Capítulo diez.

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Esta sensación de asfixia no era normal, creo que incluso la privación del queridísimo oxigeno fue la razón por la que desperté cuando mis ojos aún pesaban

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Esta sensación de asfixia no era normal, creo que incluso la privación del queridísimo oxigeno fue la razón por la que desperté cuando mis ojos aún pesaban. Dando respiraciones profundas, abrí los ojos solo para encontrarme con mi primo sentado sobre mi pecho para ver televisión.

¿Qué... ?

—Disculpa —hablé removiéndome hacia atrás. Por suerte, la manta que nos separaba permitió que el culo de Marco se deslizara fuera de mi pecho hacia mi estómago. —Pero en algunas partes del mundo como, por ejemplo, Italia, no es buena educación sentarse sobre tu familia, sobre todo cuando están durmiendo ¿Tú que piensas?

—¿De que hablas? —la voz de Marco sonó monótona, ni siquiera se dignó en despegar la vista del televisor.

—¿¡De qué rayos haces sentado sobre mí?!

Bajó la mirada al sofá en donde se encontraba mi cuerpo como si recién se enterara donde estaba, procedió a encogerse de hombros y volver la vista al aparato.

—Estas en el sillón —respondió después de unos segundos —Y yo me quiero sentar en el sillón, por lo tanto, me siento sobre ti.

—Vives en una mansión —le recordé—Hay tres sillones más.

—Ya, pero este es el que está justo frente al televisor.

Bruscamente me volví para averiguar que era tan interesante para que ni siquiera me mirase mientras estaba hablando, el muy...

Oh, The Notebook

—¿En qué parte va? —le pregunte, mi enfado convirtiéndose en resignación.

—Allie invitó a Noah a almorzar con ella y sus padres a su casa —contestó en modo zombie.

—Uh, no lleva tanto

—¿Por qué dormiste aquí? —la voz de Noah me llegó desde detrás del sillón, más concretamente, desde la cocina.

Hice un forzoso abdominal para pasar mi cabeza y poder ver por sobre el respaldo del sillón encontrándome con toda la familia reunida en la cocina completamente abierta hacia la sala, desayunando juntos.

—Yo... hum... —de un empujón logré sacar a Marco y darme el suficiente espacio para levantarme y caminar hacia los demás. —No podía dormir —terminé diciendo —Caelia se durmió en medio de la cama y no quería molestarla —le di una mirada significativa a mi amiga quien estaba tan roja como un tomate.

—En resumen —comenzó Santino —el comportamiento de Caelia ayer por la noche no la dejo dormir —todos se voltearon hacia Massimo cuando se atragantó con la leche que estaba bebiendo.

—Exactamente —caminé detrás del atragantado y le di varias palmadas en la espalda con un poco más de fuerza de lo normal. Esperaba que entendiera la señal de que me gustaba dormir en mi habitación —Por cierto, Satélite; no iremos a caminar hoy, supuse que podrías estar cansada, ayer fue un día... duro

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Where stories live. Discover now