cuidaba como si fuera lo más precioso que existe.

En realidad Sirius no recordaba con exactitud en qué momento cada estudiante femenina dentro de Hogwarts dejó de existir para él, un día simplemente encontraba molesta la manera en que Ella reía ante algo que un Ravenclaw dijo, habían peleado por eso, lo que no era una completa novedad, lo que si fue una novedad fue como Sirius empezaba a rechazar a cada fémina que se le acercara, pero seguía resultando difícil porque Jesabella Barker era por mucho algo que Sirius Black no se merecía y aun así tenía la suerte de que los ojos de ella también se iluminaran cuando él estaba cerca.

Sirius Black era un bastardo con suerte, uno con mucha pero mucha suerte, porque Jesabella seguía aceptándolo, seguía ahí tras cada pelea o cosa que él hiciera, por Merlín, Sirius sabía perfectamente que Ella se merecía algo mucho mejor que un repudiado traidor de la sangre. Sirius Black no quería ser una mejor persona por otros, le daba igual como lo vieran, él quería ser mejor solo por la persona que envío una pequeña y suave sonrisa en su dirección desde el otro lado del salón.

Definitivamente Sirius haría todo por seguir viendo esa sonrisa todos los días de su vida.

— Tómale una foto, va a durar más. —se burló James ganándose las miradas de Sirius y el resto de merodeadores.

— Eres el menos indicado para burlarte.

— Y al menos Ella si le hace caso. —murmuró Peter atrayendo la mirada de todos, Sirius alzó los brazos como si festejara las palabras de este, logrando que él solo se encogiera en su lugar.

— Voy a prohibir te juntarte con Ella, te estás convirtiendo en un ser sin sentimientos. —dijo James mientras tenía su mirada enfocada en la supuesta culpable de la actitud tan salvaje de Peter.

Lentamente la multitud que rodeaba a la fémina se disipó dejándola con una sonrisa burlona en el rostro ante las ganancias que había obtenido por el juego, con toda la gracia del mundo se levantó y caminó hacia la mesa de los leones enfocándose en cierto azabache en específico.

— James te invito a salir este sábado. —el mencionado casi se atragantó con su comida al escuchar esas palabras salir de la boca de Jesabella, ambos ignorando completamente el ruido que hizo el otro azabache a su costado.

— ¡Traición! —chilló Sirius.

— ¿Ustedes escucharon algo? —el resto de merodeadores negaron con la cabeza logrando que Sirius los mire ofendido a todos— ¿Aceptas o no?

— Supongo que sí.

— Bien, te diré dónde nos veremos luego. Adiós.

— ¡Ella! —se quejó Black alargando la última vocal de su nombre, pero la aludida no presento mucha atención a las quejas de él, pues solo se siguió caminando hacia la salida del gran comedor.



─ ✦ ─



No era nada raro que Ella Barker fuera una de las mejores en la clase de Herbología, pero no sentía tanto aprecio por las plantas extrañas que había ahí dentro. De hecho, Ella podía recordar que en su primer año una planta que ya no recordaba el nombre había gritado tan cerca de su oído gracias a un Ravenclaw que no había seguido las instrucciones dejándola con un horrible sonido en su cabeza, desde ahí había empezado a sentir un disgusto por algunas plantas dentro del invernadero.

El estudio de plantas más peligrosas era una advertencia que se hacía si pensabas tomar la clase luego de haber realizado los TIMOS, no todos se aventuraban, pero quienes lo hacían tenían en cuenta esa advertencia siempre que entraban al invernadero, sin embargo, todavía quedaba ese pequeño porcentaje de que algo ocurriera, como aquel día donde alguien fue atacado por la tentácula venenosa.

— Eso fue estúpido. —susurró a su costado una Hufflepuff con la que nunca se había dirigido la palabra en todos esos años, Ella asintió.

— No es que me guste juzgar, pero fue muy estúpido.

— La clase terminó, pueden irse. —escuchó decir al maestro mientras llevaban al atacado a la enfermería. Las dos chicas rieron en voz baja al ver tropezar a sus compañeros y profesor gritar.

— Creo que nunca hemos hablado, Ella, ¿cierto?

— Si, pero creo que nunca supe tu nombre. —murmuró con un suave sonrojo en sus mejillas ante la mirada con la que la Hufflepuff la miraba.

— Alex, mi padre tenía que elegir mi nombre y quería un niño. —explicó brevemente, pero a Ella poco le importaba si el nombre iba dirigido a un hombre una mujer— Por cierto, felicidades por tu compromiso.

— Ugh, ni lo menciones. —musitó ganándose la risa de la fémina de cabello corto a su costado, ambas empezaron a caminar hacia el exterior.

— No te ves muy feliz de querer casarte.

— No, no, lo estoy, es solo que quiero tener cinco minutos más de libertad antes de la boda.

— Ir de fiesta, emborracharte, drogarte, tener sexo, entiendo, no suena bonito ir directo al altar.

— Quizás no tanta libertad. —dijo con una sonrisa que contagio a la otra— Fue mi decisión también así que no puedo decir que no estoy contenta.

— ¿Entonces de verdad estás feliz de casarte? —Ella asintió sin hacer ver que todo lo que decía era algo que había repasado constantemente para mantenerse en el papel de alguien que estaba de acuerdo con todo lo que pasaba, pero por alguna razón aquella Hufflepuff solo sonrió y asintió con suavidad— No te vez como alguien que sigue mucho las reglas.

— ¿Cómo me ves entonces? —preguntó deteniéndose para hacerle frente.

— Como alguien que es fuerte pero frágil a la vez, bonita pero peligrosa, que protegería a todos si estuviera a su alcance hacerlo, que es capaz de enfrentarse a todos. —mencionó sin despegar la mirada de la Slytherin— Me gusta esa Ella.

Ella bufó mientras se cruzaba de brazos, pero aun así sonrió y asintió.

— A mí también me gusta.

Flicker ➳ Marauders EraWhere stories live. Discover now