12.

98 7 18
                                    

MIRI POV:

Miller se ha arriesgado muchísimo intentando lidiar él solo con Ángel del Río. No sé como estará Lena pero estoy segura que ahora mismo está subiéndose por las paredes viéndolo todo desde esa furgoneta encerrada y escuchando todas las conversaciones, debe ser frustante ser testigo de todo y no poder actuar sabiendo que la situación es delicada; especialmente para Lena que estaba acostumbrada a la acción. 

 Rufus nos ha dicho ya que su parte del plan ha sido llevada con éxito, ya le ha dado la carta con el mensaje a Hackie y Tony. Estoy segura que Hackie sabrá descifrarlo y entenderá todo, sabrá que su compañera y amiga sigue viva, espero que eso haya tranquilizado a Lena.

Ahora me toca a mí hacer mi parte y probablemente sea la parte más difícil pero sobre todo delicada, no puedo meter la pata. Han depositado en mí mucha responsabilidad, también porque he sido yo quién la ha pedido y por una parte me reconforta saber que todos en este equipo confían en mí como para confiarme una parte tan importante del plan, pero por otra noto que estoy sometida a muchísima presión.

Con decisión me acerqué a mi objetivo. Rufus ha realizado su parte sin problema. Miller ha controlado la situación de Ángel del Río y está garantizando la seguridad de todo este recinto, me toca a mí.

–¿Me has echado de menos?–aparecí por la espalda de Mustang y Luna. Los rodeé con mis brazos por detrás quedándome a sus espaldas con mi cabeza entre medias del hombro derecho de Mustang y el hombro izquierdo de Luna. He estado encondida todo este tiempo detrás de un árbol, mirándolo todo con mis prismáticos hasta que los he encontrado y me he acercado discretamente a ellos para sorprenderlos y parece que sí que están muy sorprendidos. 

Al notar mi tacto e identificar mi voz Mustang se tensó. Se encontraba muy flaco y desprendía un fuerte olor a tabaco. Está muy deteriorado. 

–¿Quién es esta?–dijo Luna.

–Cállate no estoy hablando contigo Satélite.–entrecerré los ojos mirándola. Desprende un aura tan oscura, desprende aura de toxicidad y problemas.

–Me llamo Luna– empezó a decir pero la interrumpí.

–¿Y qué es lo que he dicho?– rodé los ojos. Mustang seguía paralizado.

–¿Cómo has conseguido salir de la cárcel Miranda?–me preguntó con su voz ronca.

–¿Crees que realmente llegué a entrar?–mentí, quiero hacer que Mustang se emparanoie y el miedo se empiece a apoderar de él. Voy a hacerle sentir que voy detrás de él.

–Sabía que Lena no se había suicidado. ¿Has sido tú?¿Has sido tú quién la ha matado?–me preguntó girándose y mirándome. Luego apartó a Luna de un manotazo y me cogió del cuello. La verdad que esa agresividad me sorprendió, no me la esperaba de Mustang... 

–¡Por dios Miranda, ten cuidado!–escuché en mi oído el jadeo preocupado de Lena por el pinganillo.

Miré los ojos verdes rasgados de Mustang fijamente y sonreí, mientras notaba como me faltaba el aire. Pobre Mustang, no es conciente que estoy jugando con él y su pobre cuerpo se ha convertido en un contenedor frágil, no es el fuerte cuerpo que era antes. Va a tener que aflojar su agarre porque no puede apretar más tiempo, su débil fuerza no le permite aguantar más tiempo. Me soltó. Patético. 

– Yo que tú me tranquilizaría, hay un francotirador a dos manzanas de aquí y eres tú su objetivo.–dije usando la información de Ángel del Río que escuché por el pinganillo, solo con la intención de confundir aún más a Mustang. – Mustang, ya he acabado con John Scottson, con La Carterista, solo me quedas tú y ni te imaginas la satisfacción que me genera saber que te lo he arrebatado todo.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaWhere stories live. Discover now