-No he estado más segura en toda mi vida -le confirme aceptando las bonitas tizas que al parecer ya había usado la zanahoria una vez.

-Alec -llamó al pelinegro quien se acercó sin quitar todavía su aspecto serio. Esto no le está haciendo ni una pizca de gracia-, prepara a tu prometida.

Era la primera vez que se referían así a mí. Sólo espero no pasar de ser Hera Hadid, a la esposa de Alexander Lightwood.

-Marax es un demonio mayor, por lo que la runa dolerá mucho más que las otras -Me advirtió sacando la estela de su bolsillo donde acostumbra a llevarla.

-Bueno, a lo hecho pecho -le resto importancia mientras se saco la cazadora. Llega un punto en el que encontrar un sitio donde hacerte una nueva runa puede ser una tarea complicada.

-¿Aquí? -señala con su dedo la parte trasera de mi brazo. No podré ver la runa, aunque prefiero evitar tener que volver a invocar otro demonio mayor en el futuro, por muy emocionante y excitante que me esté pareciendo la situación.

Con un asentimiento de cabeza, pegó la punta de la estela a mi piel. Poco tardé en sentir el profundo dolor, y es que no se equivocaba, dolía como los mil demonios para tratarse de una runa. Mi piel parecía arder en fuego, y este iba en aumento a medida que iba trazando la runa. Me mordí el labio en un intento de no emitir ningún chillido mientras alguna lágrima que otra se escapaba en total silencio de mis ojos los cuales había cerrado con fuerza.

-Listo -me avisó cuando alejó la estela de mi cuerpo y el dolor fue menguando. Limpié con el dorso de mi mano mis mejillas, y si bien ambos sabemos que vio mis lágrimas, no comentó nada al respecto.

-¿Quieres que te eche una mano? -se ofreció la zanahoria acariciando las tizas. Por su sonrisa estoy segura de que se encuentra recordando viejos tiempos.

-La verdad te lo agradecería -acepto mirando con el ceño fruncido el pentagrama con múltiples detalles y runas demoniacas.

Con la ayuda de Claryssa todo resultó mucha más sencillo y rápido. Hablamos de temas triviales durante el proceso para hacerlo más ameno, y aunque intenté sonsacarle algo sobre mi despedida de soltera, quedo en eso: un intento.

-Nada mal -nos felicitó la bruja mirando el pentagrama ahora dibujado en el suelo-. Como hay solo cinco puntas uno deberá hacerse a un lado.

-Yo lo haré -se ofreció la zanahoria guardando la última tiza en su sitio-. Si pasa algo podré ayudar con mis runas.

Caterina ocupó la punta superior y principal, puesto que es ella quien dirigirá la invocación. Belle y yo nos situamos cada una a un lado, quedando así una frente a la otra. Alexander, casi arrastrando los pies y sin perder su ceño fruncido se puso a mi lado, dejando al rubio entre él e Isabelle.

-¿Nos pedirá lo mismo a cambio que la última vez? -preguntó Isabelle.

-Valak es el Demonio de la Memoria, y a cambio de los recuerdos de Clary, pidió uno de cada uno de vosotros, así que con Marax no se sabe -su respuesta no nos dejó muy tranquilos como quien dice, pero ya es demasiado tarde como para echarse ahora hacia atrás.

Tomando nuestras manos, sintiendo como una extraña energía nos conectaba unos a otros cerramos el círculo. Sólo entonces, la bruje empezó a decir unas palabras en latín que no logré comprender.

AlecWhere stories live. Discover now