1.

113 9 18
                                    

LENA POV:

– ¿Me puedes repetir por qué estás viniendo conmigo?–me preguntó Miller.

Han pasado ya un par de semanas desde que discutimos mis condiciones del trato. Después de haber sido estudiado por Big Momma, todas mis condiciones tienen luz verde y yo firmé el trato dejando claro que una vez atraparan a Mustang, se me juzgaría por mis crímenes y acataría mi condena, sea cual fuere sin ningún tipo de reducción.

Durante estas semanas he estado en mi celda de aislamiento pero recibiendo visitas casi diarias del agente Miller que me iba poniendo al tanto de toda la situación sobre Mustang. Además de que ya he podido tener tiempo al aire libre ejercitando y comiendo en el comedor con el resto de presas, aunque eso sí, sin contacto con ninguna de ellas, yo siempre separada. Para el resto de presas soy como un animal de circo mitológico, como un león con dos cabezas o algo así, soy esa leyenda que siempre han escuchado pero nunca creían verdad. Muchas mostraban interés en acercarse a mí pero mi escudo de agentes lo impedía, y luego a las otras, le daba tanto miedo que pudieran caer en algún tipo de encanto mío y ni siquiera se atrevían a mirarme.

Hoy es el día en el que van a hablar con Miranda y con Alexander para proponerle el trato que yo he firmado, la verdad es que yo espero que acepten, porque lo he hecho con la mejor intención.

– Pues porque me has dejado venir contigo, si no no podría haber salido de esa celda de aislamiento y porque tú sólo no vas a ser capaz de convencer a Miranda para que acepte el trato; y créeme cuando te digo que ella es fundamental aunque odie reconocerlo, es tremendamente inteligente y sabe cómo operar en este mundillo de manera rápida y eficiente. Miller.–dije mientras avanzaba a su lado por los pasillos. Él tan trajeado como siempre y yo con el pantalón gris y camiseta blanca, el uniforme de la cárcel. – ¿Te puedo llamar James? es que Miller es muy serio, ¿no te parece?

Miller resopló y me miró.

–Con todo el tiempo que vamos a pasar juntos, James está bien, pero nada de motes raritos.–avisó.

Sonreí.

La tercera condición de no tener cámaras ni micrófonos en mi tiempo libre también fue concedida. En cuanto se acabe de formar todo el equipo que se va a encargar de la operación, no podré separarme de Miller, será él quién me supervisará y me vigilará muy de cerca.

Me puso las esposas en las manos, pasó su tarjeta por una puerta y ésta se abrió. El sol me dio en la cara, achiné los ojos, echaba de menos esta sensación. Cuando me dejan salir al patio para tomar el aire, ya es tarde y apenas quedan rayos de sol y mucho menos que te den directamente sobre la piel.

Fuera había un furgón policial esperándonos. Me subí en la parte trasera y al lado mío se sentó Miller. Nos dirigimos a centro penitenciario en el que está recluida Miranda.

–¿ Por qué crees que Miranda no va a querer aceptar el trato?–me preguntó Miller.

–Miri está rota, totalmente rota, sobre todo después de la información que le dí antes de ser arrestada. Creo que se ha dado cuenta de todas las cosas que ha hecho mal, de todas las vidas que ha jodido y se cree que lo que la justicia dicte es lo que se merece, por tanto no va a querer expiar sus pecados por un camino fácil como es este trato, quiere asumir toda la resposabilidad de sus actos, sus asesinatos.–chasqueé la lengua y eché la cabeza hacia atrás.– además que me odia, y en ese trato pone que tendrá que trabajar codo con codo conmigo.

–¿Por qué si te odia la sugeriste a ella para tu equipo?–James estaba tan perdido.

–James, para ser el que ha estado investigando a los estafadores durante tanto tiempo y para ser la persona que ha estado al corriente sobre todo el desmantelaje de la organización no te enteras del buen drama, ¿eh?.–dije en tono burlón.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaWhere stories live. Discover now