Prólogo.

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LENA POV:

Estas inmediaciones son como un laberinto, lo único a lo que me he limitado a hacer es a seguir al agente Miller por estos largos pasillos de color blanco con cámaras de seguridad enfocándonos en todo momento, sé que estoy siendo estrechamente vigilada.

Después de pasar por varias dobles puertas que solo se abrían al recibir la autorización de la tarjeta que Miller pasaba por el sensor después de emitir un agudo pitido y estrenduoso sonido metálico, entramos en una sala recia en la que solo había una mesa un par de sillas y un cristal tintado al fondo.

Entré y tomé asiento, levanté la vista y cómo no, una cámara grabándolo todo. Miré hacia delante y me llevé la mano a la barbilla. ¿Quiénes serían los que están detrás de ese cristal? ¿Quiénes son los encargados de mi caso? Desde luego que Miller está actuando como el poli bueno.

Miller se sentó también después de cerrar la puerta y cogió una carpeta que se encontraba encima de la mesa. La abrió y comenzó a ojear el papeleo.

Yo me limitaba a mirar en silencio sus manos bien cuidadas con un anillo de sello. Miller no es muy mayor, de hecho me parece demasiado joven para estar tratando asuntos tan difíciles y delicados; aunque no me sorprende, viendo lo inteligente que es y además metódico que debe ser, pues las dos veces que le he visto siempre ha ido trajeado con todo perfectamente planchado, el pelo bien peinado y muy bien afeitado a salvo de su bigote cuidadosamente recortado y un pequeño triángulo a forma de perilla debajo de su labio inferior; es normal que alguien así aunque sea joven ascienda rápido.

– Antes de empezar a hablar lo que hemos venido a tratar debo hacer unas formalidades. Debo informarte que estás siendo observada y grabada en todo momento, todo lo que digas aquí podrá ser usado en tu contra en un juicio.– dijo serio.

– Soy consciente de esta información y la acepto– dije.

Miller asintió, me miró con sus ojos marrones que no eran muy grandes pero estaban enmarcados debajo de unas cejas cuidadas y rectas haciendo que su mirada fuera más parecida a la de un cazador y no una presa.

– Soy el agente del FBI James Miller y estoy aquí junto a Lena Jennings, conocida como La Carterista, vamos a realizar un trato extraoficial con permiso concedido por los superiores de la Agencia Nacional de Seguridad. Procedemos a detallar las condiciones.–dijo mientras miraba sus papeles.

Suspiré.

–¿Podemos dejar todas estas formalidades legales a un lado?– interrumpí.– Voy a ayudar a atrapar a Mustang, jefe de los estafadores, solo tengo cinco condiciones, si alguna de ellas no se cumplen no voy a cooperar.– sonreí porque sentía que volvía aunque en menor medida a recuperar poder.– Así de sencillo es.

Miller sonrió, sabía que tenía delante a una fiera difícil de amansar. Cogió un boli de un bolsillo interno de su chaqueta y un folio en blanco de la carpeta.

– Empieza con esas condiciones y veremos a qué acuerdo podemos llegar.– me invitó a comenzar a hablar.

–La primera y más importante de todas ellas, de no cumplirse me retiro rápidamente del trato dándome igual las repercusiones...– hice una pausa. Recuerdos de todos mis compañeros empezaron a aparecer en mi mente.– Todo aquel criminal con el que me ponga en contacto para avanzar en la operación de Mustang quedará totalmente exento en ese momento de ser rastreado para poder ser arrestado. Tengo muchos contactos, ninguno limpio legalmente y vamos a necesitarlos para poder encontrar a Mustang, si vais por ahí arrestándolos después de prestar su ayuda, nadie querrá ayudar y la principal ventaja que vais a tener conmigo respecto a la policía convencional son mis contactos y mi forma de moverme en la oscuridad legal.– dije muy seria.

Lena Jennings // La segunda parte de La CarteristaWhere stories live. Discover now