- Extra 4 -

1.6K 86 4
                                    

Noah, 20 años...

—Yo lo abordaré primero.

—Es un trabajo para la policía, chico. —Harry, un policía cincuentón, aunque fornido, me observaba con completa seriedad.

—Venga, que el imbécil golpeó a mi novia ¿Tú que harías? —su expresión cambió a uno un poco más blanda. Estaba cambiando de opinión —Tienes una hija, imagínate un idiota la golpea dejándole un puto ojo morado, ¿le reventarías la cara, no? Bueno, ahora yo tendré a ese idiota justo frente a mi, dame el placer.

—Te daré cinco minutos para lo que quieres hacer —respondió finalmente sacándome una sonrisa. No iba a matar a Mason, aunque ganas no me faltaran a decir verdad, pero sabía que con le visto bueno de un policía de alto rango, yo estaría cerca de la sección inimputable.

Llámenlo abuso de poder, me importa una mierda mientras pudiera volver a romperle la nariz a Mason. En este momento estaba más que feliz de haber hecho el curso con la policía y que mi instructor me hubiese adorado.

<<—Perimetro asegurado —habló la radio de Harry —Solo objetivo dentro de la casa>>

—Adelante —me autorizó el policía y así lo hice. En grandes zancadas llegué hasta la entrada y toqué el timbre, esperando pacientemente que el hijo de puta se asomara por la puerta. Agradecí que por una vez en su vida, Roma me hubiese hecho caso y no se hubiera acercado a la casa de Mason.

Cuando la puerta se abrió y Mason apareció con una sonrisa de suficiencia mis puños se apretaron por inercia. No era un tipo violento, pero podía verme disfrutando de esto.

—Nena, grata sor... —sus ojos se fijaron en mi y se abrieron con pasmo. Intentó cerrarme la puerta en la cara, mas fui lo suficiente rápido para detenerla antes de que me dejara afuera, y forzarla para que me dejara pasar.

—Cinco minutos —dije justo antes de darle el puñetazo más fuerte que había dado en toda mi vida, encajándolo justo en su ojo. Despedido hacia atrás, se tambaleó hasta caer al piso.

—¿Qué...?

—Contéstame algo —puse mi pie sobre su pecho, presionando un poco más fuerte de lo que debía —¿Te pone golpear y amenazar chicas, enfermo de mierda? ¿O eso solo por diversión?

Presioné un poco más fuerte cuando el idiota empezó a reír.

—¿Por eso estás aquí? —me miró con burla —Lamento decirte que mi estrategia funcionó. Tu novia está a nada de romper contigo según el mensaje que ella me envió.

Mason me observó esperando una reacción, esperando que me desestabilizara el hecho de que Roma lo hubiese contactado, siendo que yo, explícitamente, le había pedido que enviara el mensaje. Además de enfermo, estúpido tenía que ser.

Ya, menudo tarado. —saqué mi pie de su pecho —Levántate y escucha. Si te vuelves a acercar un pelo a Roma, a Caelia o cualquier persona que mi novia ame, te juro que te mando directamente al infierno. —Mason se levantó apenas —Y por si aún te queda alguna duda, fui yo el que envió el mensaje, no Roma.

Su cara se distorsionó por la furia, pobre bastardo, en verdad pensaba que Roma iba a volver con él. Aunque si no hubiese sido por sus movimientos bruscos y torpes, puede que no hubiese visto como metía su mano dentro de la chaqueta que traía puesta, o como la luz se reflejaba en el filo que estaba a punto de sacar.

El hijo de perra estaba armado. Creo que nunca me había alegrado tanto de que Mattia me hubiera obligado a acompañarlo a entrenar con la policía. 

Mason se acercó rápidamente blandiendo el cuchillo hacia mi pierna, al menos no me quería matar, a menos que estuviese eligiendo la opción más complicada para hacerlo. Aunque con lo estúpido que era no me habría sorprendido.

Su mano voló rápidamente hacia mis muslo, pero fui lo suficientemente rápido para sujetarla de la muñeca y lo suficientemente fuerte para lanzarla hacia atrás de su cuerpo y envolverlo en una llave. 

—Entonces, espero que hayas entendido. —susurré en su oído —Roma es mi chica, mi novia, mi mujer, como mierda quieras llamarle, me vale mierda. Vuelve a acerarte a ella y seré yo quien te entierre el cuchillo.

Sin perder tiempo, utilicé mi brazo libre para darle un poderoso puñetazo en la nariz, y aprovechando el hecho de que lo tenía sujeto contra mi cuerpo, otro puñetazo en la mandíbula y sien.

Escuché como la policía entraba a la casa por detrás de nosotros y solté su cuerpo. Cayó como saco de papas al piso provocando que los oficiales tuvieran que recogerlo y llevárselo prácticamente arrastrando de la casa.

—Te desahogaste —comentó Harry observando la cara de Mason cuando pasaron llevándoselo por su lado.

—El idiota se lo merecía. —murmuré pensando en mi hermano y el hermano de Roma. ¿Por qué jodidamente Mason seguía vivo y ellos no? —Podría haber seguido, pero me cortaron la inspiración.

Harry me observó con una ceja alzada —Lo habrías matado si seguías.

—Exacto —mascullé pasando por su lado y saliendo de la casa de Mason con dirección a la de mi novia.

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Where stories live. Discover now