ii. viii

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Why do it alone?


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La primera nevada de invierno se había adelantado, estuvo mucho más antes de lo que cualquiera habría esperado, ninguno habría esperado levantarse y encontrarse con una capa de nieve cubriendo los alrededores del castillo, incluso de más allá de él, ciertos estudiantes habrían salido corriendo a jugar en ella de lo ser porque las clases de lo impedían, parecía como si la llegada completa del invierno hubiese cambiado el ánimo de mucho de ellos, pero para una en específico solo empeoró.

Al llegar al gran comedor luego de haber tenido la peor de sus clases de Herbología debido al frío que hacía en el exterior pudo percatarse de como una lechuza de color negro volaba en su dirección, su cuerpo se tensó ante el ave que se había encargado de dejar un sobre, esta vez no siquiera se había encargado de tomarla con rapidez, solo la dejo en el lugar que el ave había dejado.

Tras unos minutos de observar el objeto sus manos por fin tocaron el sobre, el sonido de este al ser rasgado el causo un escalofrío más en ese momento no sabía si era por el contenido o por el clima, su cabeza al menos quería creer que se trataba de lo último. Lo sorprendente de la carta fue ver los rastros de sangre en ella y como en medio de esta solo estaba una frase: «Se lo que intentas, Jesabella.»

La carta entonces se arrugó entre sus manos mientras se levantaba del asiento y caminaba hacia la salida del gran comedor, él lo sabía, automáticamente todo se había convertido en una cuerda floja de que la que estaba a punto de caer, pero se negaba, se negaba a qué Eleazar ganara, pero no tenía mucho por hacer, sobre todo no cuanto estaba encerrada en el castillo entonces un recuerdo apareció en su cabeza.

La voz de su padre hablando de Albus Dumbledore parecía tan clara y a la vez tan distante, pero era suficiente como para que tuviera a Ella corriendo por los pasillos ignorando la voz de uno de los prefectos sobre correr, no es como si fuera a hacerle caso a la Hufflepuff, no en un momento como ese, incluso podría aceptar un castigo, pero primero tenía que llegar donde el hombre de cabellos blancos.

En realidad, Ella no confiaba tanto en el profesor como cualquier otro lo haría, si bien el hombre tenía su renombre gracias a ciertas acciones que había hecho seguía sin tener la confianza de que pudiera ser de utilidad en una situación como en la que ella estaba, podía incluso culpar de esa poca confianza a la misma persona que había puesto al hombre en su cabeza.

La mirada de Albus Dumbledore parecía analizarla cuando la vio frente a él, como si quisiera descubrir por sí solo todo lo que ella intentaba ocultar, Ella jamás dejaría que una persona intentara romper la barrera que siempre ponía, pero aun así se vio contándole al profesor la razón por la que estaba ahí, no había otra opción y él le dio una.

— ¿Por qué hacerlo sola? —inquirió el hombre, la adolescente se encogió de hombros para restarle importancia.

— Sería egoísta poner a alguien más en peligro.

— ¿Qué hay de tu hermana?

— Holland está tan interesada como yo en destruir a mis padres, pero Eleazar... —una risa sarcástica salió de entre sus labios— Él haría cualquier cosa por seguir siendo el preferido de mis padres, el hijo perfecto, él me odia, siempre vi la manera en que me miraba, como si supiera que le fuera a quitar algo, la perfección tiene un costo profesor.

— Sin embargo, lo que hacen sigue siendo peligroso, lo que hiciste con los Thompson podría tener un costo.

— A estas alturas ya no se ni lo que estoy haciendo. —susurró— Escuché todo lo que Eleazar habló con Garret una vez, él hizo todo lo que yo hice aun estando en clases, se aprovechó de que no quisiera enfrentarlo, si acepté seguir con esta absurda idea es porque él sabe de ellos.

— ¿Quiénes?

— Eleazar, incluso Garret saben de James, Remus, Lily, Sirius, incluso de la insoportable de Marlene y ni siquiera se... —Ella frunció el ceño y apretó el puño al caer en cuenta de algo, sus ojos se tornaron oscuros ante la furia que había sentido y puro jurar que aquello de ver rojo en realidad si era cierto.

Albus Dumbledore la vio levantarse de su asiento y salir por la puerta, no había podido detenerla, no lo habría escuchado, Jesabella ahora mismo no escuchaba a nadie aún que tampoco es como si se habría detenido, la mano de Ella pudo sentir su varita siendo apretada con fuerza, su cabeza no dejaba de pensar en la mujer de cabellos casi rojizos que había estado más de una vez dentro de su hogar, alguien a quien no le habría confiado absolutamente nada.

El estruendo que hizo el cuerpo de Samara Greyson al ser golpeada contra la pared retumbó en todo el corredor, la de cabellos rojos sonrió al sentir la punta de la varita en su cuello, sus manos se alzaron en señal de no querer buscar pelea, pero aquella falsa inocencia Jesabella no se la creía.

— ¿Qué le dijiste? —inquirió a lo que Samara soltó una risa.

— Es fácil entrar a tu cabeza cuando duermes. —mencionó sintiendo cada vez la varita apretarse aún más en su cuello— ¿Sirius Black? ¿En serio?

— Samara, piensa mejor lo que estás haciendo, Garret no pondría las manos en el fuego por ti, ninguno de ellos lo harían.

— ¿Crees que busco la defensa de alguien? —inquirió para luego sonreír y negar con la cabeza— Se lo dije a tu hermano, Eleazar estaba tan interesado en como de repente decidiste jugar el papel de la hija perfecta que sigue las reglas, incluso yo lo vi extraño, entre en tu cabeza hace dos meses, hay cosas que sigo sin poder ver, pero...

— Si yo fuera tu buscaría la protección de alguien, te aliaste con mi hermano, pero te olvidaste que ambos tenemos la misma sangre. —murmuró Ella con una sonrisa mientras ladeaba su cabeza y bajaba la varita del cuello de la otra— A mí tampoco me va a temblar la mano cuando tenga que deshacerme de ti.

Flicker ➳ Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora