Capítulo treinta y dos.

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Al volver a casa el mismo silencio cubrió todo; mis hermanos llegaron directamente a sus habitaciones, Caelia volvió con sus padres quienes estaban sorprendidos por el embarazo, pero con todo lo que ha pasado, al parecer lo aceptaron

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Al volver a casa el mismo silencio cubrió todo; mis hermanos llegaron directamente a sus habitaciones, Caelia volvió con sus padres quienes estaban sorprendidos por el embarazo, pero con todo lo que ha pasado, al parecer lo aceptaron.

—Hija. —me di la vuelta ante el llamado de papá quien había entrado a la cocina por primera vez  —¿Me ayudarías a hacer la cena?

Una pequeña sonrisa tiró de mis labios y las lágrimas se agruparon en mis ojos, me esforcé por contenerla, ya que sabía que para papá esto era difícil; sabía que para él sería increíblemente complicado tratar de tener una vida normal sin Massimo.

—Claro.

Preparamos la cena codo a codo; mientras yo picaba cebolla y carne para la salsa el cocinó la pasta y prontamente tuvimos una cena como las de antes.

—Iré a por tus hermanos, tenemos que hablar.

Papá salió de la cocina y no puedo negar que dudaba que mis hermanos bajaran para comer; no podía juzgarlos, tenía claro que todos tenemos maneras diferentes de afrontar el dolor, supongo que ellos preferían enfrentarlo solos, mientras que yo necesitaba que todo volviera a la normalidad, porque si no... si no todo era mucho más real.

Los silencios cargados de tristeza, que nadie quisiera bromear o contar su día, ya sé que parecerá absurdo ¿Que tiene de importante mi día cuando Massimo no lo está viviendo? Sin embargo, una parte de mi necesitaba desesperadamente poder seguir.

Para mi sorpresa todos bajaron, nos sentamos en la terraza, bajo un cielo estrellado a comer spaguetti, la comida favorita de Massimo. El llanto ardía en mi garganta y las tripas se me retorcía de dolor; no podía comer esto, no si él no estaba para disfrutarlo. No probé un bocado.

—El abogado que pedí para Massimo quiere hablar con nosotros —suelta de la nada papá —también pidió la presencia de Noah y Caelia en la reunión.

—¿Por que pediste un abogado para Massimo? —le preguntó Valentino.

—Massimo tuvo que firmar un acuerdo de si quería que lo mantuvieran con vida artificialmente en caso de...

El almuerzo subió por mi esófago.

—Massimo... —comencé dudosamente —¿Quería que lo mantuvieran conectado?

Todos miraron a papá quien negó con la cabeza suavemente. Por supuesto que no quería, Massimo estuvo hecho para estar vivo, no para no morir.

—¿Te dijo por qué quiere la reunión? —le preguntó Mattia

—Dijo que tenía algo para nosotros de parte de Massimo.

No pude más, me levanté corriendo de la mesa hasta el baño más cercano y vacié lo poco que comí en todo el día; el ácido quemaba mi garganta y las ya conocidas "lágrimas silenciosas" reaparecieron en mis ojos.

Una estrella más brillante [Vittale #1] EN EDICIÓN Where stories live. Discover now