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MIRI POV:

Es por la mañana y ya todos deberían estar aquí preparados, pero al parecer anoche todos tuvieron una noche bastante movidita.

Cogí una taza y la llené con café. Anoche no paré de darle vueltas al asunto de la operación. ¿Cuál sería la mejor forma de actuar ahora? Hemos conseguido encontrar a Mustang y tenerlo localizado, sabemos que está en la ciudad y que no se va a ir de momento, ¿pero cómo actuamos ahora?¿Cómo vamos a poder atraparlo? Tenemos que adelantarnos a Ángel del Río.

Miller apareció en la cocina, no llevaba su traje, vestía totalmente de negro, con una camiseta de manga larga.

–Vaya... pareces cansado, ¿una noche larga?–pregunté. Cada vez desconfío más de Miller, cada vez le veo hacer cosas más raras y turbias.

–Llegué tarde de la reunión.–dijo serio.

Carraspeé la garganta, es mi momento de poder tenerle con la correa en corto. Me acerqué a él.

–Anoche te vi.–dije seria. En ese momento Miller se tensó y clavó sus ojos en mí, esos ojos de cazador. Se me pusieron los pelos de punta, su lenguaje corporal era muy agresivo. Él y yo no nos llevamos bien y aunque algo hemos mejorado nuestra relación trabajando juntos, él me sigue despreciando.

–No se de qué hablas.–dijo serio.

–Anoche mientras dormía, me desperté porque escuché unos ruidos, me asomé al pasillo para ver de dónde procedían los ruidos y te encontré ahí en el pasillo, de pie, meneándotela mientras espiabas a Jack y Lena.–dije en voz baja.

Miller en ese momento rápidamente me cogió del cuello y me estampó contra la nevera de la cocina. ¿Qué les pasa a los hombres con coger del cuello a la gente?Ayer Mustang igual.

–¿Qué me quieres decir Miranda?–dijo acercándose a mí mirándome como un cazador a punto de deborar a su presa, sus ojos me resultaban aterradores.

– Que te la he visto y  tienes una buena polla James, muy buen tamaño y bastante gorda.–dije con una sonrisa en la cara.

Miller me volvió a estampar contra la nevera pero más violentamente, empecé a tener dificultad para respirar.

–Miranda no estoy para bromas.–me dijo apretando aún más. Con mis manos cogí la suya para intentar quitármela del cuello.

–Tranquilo no voy a decir nada, me guardo el secreto, no me voy a chivar  que te gusta espiar y masturbarte mientras ves a otras personas follar.–dije intentando respirar.

–¿Qué quieres a cambio?–me preguntó. Miller es inteligente, sabe que le iba a pedir algo.

–Un favor–dije. Él me soltó definitivamente. Tosí e intenté coger aire abruptamente. Coloqué mis manos en las rodillas e incliné el pecho hacia abajo intentado recuperar el aire. Miller es peligroso, me hubiera apretado aún más y me mata.

–¿El qué?–se agachó para mirarme a la cara mientras yo intentaba recuperar el aliento.

–Ya te lo diré más adelante, pero recuerda que me debes un favor, si no quieres que Lena se entere de lo que haces a escondidas, estoy totalmente segura que a ella le va a dar mucho asco saber este secretito.–dije, Miller apretó el puño y se me quedó mirando con mucha rabia.

–¿Qué está pasando aquí?–entró Jack en la cocina, con el pelo mojado, acababa de salir de la ducha.

Miller se reincorporó y se separó de mí. Luego miró a Jack.

–Reunión en 10 minutos en el comedor.–dijo llenándose una taza de café y saliendo de ahí.

Jack me miró y la dificultad que tenía para coger aire.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaWhere stories live. Discover now