iii. xviii

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The son you despise so much.


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Regulus Black murió, aquellas tres palabras seguían repitiéndose en bucle en la cabeza de Jesabella, enterarse de eso fue un golpe del que no iba a recuperarse pronto, menos cuando hace tan solo un par de días de la noticia recibió una carta de su parte, debió sentir que algo ocurría, su carta se sentía extraña. Las especulaciones tras su muerte lo siguieron, incluso lo condenaron de cosas que ni siquiera sonaban lógicas, pero ellos no conocían al Regulus que Ella se atrevió a conocer y eso fue lo que más la lastimó, porque debió haber hecho más para convencerlo de irse de ahí, debió ayudarlo.

Meses después lo siguió su padre Orión Black dejando finalmente a Walburga Black sola, Ella no sentía compasión por la mujer peor aún por su esposo, sentía desprecio hacia ellos después de todo lo que les hizo pasar a sus hijos, sentía que su odio salía natural al tener cerca o escuchar el nombre de ella, curiosamente Walburga albergaba cierto interés en la menor de los Barker, sentía una pizca de esperanza de que ella hiciera entrar en razón a su hijo mayor, como si la compañía de Ella pudiera regresarlo al camino que ellos tanto luchaban por inculcar en sus hijos, una parte de ella estaba dispuesta a dejar pasar por alto el hecho de ser un Gryffindor si regresaba dispuesto a apoyar sus ideales, lastimosamente en Ella se ocultaba el mismo pensamiento que su hijo tenía.

Ella sentía que Walburga Black estaba cosechando lo que sembró, que estaba pagando por todo lo que causó y aun así no pudo evitar mirarla con curiosidad y lástima cuando una mañana apareció en casa de sus padres fingiendo que incluso después de todo seguía manteniéndose imponente.

— ¿Qué hace aquí Sra. Black? —preguntó al ver a la mujer sentada en uno de los sofás, los ojos oscuros de la mujer se posaron en ella causándole un escalofrío que intento disimular caminando.

— Pasaba a visitar. —respondió con simpleza, pero ocultaba algo, Ella lo sabía y sintió pánico ante la idea, la mujer desvió la mirada hacia el cuadro que reposaba sobre la chimenea— Lamento lo de tu hermano.

— Y yo lo de Regulus y su esposo, pero estoy segura que no soy la persona en la que quisiera apoyarse.

— ¿Conociste bien a mi hijo? —preguntó ignorando el tono que había usado, Ella se sentó en el sofá frente a la mujer.

— Quiero creer que sí.

— ¿Y a Sirius?

Ella se quedó callada, Walburga volvió a enfocar su atención en la mujer de cabellos castaños frente a ella, esperando una respuesta que ya conocía y ella se la dio, asintió con su cabeza y se cruzó de brazos.

— No sé a dónde quiere llegar, Walburga.

— Quiero conocer a mi nieta. —Ella sintió que su corazón dejó de latir por un segundo, incluso pudo asegurar que el aire no llegaba a sus pulmones, pero se recompuso con rapidez, tenía que hacerlo incluso si la mujer notó la manera en que su cuerpo se tensó.

— No sé de qué habla.

— Esa niña es lo único que queda de los Black y estoy dispuesta a proteger mi linaje. —argumentó dejando helada a Ella, tenía tantas preguntas que hacerle a la mujer, pero el sonido de pasos interrumpió cualquier cosa que pudo haber salido de la boca de Ella.

— No sé quién te contó esas mentiras, Walburga, mi nieta no tiene nada que ver con tu ruin familia. —escupió el padre de Ella, Walburga desvió la mirada de la fémina frente a ella para ponerla en el hombre y mirarlo con seriedad, aquella mirada volvió a causar escalofríos en Ella, pero esta vez al recordar a Sirius en la mirada de la mujer.

— Limpia tu sucia boca antes de hablar de mi familia.

— Cuidado con cómo me hablas, has venido hasta mi casa diciendo falsos testimonios y ahora quieres faltarme el respeto.

— ¿Falsos testimonios? Te muestras tan a la defensiva ante la idea de que esa niña tenga en sus venas la sangre de los Black.

— Estaría condenada de ser así, con todo respeto Walburga me gustaría que salieras de mi casa y dejes a mi familia...

— ¿Por qué quieres conocerla? —inquirió Ella deteniendo a su padre quien la miró con molestia ante la revelación que hizo, pero ella lo ignoró mientras se levantaba del sofá y daba un paso más cerca de la mujer— Si fuera tu nieta eres consciente que se trata de la descendencia del hijo al que tanto desprecias, al que odias, entonces, ¿Por qué conocerla? —la mujer se quedó callada y Ella bufó, dejando salir la furia contenida por tantos años en la mujer que hizo daño a los hermanos Black— Eres una hipócrita, Walburga, jamás te interesó la vida de Sirius, no es que ahora un corazón creció en ti y quieras conocer a la supuesta hija de tu hijo. Lamento ser yo quien te lo diga, pero las acciones que tomes ahora no van a cambiar lo que hiciste.

Walburga Black guardó silencio y desvió la mirada, no era una acción típica de ella, Jesabella estaba segura de que la mujer iba a reaccionar con furia y que probablemente le saldría espuma de la boca ante la rabia que dejaría salir las palabras que iba a decirle, pero el llanto de una bebé evitó que eso pasara, en su lugar solo miró una última vez a Ella y se marchó.

La joven madre abandonó el salón aprovechando el llanto de su hija para evitar a su padre, caminó hacia donde había dejado a la pequeña durmiendo y la tomó entre sus brazos, calmando los llantos automáticamente.

— ¿Tuviste un mal sueño? —preguntó en un susurro al todavía escuchar los suaves sollozos y de ver unas lágrimas mojar las mejillas sonrojadas, los ojos oscuros de la bebé miraron a su madre, era muy pequeña aún y aun así sentía que podía ver a Sirius en sus ojos.

Y se sintió asqueada, no por el recuerdo de él, se sintió asqueada por la mirada que Walburga Black poseía y como aquellos ojos le traian un pequeño parecido, ni siquiera podía recordar haberla visto sin aquel semblante de seriedad y superioridad, sin que su mirada se mostrara fría y calculadora, porque Walburga Black era cualquier cosa menos una persona que se dejará ver vulnerable. Odiaba darle la razón, pero tenía que admitir que Meissa representaba a la siguiente generación de aquella familia, incluso si quería odiar a la mujer sus palabras hicieron eco en su cabeza, quizás no quería protegerla, quizás solo no quería sentirse sola después de haber perdido a su familia y era un pensamiento que la perseguía porque ella se sentía igual de sola.

Los merodeadores eran lo único que conocía como familia y los perdió, era estúpido compararse de esa manera con la matriarca de los Black, porque ella también solo tenía a Meissa. Definitivamente Jesabella no estaba pensando con claridad, muy probablemente ella buscaba una redención a algo que desconocía o no sabía que buscaba.

Jesabella tenía razón, las acciones que tome ahora no iban a cambiar lo que ya ocurrió, pero podría tener un impacto en las siguientes, aquella noche de otoño se aventuró a tocar la puerta del 12 de Grimmauld Place esperando una.

Flicker ➳ Marauders EraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora